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Marc Coma, un tipo normal con cuatro títulos que celebrará "como un animal"
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Marc Coma, un tipo normal con cuatro títulos que celebrará "como un animal"

El piloto español hace historia con su cuarta corona en el rally más exigente del planeta. A sus 37, es el triunfo de la humildad, la sencillez y la bondad

Foto: Marc Coma, exultante tras lograr su cuarto rally Dakar. (Reuters)
Marc Coma, exultante tras lograr su cuarto rally Dakar. (Reuters)

La meta situada en la ciudad chilena de Valparaíso le esperaba con los brazos abiertos y no dejó pasar la oportunidad. Después de 8.734 kilómetros y 14 días deesfuerzo titánico y una gripe que mermaba sus fuerzas, Marc Coma (Aviá, 1976)entraba en la historia tras conseguir su cuarto rally Dakar (2006, 2009, 2011 y 2014). Es el triunfo de la humildad, la sencillez y la bondad. Un hombre risueño y familiar, luchador incansable, que se mueve como pez en el agua en la dureza y la soledad del desierto.Desde pequeño Coma conoció el olor de la gasolina gracias a su padre y su tío, grandes aficionados a las motos. Algo que marcaría su vida para siempre. Con apenas ocho años llegó el gran día: el pequeño Marc daba el paso y se subía a una moto por primera vez. Por aquel entonces sólo era un niño que forraba las paredes de su habitación con las fotos de los pilotos dominaban el rally más exigente del planeta.

Aunque el esquí es su otra gran pasión, el linaje tiró demasiado a la hora de subirse a lomos de una dos ruedas.El joven Marc Coma dio sus primeros pasos en la competición a través del motocross, disciplina en la que se empleó a fondo en campeonatos regionales, provinciales y finalmente nacionales hasta los 18 años, cuando decidió probar suerte con el enduro. El catalán destacó en esta especialidad, donde fue campeón de España Júnior en la categoría superior a 175cc, medalla de plata en el Mundial de Enduro, cuarto en el Campeonato de Europa de Enduro Sénior superior a 175 cc y ganador del Campeonato Mundial de Enduro Sub-23.

Sin embargo, ya había fijado su atención en África y en 2002 Carlos Sotelo, expiloto de rallys africanos, ofreció a Marc la posibilidad de pilotar una moto construida por el propio Sotelo en el Arras-Madrid-Dakar. En lo deportivo, el abandono no supuso una decepción. Al revés, alimentó los deseos de explorar las maravillas del territorio africano. Al año siguiente Coma regresaba de nuevo al Dakar, esta vez con un sitio en el plantel oficial de KTM junto a Joan 'Nani' Roma e Isidre Esteve. Pese a la dureza de la prueba, cumplió con la difícil papeleta y acabó undécimo. Como recompensa por su destacado papel, en 2004 participó como 'mochilero' (el gregario del ciclismo o el sherpa en el ámbito delalpinismo)de sus paisanos, aunque una fuerte caída a falta de cinco etapas lo obligó a abandonar.

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Tras cosechar buenas actuaciones en campeonatos de raids durante 2004, Coma parecía en unas condiciones inmejorables para disputar el Dakar 2005, en el que lideró la prueba durante varias jornadas y consiguió una segunda plaza final que le supo a poco. Un año después llegó al fin su hora y el catalán, con más experiencia y madurez, se adjudicó su primer Dakar tras liderar la prueba desde la cuarta etapa. Comenzaba una relación con la victoria increíblemente regular.

La buena racha de Coma siguió en 2006 con la consecución de su segundo título consecutivo en el Mundial de Raids, un bagaje inmejorable para presentarse al Lisboa-Dakar 2007 para defender su corona.Sin embargo, cuando todo parecía listo para que Coma revalidara el título, llegó la fatídica penúltima etapa, en la que el de Aviá se perdió en un punto complicado de navegación y, cuando trataba de recuperar el tiempo perdido, sufrió una caída que le obligó a abandonar.

Mano a mano conCyril Despres

Entonces surgieron los problemas extradeportivos para poner en peligro la disputa del rally. En 2008, las insistentes amenazas territoristas ponían en peligro la integridad de la caravana. La organización se vio obligada a dar un giro radical. En el horizonte: sudamérica y los paisajes de Chile y Argentina, que acogerían el rally al año siguiente. Pese a la siempre combativa y aguerrida oposición del galoCyril Despres, Coma no dio ninguna opción a sus rivales. Desde la jornada inicial se encaramó a lo más alto de la clasificación. Una posición que no abandonaría hasta la meta. Se convertía enel único español en repetir victoria en el Dakar.

