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Los tobillos rotos y las lágrimas de tu rival: el día que Hubert Auriol perdió el Dakar... e hizo historia
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UNA HISTORIA ÉPICA

Los tobillos rotos y las lágrimas de tu rival: el día que Hubert Auriol perdió el Dakar... e hizo historia

La prueba cumbre del Todo-Terreno a nivel mundial, debe su estatus a infinidad de heroicidades e historias singulares, pero quizá ninguna como el duelo Auriol-Neveu de 1987

Foto: Hubert Auriol camino a la victoria en 1983 (BMW)
Hubert Auriol camino a la victoria en 1983 (BMW)

En 1987, el Dakar ya era un evento de dimensión mundial, después de unos modestos comienzos en 1979. Su nómina de participantes era mucho más internacional que en sus comienzos y sobre todo más profesional. La televisión empezaba a emitir por satélite la prueba y gracias a ello, pudo vivirse en toda su intensidad uno de los duelos más impresionantes de su historia, como fue el que enfrentó a Hubert Auriol con Cyril Neveu.

Antes de adentrarnos en la historia y en los detalles que la convirtieron en quizá la más épica de todas las disputadas, profundicemos un poco antes en la personalidad y antecedentes en la prueba de Hubert Auriol, nuestro protagonista de hoy. Auriol fue el primer piloto en conseguir la victoria tanto en motos (1981-1983), como en coches (1992). Su sobrenombre 'El Africano’ viene por haber nacido en Etiopía y por su inigualable habilidad para orientarse y desenvolverse en el desierto. El piloto francés había participado a nivel amateur en pruebas de motocross, pero donde se hizo un nombre fue en el Dakar, donde estuvo presente desde la primera de las ediciones en 1979 hasta que se retiró en 1994. Su vinculación con la prueba continuó en diferentes formas hasta su prematuro fallecimiento en 2021 a la edad de 68 años.

Entre 1995 y 2004 fue en el director de la prueba y su desaparición fue muy lamentada, porque aparte del respeto ganado por sus méritos deportivos, era alguien muy querido por todos los participantes. Aunque era un gran piloto, (había que serlo para llevar aquellos monstruos de enorme cilindrada), su gran fuerte siempre fue la navegación. No olvidemos que en aquella época, lo único que tenían los pilotos era un simple libro de ruta y no había ni GPS, ni teléfonos móviles. Para Auriol además, era muy importante ganar, pero igualmente importante tener un espíritu deportivo, que implicaba pararse a socorrer a otros pilotos o sobre todo, no aprovecharse del trabajo de otros.

La deportividad ante todo

Así fue como en 1984, perdió el Dakar ante su compañero de equipo en BMW Gaston Rahier. El piloto belga, como excampeón del mundo de motocross que era, gozaba de una pequeña ventaja sobre Auriol en velocidad pura, pero en lo tocante a navegación no tenía nada que hacer frente al francés. Consciente de ello, Rahier se dedicó a ‘chupar rueda’ en todas las etapas para dar el hachazo en los kilómetros finales. BMW era perfectamente consciente de la falta de deportividad de Rahier, pero como les dio la victoria, pensaron mucho más en el egoísmo del resultado, que en el fair-play entre compañeros.

Dolido ante la falta de apoyo de BMW a pesar de haberle dado dos victorias y haber abierto los ojos a la casa alemana del potencial de su moto en la prueba, Auriol decidió marcharse en buscando nuevos retos. Es así como promovió un arriesgado proyecto junto a Ligier, el equipo de Fórmula 1, que decidió diversificar su actividad también en el campo de las dos ruedas. El plan sonaba demasiado audaz y consistía en ubicar un motor de 750cc de Ducati de carretera, en una moto prototipo hecha a medida. La idea encontró respaldo en los hermanos Castiglioni, dueños de la marca Cagiva, que a su vez era propietaria de Ducati aquellos años. La moto dio bastantes problemas, pero a su vez demostró su potencial y de esta forma, los Castiglioni dieron todo su apoyo técnico y financiero y así tiempo después nació la mítica Cagiva Elefant 750.

