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"Si he sobornado a la Policía, dormido en la calle y estoy sin ducharme… el viaje va bien"
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AVENTURA DE CANTABRIA A CIUDAD DEL CABO EN MOTO

"Si he sobornado a la Policía, dormido en la calle y estoy sin ducharme… el viaje va bien"

El Confidencial se ha enrolado en una aventura protagonizada por Fran Pardo, un mercader del siglo XXI que pretende cruzar África en una Honda de 1989, con un inspector de Hacienda, y sin GPS

Foto: El aventurero Fran Pardo en la playa de Comillas.
El aventurero Fran Pardo en la playa de Comillas.

“Si a mitad de camino he tenido problemas con la moto, he pinchado varias veces, he tenido que sobornar a la Policía para que me deje continuar, he dormido en la calle, me he quedado sin comida y he estado más de tres días sin ducharme significará que el viaje va bien. Salgo este jueves y volver… cuando África me deje” (risas). Suena típico, pero Fran Pardo siempre intenta viajar ligero de equipaje y lo hace en todos los sentidos, tanto en su maleta como en las preocupaciones que merodean su mente. A punto de cumplir los 40, este cántabro natural de San Felices de Buelna ha iniciado el día del Padre la aventura de su vida: recorrer en dos meses 14.930 kilómetros -los que separan Comillas (Cantabria) de Ciudad del Cabo-, atravesando 19 países sobre una Honda Dominator de 1989. El Confidencial le acompañará subido a Lydia, como ha bautizado a su moto, y periódicamente irá informando de las lágrimas y sonrisas, las anécdotas e historias que sucedan a este mercader del siglo XX (la primera será la semana que viene, cuando África permita). Por cierto, atravesaremos África sin GPS, “esa tecnología es de perdedores”.

Cada kilómetro que recorra será donado en forma de euro a Médicos Sin Fronteras. “Viajo con un pantalón para la moto y otro de repuesto, uno corto, cuatro camisas, otras tantas camisetas, dos pares de calcetines, unas botas militares, calderilla… y un calzoncillo, ¡por si acaso!”. Hay quien prepararía una ruta así con todo lujo de detalles para enfrentarse de la mejor manera a los centenares de imprevistos que África guarda. Fran, tras llevar cinco años viviendo en Gambia y viajando por West Africa, lo ve al contrario y saborea cada situación impensable en cualquier país occidental. Disfruta. “La pregunta no es ‘a qué estoy preparado’, es que espero que me pase de todo”. El viaje promete y el personaje, también, por eso va equipado con cámaras para grabar lo que le vaya sucediendo.

Estará acompañado por un inspector de Hacienda

Además de su moto, Lydia, estará acompañado nada más que por un inspector de Hacienda. “No hay quien se libre de ellos. Se llama Antonio y hasta aquí puedo leer. Me va a vigilar de cerca por si hago mal las cuentas, fíjate cómo está Montoro.

Fran y Antonio saben que el jueves concluirá su primera etapa en Madrid y tienen previsto que el partido entre Barcelona y Real Madrid lo pasen rodeados de fanáticos marroquíes en Ashila, a partir de ahí tiene un programa que quizás se cumpla, o no. “La dureza del viajes es 50% física -saldremos con frío de España y pasaremos por sitios a 50 grados- y otro 50% mental, que la tengo entrenada por mi experiencia en África”.

Además de su trabajo, Fran organiza viajes solidarios desde España hasta Banjul, donde reside, y ha tenido tiempo para visitar países del oeste africano. Tras lo vivido tiene claro que “con África nunca sabes. En el país más tranquilo, de repente, puede invertirse la situación. En estos momentos, Nigeria parece el más peligroso y tanto Congo como República Democrática del Congo son peligrosos ya de por sí. Para evitar grandes sustos nos levantaremos en cada etapa por la mañana para arrancar la moto con el primer rayo de sol y pensando que los 'malos' están todavía en la cama, soñando con los angelitos. Evitaremos grandes ciudades porque quiero llegar en mi moto, aunque si me la roban viajaré a dedo, con una moto local o en burro. Lo importante es llegar”.

En el camino se cruzará con centenares de modos de vida que cambiarán según el país. “Lo mejor de un africano es que es muy, muy generoso teniendo tan poco, pero también hay que tener cuidado porque dentro de esa misma sociedad -como ocurre en Occidente- puedes dar con alguien que te traicione fácilmente después de haberte camelado. Este tipo de personas puede ser hoy del Madrid y mañana del Barcelona, según lo que le interese”.

“Viajar por África con GPS es de perdedores”

Este será un viaje (solidario) de los de antes, una aventura sin GPS –“viajar por África con GPS es de perdedores”, comenta con guasa Fran-, a bordo de una moto antigua, con dos mapas y una brújula. “Nunca seré como esos ‘aventureros’ que recorren el mundo en una moto de última generación, seguro. Se pierde por el camino el verdadero espíritu. Aunque me dan más tirria cuando esas mismas motos preparadas para cualquier tipo de situación las veo por la Castellana… qué desperdicio”.

Fran Pardo se metió en esta historia “por aburrimiento, porque en Gambia había poco trabajo con el miedo del ébola y porque este año cumplo 40 años y siempre que cumples un ‘cero’ creo que hay que hacer algo grande, que te marque o cambie tu vida. A todo el mundo le iría mejor si adoptase esta costumbre. Porque para poder ser feliz lo más importante es cumplir sueños”. Allá va uno.

PD: Fran Pardo apenas ha cogido una moto en su vida, el número de veces se podrían contar con los dedos de una mano.

“Si a mitad de camino he tenido problemas con la moto, he pinchado varias veces, he tenido que sobornar a la Policía para que me deje continuar, he dormido en la calle, me he quedado sin comida y he estado más de tres días sin ducharme significará que el viaje va bien. Salgo este jueves y volver… cuando África me deje” (risas). Suena típico, pero Fran Pardo siempre intenta viajar ligero de equipaje y lo hace en todos los sentidos, tanto en su maleta como en las preocupaciones que merodean su mente. A punto de cumplir los 40, este cántabro natural de San Felices de Buelna ha iniciado el día del Padre la aventura de su vida: recorrer en dos meses 14.930 kilómetros -los que separan Comillas (Cantabria) de Ciudad del Cabo-, atravesando 19 países sobre una Honda Dominator de 1989. El Confidencial le acompañará subido a Lydia, como ha bautizado a su moto, y periódicamente irá informando de las lágrimas y sonrisas, las anécdotas e historias que sucedan a este mercader del siglo XX (la primera será la semana que viene, cuando África permita). Por cierto, atravesaremos África sin GPS, “esa tecnología es de perdedores”.

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