La trágica historia de la abanderada de la Selección de Refugiados que irá a los Juegos

Habrá una Selección de Refugiados en los Juegos Olímpicos de Río 2016. En los últimos meses, muchas personas se han visto obligadas a tener que huir de su hogar por culpa de la guerra, en busca de un lugar mejor en el que tratar de escapar de la barbarie. Y, como en todos los ámbitos de la vida, en esta particular diáspora también se han visto envueltos deportistas de primer nivel, a los que el Comité Olímpico quiere proteger dándoles la opción de competir en Brasil.

Thomas Bach, presidente del Cómite Olímpico Internacional, anunció que habrá 207 equipos presentes en los Juegos. Serán 206 los encargados de representar a sus respectivos países, mientras que el último en formar parte de los JJOO será posiblemente el más especial de todos: formado por entre 5 y 10 deportistas, servirá para que puedan competir en Río de Janeiro los deportistas que se han visto envueltos en la crisis de los refugiados.

Según confirmó el COI, se tienen monitorizados hasta 43 deportistas de primer nivel que han tenido que huir de sus países. A todos ellos ya se les ha provisto de fondos para que entrenen y consigan las mínimas para participar en los Juegos, aunque se estima que, como mucho, sólo 10 lo lograrán. Para ello, el COI ha fijado unos criterios de selección: nivel deportivo, estatus oficial de refugiados verificado por las Naciones Unidas y situación personal y antecedentes.

Tanto su entrenamiento como su hipotética participación en Río es financiada por el programa 'Solidaridad Olímpica' y todos ellos participarán bajo el nombre 'Team Refugee Olympic Athletic' (ROA), llevarán uniformes provistos por el COI y desfilarán bajo la bandera y el himno olímpicos. Para poder darles mayor visibilidad y reconocimiento, marcharán en la ceremonia inaugurual justo antes de que lo haga el país anfitrión, Brasil.

Yusra Mardini, un ejemplo de superación y vida

Entre esos 43 deportistas, destacan nombres como el taekwondista Raheleh Asemani o los judocas Misenga Popole y Yolande Mabika, siendo algunos de los que más posibilidades tienen para poder acudir a los Juegos. Pero si un caso destaca por encima del resto es el de Yusra Mardini: con sólo 17 años, su historia es realmente impresionante. Pese a su corta edad, no sólo fue capaz de salvarse, sino también de proteger a su hermana mayor Sarah.

Sería el pasado mes de agosto cuando Yusra Mardini se vería abocada a huir de Siria. Tras llegar a Esmirna (Turquía) se montó junto a otras veinte personas en un pequeño barco a motor. Sin embargo, sólo era el comienzo del sufrimiento: tras romperse la propulsión, la embarcación comenzó a hundirse y llegó el caos. Sólo Yusra y su hermana consiguieron llegar con vida a tierra firme... eso sí, después de cuatro horas nadando para llegar a Lesbos (Grecia).

Una vez en Grecia, el trayecto no había hecho nada más que empezar. Malviviendo en campamentos y hacinadas en trenes, las dos hermanas se desplazaron durante 35 días hasta los Balcanes, Hungría, Austria y Alemania, donde decidieron empezar su nueva vida. Tras llegar a Múnich, el último tren que tomaron llegó a Berlín, donde comenzaría su aventura para intentar regresar a una vida normal. El deporte sería básico.

Una vez en Múnich, el club de natación Spandau 04 se fijó en sus habilidades y decidió dar a Yusra la oportunidad de seguir nadando. Ahora, el COI monitoriza sus registros y tiene todas las papeletas para ser la mejor deportista refugiada de los Juegos Olímpicos. Con sólo 17 años, se trata de la gran esperanza siria: eso sí, no puede competir bajo su bandera, así que el Equipo de Refugiados será su nueva 'nación'. Una nueva vida ha empezado para ella.