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Nada es imposible: cómo correr 16 maratones con una enfermedad incurable
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MAJE NAVARRO CUENTA SU HISTORIA DE SUPERACIÓN

Nada es imposible: cómo correr 16 maratones con una enfermedad incurable

"He pasado de estar 24 días en cama a correr 16 maratones", son las palabras de Maje Navarro, que cuenta su historia de superación, a El Confidencial

Foto: Maje Navarro no deja que la artritis reumatoide acabe con su carrera de atleta.
Maje Navarro no deja que la artritis reumatoide acabe con su carrera de atleta.

María Jesús Navarro (Valencia, 1983) es conocida como Maje por sus allegados y pese a los obstáculos que le ha puesto la vida sigue disfrutando del ‘running’ cada día. A sus espaldas lleva 16 maratones, varias carreras de 100 kilómetros y muchas más populares de menor distancia. Ahora se marca su objetivo en el Ironman de Lanzarote 2015, una de las pruebas más duras del circuito Ironman (3,8 kilómetros de natación, 180 kilómetros de bicicleta y 42 kilómetros de carrera a pie) siempre que su artritis reumatoide se lo permita. Y es que, Maje padece una enfermedad de las llamadas incurables, una artritis que le cambió la vida cuando tenía 19 años, pero que no le ha impedido seguir haciendo lo que más le gusta, correr. Con un hijo de seis años y su trabajo de coach, saca tiempo para preparar sus objetivos. Su pareja, el maratoniano olímpico Nacho Cáceres, es su mejor medicina.

“El médico me dijo que tenía una enfermedad degenerativa y que me iba a ‘quedar en silla de ruedas’. Salí de allí llorando. Tenía artritis reumatoide, una enfermedad que lo que hace es desgastar las articulaciones y con eso empieza a haber disformidades y hay problemas de músculos, de huesos, de articulación, de tendón… Se te ponen partes del cuerpo moradas y no te puedes mover”, explica Maje a El Confidencial. La vida de esta valenciana “cambió totalmente”. Pasó de proclamarse campeona junior en el Maratón de Valencia y de ser una chica “súper feliz” a vivir un infierno que duró nueve años. Dejó a su pareja, los estudios y el deporte. Ahora reconoce que “ha tirado nueve años a la basura”.

Maje cambió el chip cuando un buen amigo, que tenía una hija con una enfermedad rara y también degenerativa, le ‘obligó’ a bajar a correr. “El primer día aguanté cuatro minutos, pero el segundo ya un poco más, eso sí tenía los pies inflamados y acabé hecha polvo. Pero al final, poco a poco, conseguí mejorar”. Empezar de nuevo a hacer lo que más le gustaba cuando era una niña no fue todo lo que le pasó a Maje: “Todo mejoró mucho más cuando conocí a mi fisioterapeuta en el Maratón de Valencia, cuando yo formaba parte de la organización. Me miró y me dijo ‘¿Por qué andas así? ¿Has tenido algún accidente de tráfico?’, me emocioné al escuchar eso y le conté toda mi historia. Me dijo ‘ven a mi consulta’. Tardé nueve meses en ir porque tenía pánico al dolor, pero me volvió a poner a tono. Había perdido toda mi masa muscular”, asegura.

No sólo el físico de Maje empezó a cambiar sino también su mente. La atleta volvió a la competición y en los últimos años, ahora tiene 31, ha corrido 16 maratones (su mejor marca son 3 horas y 40 minutos) los 100 kilómetros de Madrid-Segovia dos veces y muchas más carreras populares. Todo esto, no sin consecuencias: “Luego tengo dolor, estoy hinchada… pero me da igual. Esta enfermedad da picos de cansancios y hay días que no me puedo levantar de la cama. Pero llamo a mi fisio y no hay problema”, asegura feliz.

Debido a estos problemas para levantarse, Maje entrena la mayoría de los días por la tarde, “si puedo salir por la mañana a correr es un regalo”. Por suerte, la valenciana puede compaginar su vida laboral, familiar y deportiva: “Soy coach y asesora de nutrición y tengo mi oficina con mis horarios que me voy marcando yo. Sino sería imposible. Todo lo que me pongo es a partir de la hora de comer. Empiezo a ser persona a partir de media mañana. ¡Cuando me levanto parezco una momia! Cada día es nuevo, pero si quito deporte dos días empiezo a arrastrar los pies y a tener dolores, es esencial hacer deporte. He llegado a estar 24 días en la cama, dependiendo para todo de mi madre, ahora con el deporte no me ha pasado más, como mucho dos días y ya está”.

Todo este entrenamiento diario que realiza Maje la ha llevado a seguir marcándose objetivos. Quiere bajar su marca en el maratón a 3 horas 20 minutos, una meta complicada que espera lograr en los próximos meses. Además, la valenciana mira al Ironman de Lanzarote con ambición: “Espero que el día del Ironman de Lanzarote esté maravillosamente, quiero llegar dentro de tiempo, si tengo un día bueno me conozco y sé que saldrá bien. Lo que peor llevo es la bicicleta. La natación es mucho de brazos y cuando estoy enganchada no puedo nadar entonces corro. Voy entrenando todo por separado y a ver qué tal”.

Basta unos minutos de charla con Maje para darse cuenta de que desprende vitalidad, optimismo y esperanza. Nacho Cáceres, olímpico en Londres 2012, essu pareja y entrenador, es uno de los motores de su vida: “Es todo, quieras o no, no hay nadie mejor que te comprenda que él que lo vive en su piel cada día. Lo tienes ahí siempre. Llevamos juntos ya tres años y es el mayor apoyo junto a mi madre y mi hermano que para esto, son incondicionales”, reconoce.

Pero si hay alguien en la vida de Maje que la motive cada día ese es su hijo: “Tengo días que me cuesta porque hay que esperar que la musculatura se caliente, pero, por lo general, con el peque en casa tienes que hacérselo más llevadero. Los días que no puedo hacer nada, él con seis años prepara el desayuno para él y para mí. Lo lleva bien y sabe que si estoy mala no puede subirse encima de mí y darme abrazos fuertes. Lo primero que veo es a mi hijo y eso es lo que cuenta al fin y al cabo”.

María Jesús Navarro (Valencia, 1983) es conocida como Maje por sus allegados y pese a los obstáculos que le ha puesto la vida sigue disfrutando del ‘running’ cada día. A sus espaldas lleva 16 maratones, varias carreras de 100 kilómetros y muchas más populares de menor distancia. Ahora se marca su objetivo en el Ironman de Lanzarote 2015, una de las pruebas más duras del circuito Ironman (3,8 kilómetros de natación, 180 kilómetros de bicicleta y 42 kilómetros de carrera a pie) siempre que su artritis reumatoide se lo permita. Y es que, Maje padece una enfermedad de las llamadas incurables, una artritis que le cambió la vida cuando tenía 19 años, pero que no le ha impedido seguir haciendo lo que más le gusta, correr. Con un hijo de seis años y su trabajo de coach, saca tiempo para preparar sus objetivos. Su pareja, el maratoniano olímpico Nacho Cáceres, es su mejor medicina.