Como se plantaba en 2010 conla intención de continuar pulverizandotodos los registros.Pero no tuvo su año. La severa penalización de seis horas en el ecuador de la prueba sentenció el asunto. Los comisarios de carrera acusaron al catalán de cambiar un neumático en la séptima etapa. Una acción prohibida por el reglamento pero que nunca se pudo probar.Y si a ello le unimos la endiablada marcha de un incontestable Cyril Despres, apaga y vámonos.En 2011 la tortilla dio la vuelta. Vuelta a la senda del éxito con el inestimable amparo de Joan Pedrero, su fiel 'mochilero'. En aquella edición, fue su principal oponente quien sufrió en sus carnes la desesperación del rally. Un desquicio personificado en una penalización de diez minutos,caídas y de errores de navegación. Una mezcla que te condena a los bajos fondos de manera irremediable.

En la edición de 2012, todo parecía venir de cara pero lapolémica quiso su minuto de gloria. En laoctava etapa, Marc Coma tuvo la destreza parasuperar un río lleno de lodoen el que se vieron atascado Cyril Despres y otros siete competidores. Despress recibió ayuda, pero no devolvió el favor. Además, al finalizar la etapa, los organizadores descontaron el tiempo que los pilotos estuvieron atascados en el fango. Un hecho que descentró por completo al español, a quien una avería mecánica le hizo perder todas sus opciones.

2013: el momento más duro

Con el resentimiento por lo sucedido, Coma quería regresar con más fuerzas que nunca. Sin embargo, una inoportuna caídale quitó del camino antes de empezar.Corría el mes de octubre de 2013 cuando Marc Coma disputaba el rally de los Faraones, evento que el catalán ha conseguido ganar en cinco ocasiones (2005, 2006, 2007, 2010 y 2011). Se trata de una prueba de menos entidad que el Dakar pero que muchos pilotos usan como preparación para el plato fuerte del curso. Sin embargo, llegó eldesafortunado golpey un maltrecho hombro."Tengo que ser honesto porque sería una falta de respeto al equipo", comentaba en una emotiva rueda de prensa. Un equipo,el coloso KTM, que, gracias a la última alegría de Coma, amplía la dinastíahasta los13 triunfos consecutivos en el Dakar.Una relación simbiótica en la que ambas partes salen beneficiadas.

Muchas vicisitudes después, este año tocaba.Tras imponerse en tres etapas y asumir el mando desde la quinta prueba, Coma saboreó las sucesivas etapas como detenimiento, sabedor de que nadie podría cercenar su sueño.“El Dakar es esfuerzo, superación personal y sufrimiento”. Así resumía Marc Coma la esencia y el espíritu de un reto personal donde la fortaleza mental y la capacidad de sufrimiento marca el corteentrefuertes de los débiles.“Si no estás dispuesto a sufrir, no vayas al Dakar”, concluía."Voy a disfrutarlo como un animal con toda mi gente, porque no sé si se volverá a repetir, espero que sí". Aunque es el mejor, opta pormantener los pies en la tierra. Una ingrediente básico para forjar una leyenda que, con sólo37 años,seguirá creciendoen los próximos años.

La meta situada en la ciudad chilena de Valparaíso le esperaba con los brazos abiertos y no dejó pasar la oportunidad. Después de 8.734 kilómetros y 14 días deesfuerzo titánico y una gripe que mermaba sus fuerzas, Marc Coma (Aviá, 1976)entraba en la historia tras conseguir su cuarto rally Dakar (2006, 2009, 2011 y 2014). Es el triunfo de la humildad, la sencillez y la bondad. Un hombre risueño y familiar, luchador incansable, que se mueve como pez en el agua en la dureza y la soledad del desierto.Desde pequeño Coma conoció el olor de la gasolina gracias a su padre y su tío, grandes aficionados a las motos. Algo que marcaría su vida para siempre. Con apenas ocho años llegó el gran día: el pequeño Marc daba el paso y se subía a una moto por primera vez. Por aquel entonces sólo era un niño que forraba las paredes de su habitación con las fotos de los pilotos dominaban el rally más exigente del planeta.

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