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Dakar 2002: el día en que Nani Roma cayó al suelo como un animal acorralado
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OTRO DE LOS MOMENTOS DUROS DE SU CARRERA

Dakar 2002: el día en que Nani Roma cayó al suelo como un animal acorralado

Uno de los tres ganadores en coches y motos, Roma acumula fuertes golpes del destino en el Dakar, como aquella dramática edición que tenía casi en la mano

Foto: Roma se convirtió en el 2004 en el primer ganador español del Dakar (Cordon Press)
Roma se convirtió en el 2004 en el primer ganador español del Dakar (Cordon Press)

"He vivido una auténtica pesadilla. Es el peor arranque del Dakar de toda mi carrera y uno de los momentos más duros de mi vida, porque parece imposible que en 3 kilómetros se vaya al traste el trabajo". El automovilismo deportivo, y especialmenteel Dakar, puede ser undeporte cruel y muchas veces incomprensible. Ganador de la pasada edición y uno de los grandes favoritos en la presente, Nani Roma perdió todas sus opciones cuando ni siquiera habían trascurridos diez kilómetros de los diez mil del Dakar.

En 37 ediciones ymás de 7.000 mil participantes, solo tres pilotos han ganado en motos y coches.Roma es uno de ellos. Sin embargo, por el camino, ha vivido momentos tan duros o peores que los del pasado día 4. Como aquel fatídico 11 de enero de 2002, cuando,como un animal acorralado huyendo de su muerte deportiva, cayó colapsadoal suelo al ver cómo se evaporabala victoria que tenía al alcance de la mano, un triunfo que se escapaba año tras año. No se pierdan las imágenes.

El equipo ganador de las últimas tres ediciones, un vehículo (el Mini) sinuna sola avería mecánica estos años,refinado en 2015 respecto a versiones anteriores ymimado durante semanas por un experto equipo de profesionales, un año de intenso trabajo con el Dakar como principal objetivo para equipo y piloto y…un coche que se para prácticamente en la línea de salida. Misterios insondables de la tecnología.

El Dakar curte y endurece el cuerpo y el espíritu, sobre todo este último, a pesar de los cientos de horas de preparación física. La montaña rusa de las alegrías y decepciones templala personalidad, como todo deporte. Pero esta prueba es todo un doctorado al respecto.Roma puede dar fe de ello por su experiencia 'dakariana'. Porque sufrió una enorme ristra de decepciones hasta que logró su primera victoria en motos, sin olvidar que la vida también estaba en juego. De hecho, algunos de sus principales rivales la perdieron.

Con su 1.90 de altura,físico imponente de ‘terminator’, extrovertido, espontáneo y todo corazón, con un temperamento nervioso que se ha ido aplacando con los años a fuerza de golpes y enseñanzas, Nani Roma llegó al Dakar como un auténtico huracán.Desde su primera aparición en la prueba,era carne de podio y de victoria. Pero también carne de cañón.

Desde su debut en 1996, rodaba en el Dakar como si una prueba de motocross se tratara. A fondo. Ya en aquella edición, con solo 23 años, se puso líder. Acabó por los suelos, como los veteranos preveían. Al año siguiente lo mismo, y vuelta a casa prematura en camilla. En el 98, su moto se paró cuando luchaba con Peterhansel, ensegunda posición. En 1999 se destrozó un dedo...

Que iba a ganar en moto se veía venír. Pero el triunfo nunca llegaba. En el 2000 el destino fue más cruel todavía. Quedaban dos días para terminar, era líder con 20minutos de ventaja, y la moto también dijo basta. En el 2001 también se fue por los suelos, cuando rodaba a la estela deRichard Sainct, el líder y ganador en tres ocasiones de la prueba. El francésfallecería años más tarde en el Rallyde los Faraones.

El temperamento nervioso de Roma era uno de sus enemigos a la hora de tomar decisiones en mometoscríticos. Había que domarlo, como a su brutal KTM,y el catalánlo intentaba con todo tipo de recursos. Peroaquel 11 de enero se volvió como nunca en su contra.

El propio Roma reconoció que estabanervioso ya en la salida, “por la presión”. Tras siete años de duras decepciones,de nuevo la victoria estaba al alcance de la mano. Era la a decimocuarta etapa de la prueba, entre Tichit y Kiffa, en Mauritania. El italiano Fabrizio Meoni salía cuatro minutos por delante, y les separaban 3:03 en la clasificación general. Con alcanzarle, se ponía líder de la prueba. Hasta el momento, Roma había llevado a cabo una carreraperfecta por locerebral,sin errores. Los fantasmas del pasado parecía que iban a ser vencidos esta vez.

El piloto catalán salió como un disparo, Meoni ya estaba muy cerca, pero en una horquilla, sin darse cuenta, se equivocó de camino. Acabó en un valle, desde donde vio la pista buena, arriba en la montaña.La ansiedad empezó a cebarse con su mente. En vez de volver por el camino inversoempezó a manejar la monstruosa KTM como si de una bici se tratara. Intentó tirar por la calle de en medio, cuesta arriba. Una locura.Empezó a vagar desesperado, como ese animal atrapado otra vez por sufatal destino 'dakariano'. Todo el pasado empezó rebelarse en su mente mientras el esfuerzo y el estrés dispararon sucorazón a mil. Piedras, cuestas, rincones letales sin salida….

El helicóptero le seguía como si anticipara su trágico destino. Vueltas y más vueltas buscando una salida. La mente se había desconectado tiempo atrás.Y, de repente, el gigante se desplomó. No había embestido ningún obstáculo.Cuando el aparato aterrizó y las asistencias se acercaron hacia él, se agitaba convulso, fuera de sí. Una vez más, el Dakar y su mente le habían traicionado.

Meoni, otrogiganteitaliano universalmentequerido, ganó aquel Dakar. Falleció tres años después en la carrera, también un11 de enero, pocos días antes de retirarse definitivamente, como le había prometido a su mujer.Roma tuvo que esperar a 2004 para lograr su primera victoria. Fue su última participación endos ruedas.

Porque detrás de un 'dakariano' ganador, sobre todo en dos ruedas, hay mucha historia humana detrás."Cést leDakar, patron", decían resignadamente en África.

"He vivido una auténtica pesadilla. Es el peor arranque del Dakar de toda mi carrera y uno de los momentos más duros de mi vida, porque parece imposible que en 3 kilómetros se vaya al traste el trabajo". El automovilismo deportivo, y especialmenteel Dakar, puede ser undeporte cruel y muchas veces incomprensible. Ganador de la pasada edición y uno de los grandes favoritos en la presente, Nani Roma perdió todas sus opciones cuando ni siquiera habían trascurridos diez kilómetros de los diez mil del Dakar.

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