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Brasil, con más de 7.000 kilómetros de playas y buenas olas, al fin reina en el surf
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gabriel medina, su primer campeón del mundo

Brasil, con más de 7.000 kilómetros de playas y buenas olas, al fin reina en el surf

En diciembre del año pasado, un brasileño de 20 años ganó el título mundial en la playa hawaiana de Pipeline, uno de los templos del surf mundial

Foto: Gabriel Medina, en el Billabong pro Tahití
Gabriel Medina, en el Billabong pro Tahití

En Brasil el surf ha sido noticia dos veces en el último mes y medio. Primero cuando Gabriel Medina, con tan sólo 20 años, se ha convertido en el primer campeón brasileño del mundo. Ocurrió en diciembre de 2014 en la playa hawaiana de Pipeline,uno de los templos del surf mundial. Y por segunda vez el pasado 20 de enero, cuando otro surfista de 24 años, Ricardo Santos, moría en Santa Catarina, en el sur de Brasil, tras recibir tres disparos en la puerta de su casa. Fue abatido, supuestamente, por un policía tras una discusión trivial.

Este suceso, que ha dejado un mal sabor de boca entre los aficionados de este deporte, no ha conseguido empañar el entusiasmo nacional por el primer título mundial alcanzado en 38 años, es decir, desde que el surf en Brasil se profesionalizó.Todos los jóvenes hoy quieren ser Medina.La pregunta, sin embargo, es: ¿por qué un país con capital humano y excelente materia prima, es decir, más de 7.000 kilómetros de playas y muy buenas olas, ha tardado tanto en conquistar este reconocimiento?

“La verdad es que siempre tuvimos surfistas que entraban y salían de la primera división, pero sólo ahora comenzamos a tener atletas de primera, que ganan campeonatos”, reconoce Pedro Serra, fotógrafo y gran aficionado de este deporte. “Creo que es el resultado de una madurez que se ha gestado con la profesionalización del surf en Brasil, impulsada por pioneros como Teco Padaratz y Fábio Gouveia”, añade.

Era la época en la que tantos los medios de comunicación como los jurados internacionales privilegiaban los surfistas estadounidenses, hawaianos y australianos. Eso comenzó a cambiar gracias a la determinación y el talento de Padaratz y Gouveia, en los años 90. Hoy el surf brasileño cosecha muchos premios, pero con una peculiaridad: de los últimos títulos del World Surf League (WTC) conquistados por brasileños, el 90% está en poder de Gabriel Medina y Adriano de Souza, ambos paradójicamente de São Paulo, una metrópoli de casi 12 millones de habitantes que no tiene playa.

“Creo que la victoria de Medina ha llegado en el momento justo. Es el fruto de un trabajo de base que comenzó con el Circuito Brasileiro Amador, que se viene realizando desde 1989. Todos los atletas brasileños que integran la elite profesional del mundo, conocidos como el ‘Brazilian Storm’, han pasado por el circuito de la Confederación Brasileña de Surf (CBS), representando su respectivos Estados”, afirma Abílio Fernandes, presidente de la Federación de Surf del Estado de Rio de Janeiro.

“La generación del ‘Brazilian Storm’ es responsable de haber inserido el surf en la cultura y en el día a día de los brasileños. Crecieron en la época del Super Surf. A este grupo pertenece Miguel Pupo, hijo del ex-profesional Wagner Pupo, que representó la elite del país en los años 80 y Filipe Toledo, que es hijo del bicampeón brasileño Ricardo Toledo. Nada sucede por casualidad”, señala Pedro Falcão, director ejecutivo de la Asociación Brasileña de Surf Profesional. “Tenemos muchos talentos y la práctica de este deporte ya es parte del día a día de las ciudades del litoral. Empresarios y profesionales tienen el surf en su rutina diaria antes de ir al trabajo. Y esta rutina ya comienza a pasar de padre en hijo.Son casi 65 años de surf en Brasil, desde los años 50. Vamos por la tercera generación”, añade.

Para Pedro Serra, se trata de una evolución que ha culminado con la aparición de un deportista fuera de serie como Medina. “Al principio, estábamos felices por tener alguien en la segunda división del surf. Estos pioneros fueron creciendo y consiguieron pasar a la primera división. Nunca ganaron un campeonato, pero ya estuvieron en el Top 10. Después llegó una nueva generación que ya no salía de la primera división, aunque seguía sin ganar ningún campeonato. A lo sumo un tercer lugar. Finalmente llegó la última generación, que hace dos años inició a ganar un campeonato tras otro. El año pasado, por ejemplo, un brasileño ganó en Teahupoo, en Taití. Y de repente apareció Medina, que fue más allá por ser un de estos fuera de serie que encuentras una vez en la vida. Sin embargo, su victoria ha sido el fruto de un proceso de evolución del surf brasileño, diferente de lo que aconteció con Gustavo Kuerten en el tenis”, analiza Serra, que en sus ratos libres practica Bodyboard.

