España se lame las heridas de Francia y se lleva la medalla de bronce ante Croacia

Tras caer ante Francia en las semifinales del Europeo, un año después de tocar el cielo en Barcelona, salió con rabia España ante Croacia. Con dificultades para atacar en estático a lo largo del campeonato, más cómodo a la carrera que en el ataque elaborado, ante Croacia firmó un gran encuentro. En la final del Campeonato, Francia se deshizo de Dinamarca, la anfitriona, y se colgó el oro con un contundente 32-41.

A diferencia de Francia, España recuperó el tono en defensa y pronto cogió vuelo en el encuentro. A la mejora en defensa acompañó el guardameta Sierra, muy entonado en el primer acto (40% de acierto). En ataque también movió con brío la bola, con paciencia y buen dictado hasta que encontraban resquicios en la defensa croata. Cadenas, desde el banquillo, sonría ante la buena actuación que desarrollaban los suyos.

En una nueva etapa para los ‘Hispanos’, relevado Valero Rivera por Manolo Cadenas, sigue la Selección a la altura de los mejores, por más que ante Francia no se gestionaran los distintos partidos dentro del encuentro que siempre se desarrollan. Cañellas, Gedeon Guardiola y Aginagalde sostenían al combinado español, superior en cada faceta del juego a los croatas, algo frustrados, impotentes para dar caza al marcador. Nadie tosía a España, que se marchó al descanso 13-16 arriba.

El paso por vestuarios invirtió en cierta forma los papeles que hasta entonces habían interpretado ambos equipos. Menguó España y se agrandó Croacia, que sacó las garras ante la tunda, más psicológica que por el resultado, que le había propinado España en los primeros 30 minutos de juego. Seguía dominando España, que nunca se vio igualada en el marcador, pero las sensaciones no eran las mismas.

El partido entró entonces en una fase agónica, con España un gol arriba y sin la frescura que desprendió en la primera parte, más vivo y concreto que en la segunda. Croacia olió la sangre y gestionó con inteligencia las superioridades numéricas, y colocó la ventaja mínima en la constante del segundo acto. España se mantenía en pie, pero sufría como no había sufrido durante el partido.

A base de arreones, España mantenía a raya a Croacia, pero los croatas se revolvían, sin ánimo de claudicar antes de pelear. A diferencia de Francia, la defensa dio a España el bronce. Neutralizado el ataque croata a falta de dos minutos, ahí España se sintió ya con la medalla en la mano. Entonces, volvió a desmelenarse y amplió la ventaja hasta los dos goles (27-29). Sufrió entonces el combinado de Cadenas, que sabe como pocos la necesidad de sufrir para tocar la gloria. Un año después de ridiculizar a Dinamarca en la final mundialista, España sigue entre los mejores.