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Las gatas madrileñas del roller derby: punk, golpes y autogestión sobre patines
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UN ESPECTACULAR DEPORTE EN AUGE

Las gatas madrileñas del roller derby: punk, golpes y autogestión sobre patines

"¿Qué somos? ¡Gatas, gatas, gatas!", gritan las chicas de Roller Derby Madrid. Hablamos con ellas para conocer el resurgir 'underground' de este deporte, que empieza a hacerse hueco en la cultura popular

Foto: Las jugadoras de Roller Derby Madrid y Go-Go Cuberdonnas se preparan para iniciar un 'jam' (Fotos: E. Villarino)
Las jugadoras de Roller Derby Madrid y Go-Go Cuberdonnas se preparan para iniciar un 'jam' (Fotos: E. Villarino)

–Ala, ala, ¿pero qué es esto, loco?

– Ni idea, ¡qué guapo!

Estamos en un polideportivo del sur de Madrid, a medio camino entre Aluche y Carabanchel. Los chavales del barrio iban camino de la calle después de jugar al fútbol sala, pero no han podido evitar pararse a mirar lo que ocurre en otra pista.

–Parece jodido, ¿eh?

–Uf, vaya hostia...

Delante de ellos, y de otros 200 espectadores de toda clase y condición, dos equipos de chicas en acción sobre patines de cuatro ruedas. Con cascos, coderas, rodilleras y protectores bucales. Con bigotes de gata pintados en la cara, pañuelos en la frente y estampados felinos. Dando vueltas a una pista ovalada mientras se golpean con las caderas y los hombros, derrapan, se van al suelo o se salen de las líneas acercándose peligrosamente al público que se sienta en los llamados suicide seats ("asientos para mayores de 18, bajo tu propia responsabilidad", advierte un cartel). Un grito de guerra retumba en el pabellón. "¿Qué somos? ¡Gatas, gatas, gatas!".

¿Qué es esto, loco? Esto es roller derby.

A pesar de ser aún muy minoritario en España, este deporte femenino se encuentra en pleno boom expansivo por todo el planeta, desde Estados Unidos (donde nació en los años 30) hasta Australia, pasando por Brasil, Suecia o Dubai. Originalmente concebido como un deporte de exhibición en los tiempos de la Gran Depresión, vivió algunos picos de popularidad como espectáculo sin apenas normas a mediados de siglo (incluso era televisado) hasta que cayó en el olvido tras la década de los 70.

Recientemente, el nuevo milenio ha visto nacer una versión renovada de la vieja atracción de señoritas patinando. Este revival, surgido en los últimos diez años, incorpora un fuerte componente de actitud punk con espíritu hazlo-tú-misma, autogestión y empoderamiento de la mujer. Con esta nueva cara, el roller derby ha empezado a hacerse hueco en la cultura popular, con apariciones en el cine –recibió un gran impulso con Whip it, debut de Drew Barrymore como directora y con Ellen Page en el papel protagonista– o en la publicidad.

Además, está completamente enfocado a la pura competición deportiva en vez de a su tradicional identidad de exhibición. "Ahora es más en serio, ya no es sólo el lado gamberro, que obviamente lo tiene", nos contarán las propias jugadoras.

En cualquier caso, el componente lúdico sigue siendo una parte importante del asunto, y es probablemente lo primero que salta a la vista del espectador primerizo. Cada jugadora tiene un 'nombre de guerra' escrito en la camiseta (también los árbitros), la estética está muy cuidada y desde la vuelta de presentación las chicas tratan de involucrar al público: banderas ondeando, manos en forma de cuernos, lenguas fuera, gritos, brazos arriba y mucha sonrisa. Pero no hay atisbo de pose, sólo pura diversión.

"Un poco como el rugby, sin balón, en patines y de mujeres"

"Mucha gente llega a nosotras por lo de la peli de Whip it o porque nos han visto en internet. Otras por los carteles y pegatinas que ponemos en la calle, por amigas, porque jugaban en otra ciudad y se han venido a Madrid... La mayoría hemos practicado otros deportes antes, como hockey o patinaje artístico".

Hablan Adela, Mariona y Almudena, escaparatista, ilustradora y enfermera respectivamente, aunque en la pista son Adelita Terrores, Holy Mary y Rude Rider. (A día de hoy, Almudena ya no está el equipo: es una más de los jóvenes españoles que han emigrado por razones laborales.)

"Cuando tengo que explicarlo en una frase suelo decir que es un poco como el rugby, sin balón, en patines y de mujeres. Y la gente se queda con: tías que se pegan en patines".

Explicándolo en unas pocas frases más, el roller derby consiste en lo siguiente. Hay dos equipos de patinadoras en una pista oval, y juegan cinco contra cinco. Cada equipo tiene una jammer, que trata de atravesar el pack compuesto por las otras ocho jugadoras, y que puntúa cada vez que adelanta a una rival. El trabajo de sus cuatro compañeras (bloqueadoras) es abrir paso a su jammer mientras evitan el avance de la jammer rival. Cada partido consta de dos tiempos de 30 minutos, divididos a su vez en carreras de hasta dos minutos llamadas jams.

Un deporte de contacto, sin duda, "pero no especialmente agresivo, no más que el fútbol, y si hay lesiones son de rodilla o tobillo", señalan. "Es un juego muy de pensar y de mantener la mente fría, es estrategia pura. Quizá el rugby sea lo más fácil para establecer comparaciones, por el trabajo constante de equipo para buscar un hueco por donde colarse".

