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Clavados por el viento y tirando de pasta de dientes para sobrevivir en las letrinas
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Clavados por el viento y tirando de pasta de dientes para sobrevivir en las letrinas

Fuertes vientos. Desde hace una semana nadie hace cumbre en el Aconcagua. Desde el campamento 1 hasta la cima el trayecto está cargado de nieve

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Han llegado todos bien a Plaza Argentina. Al mediodía del lunes finalizó la marcha de aproximación desde Punta de Vacas al campo base. Cuarenta kilómetros y dos mil metros de desnivel que han recorrido con tranquilidad en tres jornadas. Están a 4.200 metros de altitud y el escenario comienza a cambiar. “Mucho viento. Desde hace una semana nadie ha hecho cumbre”, nos informaban la noche del lunes después de instalarse. “Desde el campamento de altitud 1 hasta la cima está cargado de nieve. El tema está difícil.” Fernando lleva en el Aconcagua desde el 3 de enero. Guió otra expedición que tuvo el campo base de Plaza de Mulas como centro de operaciones y consiguió hacer cumbre a mediados de mes.

Es posible que hayan sido los últimos españoles en pisar la cima. Pero todavía queda mucho tiempo por delante. Según la previsión meteorológica va a bajar la fuerza del viento, nos dijo. Mañana, si la gente está animada y amanece bonito, subirán al pequeño Cerro Colorado, de unos 4.800 metros. Por la tarde pasarán el reconocimiento médico y prepararán las raciones de altura. O sea, mañana día tranquilo, como dice Fernando.

Plaza Argentina es un pedregal a 4.200 metros de altitud. Un paraje inhóspito e incluso hostil que se transforma, cuando llegas a él, en el más hospitalario de los lugares. Has llegado ¡por fin! Después de tres días de aproximación empieza de verdad el Aconcagua. Este campo base es más tranquilo que Plaza de Mulas, punto de partida de la otra ruta normal. No había más de sesenta personas, contando a los campamenteros. Nuestros expedicionarios comparten con otro grupo las instalaciones de Inka.

Una caseta frigorífica guarece el servicio médico, que te asegura primeros auxilios. Las letrinas son dos barracas metálicas. Indescriptibles sensaciones que se pueden atenuar con 'vicksvaporub' o, en su defecto, pasta de dientes en las fosas nasales. Ahora saben a qué nos referíamos en la crónica del día 23. Unas construcciones semicirculares, ligeras y fugaces, en las que se pasan muchas horas, sirven de cantina, de ducha -para los muy osados-, lugar de juego, charla o lectura, mientras esperas a que tu organismo se aclimate para poder emprender la ascensión de los 2.762 metros que te separan de la cumbre del Aconcagua. La llegada de algún helicóptero, que aterriza en un helipuerto de tierra, rompe la rutina.

Los psicólogos del Parque. Los guardaparques, que entre otras funciones ejercen la de psicólogo, ocupan el habitáculo más sólido y confortable, ya que han de pasar en él los cuatro meses que dura la temporada de altura. Desde el año 1990 el Parque Aconcagua cuenta con servicio de guardaparques que cumple con la tarea de controlar el Área Protegida y asistir a los visitantes. Están presentes en todos los campamentos. Tienen la responsabilidad de asegurar el orden y visar los permisos de ingreso, tarea que para esta ruta se realiza en el puesto de Pampa de Leñas. Además, la vigilancia medioambiental y en particular, como ya hemos comentado, el control de la evacuación de residuos.

Una 'caseta frigorífica'acoge el servicio médico. Durante toda la temporada de altura en los campamentos base hay un servicio de atención médica primaria. El servicio es prestado por el Gobierno de la Provincia de Mendoza y se tiene derecho al mismo al haber pagado el Permiso de Ingreso en el Parque. En la tarde del martes habrán pasado el reconocimiento médico. El facultativo puede declarar “no apto” para la ascensión a aquellos montañeros que no den los valores adecuados de saturación de oxígeno en sangre, ritmo cardíaco y presión arterial. Si tienes algún “desajuste” te tratará y si no se arregla y el médico dice que no, ya sabes, te quedas en tierra.

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Guiso y aderezo de altura. La cocina en el campo base no es la del Everest View, el hotel situado a mayor altitud, ni mucho menos la de L’Apogée Courchevel -en los Alpes franceses-, con dos estrellas Michelín y 900 euros la noche. Pero tiene su encanto, es nutritiva y además es posible que te den infusión de hojas de coca, que hidratan mejor que cualquier bebida y, además, tonifican.

Han llegado todos bien a Plaza Argentina. Al mediodía del lunes finalizó la marcha de aproximación desde Punta de Vacas al campo base. Cuarenta kilómetros y dos mil metros de desnivel que han recorrido con tranquilidad en tres jornadas. Están a 4.200 metros de altitud y el escenario comienza a cambiar. “Mucho viento. Desde hace una semana nadie ha hecho cumbre”, nos informaban la noche del lunes después de instalarse. “Desde el campamento de altitud 1 hasta la cima está cargado de nieve. El tema está difícil.” Fernando lleva en el Aconcagua desde el 3 de enero. Guió otra expedición que tuvo el campo base de Plaza de Mulas como centro de operaciones y consiguió hacer cumbre a mediados de mes.

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