Auriol había trabajado lo indecible con los técnicos italianos, para lograr una moto ganadora, y así llegamos a 1987 donde se produjo aquel épico enfrentamiento entre Cyril Neveu y Hubert Auriol. En Francia aquello tenía una dimensión parecida a los duelos en el ciclismo entre Bernard Hinault y Laurent Fignon. Todo el país estaba atento a la gran lucha que se estaba desarrollando en África entre sus dos héroes. Neveu en ese momento tenía cuatro triunfos en la prueba por dos de Auriol, el primero era más habilidoso sobre terrenos rotos, pero el segundo tenía superioridad entre las dunas y sobre todo en la navegación. Sin embargo, el principal escollo para Auriol, era demostrar que la Cagiva podía plantar cara a la Honda de su rival. Era la moto que había dominado a placer la prueba, después de la retirada de BMW.

El comienzo del Rally fue un intercambio de golpes entre Auriol y Neveu, pero poco a poco Neveu fue imponiendo su ley y así pasado el ecuador de la carrera, ya gozaba de un colchón de casi media hora sobre Auriol. Sin embargo, en la decisiva decimocuarta etapa, ‘el africano’ hace una exhibición antológica y demostrando su supremacía como navegante, le da la vuelta a la tortilla y se coloca como líder. A partir de ese momento Auriol corría con cierta prudencia, dado que su Cagiva con su brutal entrega de potencia, tenía mucha más tendencia a destrozar los neumáticos que la Honda. Así se llegó a la penúltima etapa, donde apenas diez minutos de ventaja separaban a ambos pilotos.

Una caída fatídica

Cuando apenas quedaba 20 km para la meta, Auriol sufre una durísima caída y se rompe los dos tobillos. Auriol es consciente que se ha lesionado, pero en caliente y con la sujeción que le proporcionaban las botas, pide a un piloto que rodaba con él que le ayude a subir a la moto. En la línea de meta esperaba Neveu sabedor de que Auriol había tenido un problema. Finalmente, aparece Auriol a mucha velocidad, pensando en que en el cronómetro no hubieran transcurrido los diez minutos de ventaja. En cuanto para, se sabe que aún mantenía tres minutos de diferencia sobre su rival. Neveu asume que ha perdido el Dakar, porque la etapa final, es un mero trámite.

Neveu se da cuenta de que algo no marcha bien con su rival. Auriol tiene que ser bajado de la moto por sus asistentes y empieza a gritar roto de dolor. Las heridas son de una gravedad terrible y cuando le quitan las botas se ven los dos tobillos rotos, pero uno de ellos en herida abierta total asomando todas las astillas. Rápidamente, el director de la prueba, René Metge y el propio Neveu entre lágrimas le dan su mano para que pueda aguantar el espantoso dolor. También se acerca a la escena Gaston Rahier, al que directamente manda a que se marche con viento fresco. ‘El africano’ sólo acepta la ayuda de rivales y amigos auténticos. Un Cyril Neveu, absolutamente desolado, sabe que ahora sí es el ganador del Dakar, pero entre lágrimas dice: "Tenía que ganar sólo uno, desgraciadamente he sido yo".

(ATENCIÓN, IMÁGENES IMPACTANTES)

Con una entereza y deportividad asombrosa, Auriol reconoce inmediatamente a su rival como el justo vencedor de la carrera y anuncia que ya no volverá a competir más en moto. Neveu por su parte siguió compitiendo unos años más, pero nunca más volvió a ganar. Probablemente, pesara en su ánimo ver a su querido amigo y rival destrozado físicamente por los peligros y trampas que tocaba asumir. Nuestro protagonista cumplió lo prometido y regresó a la prueba al año siguiente, primero compitiendo sobre buggies y finalmente sobre prototipo de 4x4, alcanzando con Mitsubishi el triunfo en 1991. Era la justa recompensa al héroe que elevó al Dakar al olimpo de las pruebas cumbre del mundo del motor.

En 1987, el Dakar ya era un evento de dimensión mundial, después de unos modestos comienzos en 1979. Su nómina de participantes era mucho más internacional que en sus comienzos y sobre todo más profesional. La televisión empezaba a emitir por satélite la prueba y gracias a ello, pudo vivirse en toda su intensidad uno de los duelos más impresionantes de su historia, como fue el que enfrentó a Hubert Auriol con Cyril Neveu.

Honda Rally Dakar