La sincronizada, a pesar de los cambios, "trabajará para ganar, no para ser mediática"

Las reglas han cambiado. Lejos de sacar esta frase de una película, hacemos referencia al nuevo escenario con el que se encuentra la natación sincronizada a partir de ahora. Sabían que se estaban estudiando una serie de cambios y ahora se han convertido en una realidad. Ana Montero, directora técnica del equipo español, dio a conocer las modificaciones que ha sufrido el reglamento en el balance que la Real Federación Española de Natación hizo este lunes. Las nuevas normas inciden mucho más en la técnica y por ello aseguro que van a intentar medir todo lo que sea medible para dar a los jueces lo que piden. Antes de conocer el nuevo panorama, El Confidencial charló con Ana Montero.

“Este año hay cambios en el reglamento: antes había dos paneles al 50% y ahora habrá tres. Esto nos obliga a cambiar, pero no perderemos de vista el podio porque nuestro objetivo es ser oro”. La directora técnica sabe que Rusia es la que marca el ritmo, pero tiene plena confianza en las sirenas españolas. No es para menos: siete de las doce medallas que se lograron en los Mundiales de Barcelona llegaron con la sincronizada, una especialidad que se ha convertido en sinónimo de un éxito que esperar continuar con el cambio de escenario.

Contaba Ana Montero que antes los ejercicios se evaluaban en dos paneles y cada uno de ellos suponía el 50% de la puntuación final. Ahora, se dividirán en tres: en las rutinas libres se evaluará ejecución (30%), impresión artística (40%) y dificultad (30%) mientras en las libres la puntuación será por ejecución (30%), impresión (30%) y los elementos que deben ejecutar (40%). Es decir, mucha más incidencia y protagonismo para la técnica que pasará a tener un peso del 60% en las libres y hasta un 85% en las técnicas. El cambio es considerable porque obliga a la sincronizada española a hacer un “cambio estratégico diferente. Si es tan importante la técnica, se puede medir mucho más que la parte artística. Al saber exactamente lo que quiere el juez podemos trabajar para ello. Con eso no renunciamos a nuestra creatividad porque eso lo llevamos dentro”.

Antes de hacer balance del año que nos dejó, Ana Montero charló con El Confidencial. La directora técnica del equipo de sincronizada, siguiendo esta línea, aseguraba que “es nuestro deber seguir trabajando fuerte para seguir dando frutos porque los éxitos del equipo absoluto son los que van nutriendo la base. De esta forma, las niñas ven a sus deportistas en la televisión, les llama la atención y quieren hacer sincronizada. El desarrollo viene del éxito del primero equipo”.

Entrenar para ganar, no para estar en las portadas de los periódicos

Igual que hizo este lunes Montero confesaba que “no dejamos de observar a las rusas y las estamos estudiando constantemente. Lo que pasa es que ellos tienen una estructura más sólida desde la base, la diferencia no está tanto en el alto nivel. Hay muchas más chicas haciendo sincronizada y tiene una detección de talentos un poquito más fácil entre comillas. No están tan potentes como otros años porque son un grupo jovencito, pero, de momento, ellas son nuestra visión y si no llegamos a ellas, queremos quedarnos justo debajo”.

Hace años, la sincronizada fue un deporte desconocido, algo que sabe muy bien Ana. Desde hace algún tiempo, las tornas han cambiado y es sinónimo de medallas, de éxito, de estar en lo más alto: “El reconocimiento social es un privilegio que hay que cuidar, pero cuando tú entrenas lo haces para ganar a Rusia no para ser más o menos mediático. Eso es un añadido que gusta, pero es fundamental que ellas tengan claro que esto es un deporte y que su trabajo es mejorar su rendimiento. El objetivo no es ganar medallas para estar en la cresta de los periódicos deportivos, a los que les damos millones de gracias cuando nos reconocen porque también refuerza la base”.

En el exitoso camino que ha recorrido la sincronizada, de momento, no ha habido ningún desvío a pesar de los cambios y la transición que se ha vivido tanto en el equipo como en el cuerpo técnico: “Todo es una cuestión de experiencia. Al principio era un poquito más difícil, ahora ya hemos cogido el hilo de esto. Lo importante es seguir centradas en la dirección que queremos seguir, tener muy claro lo que queremos e independientemente de lo que pase en el exterior, tener ese objetivo clarísimo en la cabeza. Es la única forma de que los agentes externos, a favor o en contra, no nos desvíen”.

La sincronizada está de moda

Coger el relevo, no fue tarea fácil: “Ha sido una transición. Se fue la mejor deportista de ese momento, Andrea Fuentes, la solista cambia y Ona Carbonel llevó ese proceso a la perfección, hubo una renovación con la entrada de tres chicas jóvenes… El puntal era nuevo y la mitad del equipo también así que al final, tuvimos que trabajar muchísimo en poco tiempo y lo que sí es verdad es que la gente veterana fue una pieza imprescindible para que el nivel, esté quien esté al frente, siga. La calidad de las chicas existe e hizo el camino más fácil”.

Hablamos del pasado y del presente, pero también del futuro. Las medallas han hecho que la base el deporte base de la natación sincronizada despegue y se convierta en una disciplina donde hay muchas oportunidades laborales: “Cada vez hay más niñas que quieren hacer sincronizada. La verdad es que se ha ido notando desde hace cinco o seis años, tanto que se han duplicado las licencias. La estructura está bien montada, es mejorable, pero estamos fomentando mucho la formación: a nivel federado, escolar, iniciación en piscinas municipales… Intentamos que sea un deporte de fácil acceso. Aparecen muchas escuelas y yo siempre lo digo, en la sincronizada hay trabajo: hay muchas piscinas en las que se quiere hacer sincronizada y no se puede porque no hay un entrenador. No conozco ninguna escuela que haya abierto y no tenga veinte niñas que pregunten por este deporte porque quieren hacerlo”.