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El doble error de Fabio Quartararo que da vida a Aleix y devuelve la chispa a MotoGP
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GRAN PREMIO DE LOS PAÍSES BAJOS

El doble error de Fabio Quartararo que da vida a Aleix y devuelve la chispa a MotoGP

Hace una semana, parecía que el Mundial de MotoGP quedaba sentenciado con la victoria de Fabio Quartararo, pero el error cometido en Assen hace que el Mundial vuelva a abrirse

Foto: Quartararo, en el momento de caerse por segunda vez. (Reuters/David Goldman)
Quartararo, en el momento de caerse por segunda vez. (Reuters/David Goldman)

Es difícil encontrar una situación como la de este domingo, en la que lo que podía haber sido un absoluto desastre cuando tu máximo rival en la lucha por el título te lleva fuera de pista y te hunde al fondo del pelotón, pero el Gran Premio de Holanda será recordado por Aleix Espargaró como una de las mejores carreras de su vida. Tenía el ritmo y la velocidad para luchar por la victoria, y esa era su intención: plantar cara a Pecco Bagnaia, que había salido como un cohete nada más apagarse el semáforo.

Fabio Quartararo también sabía que, si quería tener una oportunidad, debía dar caza también a Bagnaia, y con ese objetivo cometió el error de precipitarse, arruinando su carrera y la de Espargaró, pero contribuyó involuntariamente para crear el ambiente idóneo para disfrutar de una de las carreras más intensas del año.

El error de Quartararo, sumado a la contundente victoria de Bagnaia y la extraordinaria remontada de Espargaró, da como resultado que el campeonato ha recuperado su chispa. El piloto francés mantiene una importante ventaja de 21 puntos, pero son 13 menos de los que disfrutaba tras la cita alemana. No cabe duda que el error, que apartó a Espargaró de luchar por la victoria, ayudó al piloto de Aprilia a reducir la diferencia mucho más que si hubiera ganado la carrera, doblegando a Quartararo y Bagnaia.

Foto: Pecco Bagnaia celebra su victoria. (Reuters/Piroschka van de Wouw)

El fallo de principiante de Quartararo, que el piloto de Yamaha no ha dudado en reconocer como tal, trae una consecuencia añadida, porque los Comisarios de la FIM (Federación Internacional) han decidido sancionarle con una Long Lap para la próxima carrera, el GP de Reino Unido. En su decisión, los comisarios han señalado que su acción "ha condicionado severamente la carrera" de Espargaró. Esto le va a suponer a Quartararo ceder mucho tiempo y quedarse sin opciones de victoria y, probablemente, de podio, aunque Jack Miller cumplió una penalización de este tipo en Sachsenring y aun así logró la tercera posición.

Desde este momento, se han comenzado a disparar toda clase de comentarios y comparaciones, haciendo ver que maniobras similares realizadas esta misma temporada no han sido penalizadas en MotoGP y, sin embargo, es norma común sancionarlas en Moto3, fundamentalmente, y también en Moto2. Pero la polémica no tiene que estar en la aplicación de la norma sobre Quartararo, sino en saber por qué no se ha aplicado en anteriores ocasiones. No es un trabajo que envidie, el de ser miembro de ese panel…

Momento de mantener el equilibrio

No cabe duda de que la carrera de Assen nos ha mostrado las costuras de la categoría. Pensábamos que Quartararo era el hombre de hierro, implacable e infalible, y que a Bagnaia le faltaba temple tras el error sufrido en Sachsenring y algún otro fallo cometido carreras atrás. A los periodistas, no sé por qué, nos gusta hablar del juego mental entre los pilotos. Serán reminiscencias de los tiempos de Valentino Rossi. Se tilda a Bagnaia de ser menos fuerte en ese terreno que Quartararo, pero este domingo hemos visto cómo el piloto de Ducati ha aguantado perfectamente la tensión, además jugando una arriesgada baza, la de montar un neumático delantero blando, el único entre los favoritos que apostó por esa opción, con la incertidumbre de su rendimiento a final de carrera.

La jugada fue perfecta, y se escapó lo suficiente como para poner de los nervios a Quartararo, que se precipitó y cometió su error. Juego mental, estrategia de carrera… llámalo como quieras, pero es una lección de las carreras. Lo que está claro es que mucho se tiene que equivocar Quartararo y mucho tiene que acertar Bagnaia para que se enjugue la diferencia que les separa, que es de nada menos que 66 puntos.

El gran error de Quartararo fue obsesionarse con Bagnaia, cuando su gran rival es y sigue siendo Aleix Espargaró. Y si el de Aprilia se mantiene tan inteligente como hasta ahora, tiene que aprovechar al máximo la próxima cita de Silverstone, dentro de cinco semanas, para recortar aún más la diferencia con el piloto de Yamaha. Para que Bagnaia entre en la lucha por el título tienen que pasar muchas más cosas, aparte de que necesita ganar carreras, por supuesto.

Una última cosa: Maverick Viñales. En el mismo escenario donde hace doce meses logró su último podio con Yamaha, Viñales consiguió el primero con Aprilia. Basta con ver cómo se celebró este éxito de Viñales para entender por qué dejó la escudería japonesa y se echó a los brazos de Aprilia. El calor y la complicidad del equipo es un valor añadido en el mundo de las carreras.

Posdata. Merece la pena que la Dirección de Carrera sea más severa con la reincorporación a carrera de un piloto tras sufrir un accidente. Quartararo volvió tras su caída (leve) con la moto dañada y se mantuvo en pista unas vueltas. Volvió a boxes quejándose de fallos en la moto, pero su equipo le hizo seguir ante la posibilidad de que se pusiera a llover y pudiera hacer un cambio de moto. En la primera caída, dañó el sensor del control de tracción y eso fue lo que provocó la segunda, muy dura, pero afortunadamente sin lesiones. Un accidente que podría que haberse evitado.

Es difícil encontrar una situación como la de este domingo, en la que lo que podía haber sido un absoluto desastre cuando tu máximo rival en la lucha por el título te lleva fuera de pista y te hunde al fondo del pelotón, pero el Gran Premio de Holanda será recordado por Aleix Espargaró como una de las mejores carreras de su vida. Tenía el ritmo y la velocidad para luchar por la victoria, y esa era su intención: plantar cara a Pecco Bagnaia, que había salido como un cohete nada más apagarse el semáforo.

Fabio Quartararo
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