"Lo importante es la actitud, no la apariencia"

¿Y qué hay del componente de empoderamiento de la mujer en el roller derby actual? "Está totalmente presente. El roller derby es un reflejo total de la vida, te caes y te vuelves a levantar una y otra vez. Hay que ser fuerte, tener carácter... Lo único imprescindible es el espíritu de lucha".

Para el espectador novato, una de las primeras cosas que llaman la atención es que las mujeres del roller derby desprenden una gran sensación de fuerza y poder, manteniendo muchas de ellas una estética muy cuidada. "Hay de todo", explican. "Unas se pintan para jugar y otras no, cada una es libre de expresar su identidad como quiera. Lo importante es la actitud que va por dentro".

Todo ello no quita para que no tengan que enfrentarse a menudo a prejuicios causados por el desconocimiento. "Hay algunos que les cuentas de qué va esto y ya piensan: 'Tías pegándose, tengo que verlo'. Pero cuando lo ven se dan cuenta de que es un deporte y además se admiran, porque físicamente es exigente".

El reto de la autogestión: "Se convierte en tu segunda familia"

"Esto está totalmente gestionado por mujeres y yo admiro a cada compañera del equipo, porque veo lo fuertes que somos, tanto física como mentalmente, ya que esto lleva un desgaste brutal. Hay compañeras que son madres... todas compaginamos un montón de cosas, pese a algunas situaciones personales con dificultades añadidas por la situación económica, el paro y la precariedad".

Al terminar la entrevista, cuentan, les toca irse a una reunión general. "Ahí estamos todas. Hay unas normas internas que hemos creado nosotras. Cuando eres jugadora te tienes que meter a un comité: Comunicación, Eventos, Seguridad, Entrenamiento, Pistas, Patrocinios, Reclutamiento, Reglas... y dentro de poco vamos a tener que abrir el de Psicología (risas). Se convierte en tu segunda familia".

Aunque la autogestión también es una carga: "A veces acabas un poco quemada y piensas 'me gustaría centrarme sólo en entrenar, porque al final la cosa es: 'Hoy no entreno porque estoy montando un mercadillo, mañana tengo que a repartir flyers al río para encontrar jugadoras...' Pero también da muchas satisfacciones, cuando antes del partido ves a toda la gente que ha venido y te acuerdas de cuando entrenábamos en la calle, y piensas: 'Joder, todo esto lo hemos montado nosotras'".

Y es que cuando se les pregunta por algún apoyo institucional que puedan necesitar, la respuesta es inmediata: "¡Una pista! Una instalación fija, cubierta, en la que te dejen patinar. Tenemos que ir preguntando por todos los polideportivos de la Comunidad y es una odisea, porque les da miedo que les estropees la pista. Nos estamos abriendo hueco a codazos. Ahora hemos conseguido estar en Las Cruces, pero es un precio importante, y supone una barrera para que todo el mundo se pueda acercar a este deporte, que es lo que pretendemos"

Partidos aislados a la espera de una competición organizada

Pese al rápido crecimiento que está experimentado el roller derby en España (hay equipos en Barcelona, Tenerife, Cáceres, Valencia, Murcia...) aún es pronto para que pueda existir una competición organizada, tanto por la escasez de jugadoras como por la disparidad de niveles.

"Los partidos surgen por iniciativa propia: 'Vamos a escribir a estas para jugar'. Tanto de España como del extranjero. Y organizamos todo. Ahora estamos invitando a equipos a que vengan a Madrid, porque viajar es caro. Les ofrecemos la posibilidad de alojarlas en casas de jugadoras, ¡duermes con el enemigo en casa! Al final se irá haciendo una competición poco a poco. Recientemente hemos conseguido federarnos en la Federación de Patinaje de Madrid, que ya reconoce el roller derby como un apartado propio".

En cualquier caso, el roller derby español ya ha tenido ocasión de mostrarse por el mundo y competir al más alto nivel. El pasado mes de diciembre, la selección española estuvo presente en el Mundial celebrado en Dallas (EEUU), donde cayó en la primera fase tras perder contra Irlanda, Inglaterra y Alemania, pero terminó con una victoria en el partido de consolación ante Sudáfrica.

El deporte por amor al juego

Termina el partido en el polideportivo de Aluche. Los chavales del fútbol sala se han quedado hasta el final, igual que muchos otros curiosos que se han ido buscando hueco en las gradas. Después de una hora de repartirse golpes de todos los colores, los dos equipos se hacen pasillo mutuamente y todas las jugadoras terminan dando botes, fundidas en un único y enorme abrazo entre los aplausos del público.

Por una vez, el tópico es real: el resultado es lo de menos. Basta con observar la felicidad que se desborda en la pista para darse cuenta. El equipo visitante (las Go-Go Cuberdonnas, de Gante, Bélgica) se ha impuesto con claridad, pero por encima de cualquier partido está la sensación de comunidad, de estar construyendo algo que trasciende las fronteras, del deporte que se practica por puro amor al juego.

Las luces bajan, las gradas se vacían y las jugadoras se quedan desmontando la pista y comentando la fiesta de tercer tiempo que celebrarán esa misma noche. A las roller girls aún les queda mucho por rodar.

–Ala, ala, ¿pero qué es esto, loco?