En la última competición del WCT, el nuevo campeón del mundo consiguió la nota 10 - el único de la etapa -, en la final contra el australiano Julian Wilson.Muchos reconocen que Medina fue el más competente y magistral en la pasada temporada. Sorprendió a gigantes y leyendas de este deporte, lidió con la presión, superó sus límites y ganó tres importantes etapas (Gold Coast, Fiji y Teahupoo). Aquel joven, que comenzó queriendo divertirse en las playas de Maresias, en el litoral de São Paulo, ha demostrado que puede ser considerado un fenómeno. Superó los últimos obstáculos en Hawai y escribió su nombre en la historia con un título inédito, igualando el récord de Kelly Slater, que conquistó su primera de las 11 copas con la misma edad que el brasileño.

Desde entonces, el fenómeno Medina ya es universal en Brasil, y no sólo entre los jóvenes de clase medio-alta, que tradicionalmente practican este deporte. A sus 21 años, Medina se ha convertido en un espejo y una fuente de inspiración para millares de jóvenes del otro Brasil, que viven en zonas desfavorecidas y sueñan con el éxito. Es el caso de un joven surfista de 14 años de la favela Cantagalo, en Rio de Janeiro, que a finales de enero le regaló al neo-campeón una plancha hecha a mano. Anderson Carvalho da Silva, Picachu, no es un simple fan: es bicampeón de surf en el Estado de Rio de Janeiro y pertenece al proyecto Favela Surf Club, una escuela con 70 alumnos en esta comunidad. Para los coordenadotes del proyecto, tener a un ídolo como Medina es fundamental para fomentar el amor por el deporte entre estos jóvenes.

La estela de Madina también seduce cada vez a más aficionados, como Christine Adamo, una carioca de 35 anos que el año pasado decidió cambiar su vida y su rutina. Empezó a dar clases de surf y se enganchó. Hoy se levanta todos los días a las 6.00 de la mañana para surfear antes de comenzar a trabajar. Y no sólo eso: el año pasado visitó Hawai pocos días después del campeonato mundial y pudo comprobar cuánto ha calado el personaje Medina en el mundo. “Allí respirábamos surf. Acordábamos hablando sobre el asunto. En la casa en la que estaba hospedada había surfistas, cámaras, editores de revistas especializadas, campeones de skate... Tuve aula y asistí a varios espectáculos en playas como Sunset, Pipeline y Honolua. He vuelto cambiada”, cuenta Christine. Hace poco, participó en un taller con Medina e incluso ganó una plancha autografiada. “¡La voy a colocar en la pared, no puedo usarla!”, asegura.

El campeón del mundo es conciente del peso que conlleva su título y de que su nombre puede contribuir a potenciar este deporte en Brasil. “Sé que hoy en Brasil no existe un campeonato nacional. Después de haber ganado, parece que habrá una etapa del Super Surf aquí, que podrá servir como campeonato brasileño. Espero que sea el primero de muchos cambios y que se incentiven más campeonatos en nuestro país”, ha declarado recientemente Medina, en referencia al campeonato desaparecido en 2009 por falta de patrocinios.

En las federaciones, no hay duda de que su triunfo es sólo el inicio de una larga y luminosa vida del surf brasileño. “Brasil ya tenía una posición destacada en el escenario mundial en los últimos años, considerando el número de atletas que participan en el WCT. Sólo estábamos por detrás de Australia y Estados Unidos”, afirma Abílio Fernandes. “A partir de ahora, todo hace apunta que hay buenas perspectivas para el surf nacional, que en los últimos años ha enfrentado dificultades para patrocinar los eventos y, sobre todo, para viabilizar la profesionalización de nuestros atletas, para que puedan ser remunerados cada vez más dignamente”, agrega. “Con la fama y la inversión que Gabriel Medina trae para este deporte, tenemos las condiciones perfectas para mantenernos entre los países de la élite del surf mundial con nuevos surfistas”, concluye Pedro Serra.

En Brasil el surf ha sido noticia dos veces en el último mes y medio. Primero cuando Gabriel Medina, con tan sólo 20 años, se ha convertido en el primer campeón brasileño del mundo. Ocurrió en diciembre de 2014 en la playa hawaiana de Pipeline,uno de los templos del surf mundial. Y por segunda vez el pasado 20 de enero, cuando otro surfista de 24 años, Ricardo Santos, moría en Santa Catarina, en el sur de Brasil, tras recibir tres disparos en la puerta de su casa. Fue abatido, supuestamente, por un policía tras una discusión trivial.

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