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Valentino Rossi y las incertidumbres sobre el futuro
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El italiano se toma un periodo de reflexión

Valentino Rossi y las incertidumbres sobre el futuro

Ya no solo está la duda de si Valentino Rossi seguirá corriendo o no en 2022; también queda por ver cómo se definirá su equipo, y qué pasará con su patrocinador

Foto: Rossi, durante unos entrenamientos el pasado mes de junio. (EFE)
Rossi, durante unos entrenamientos el pasado mes de junio. (EFE)

A una semana de que se reanude el curso de MotoGP la próxima semana con el Gran Premio de Estiria, la primera de las dos visitas consecutivas del Campeonato del Mundo al Red Bull Ring, el mundo motociclista sigue pendiente de la decisión de Valentino Rossi, que tiene que desvelar si seguirá o no compitiendo en 2022 y, lo que no es menos importante, con qué equipo competirá en caso de seguir en activo.

Rossi anunció tiempo atrás que aprovecharía la pausa veraniega, que este año ha sido más larga de la cuenta –cinco semanas– debido a la suspensión del Gran Premio de Finlandia, para reflexionar sobre su futuro. Rossi ha pasado unos días de descanso en la costa croata junto a su pareja, y habrá tenido tiempo de desconectar del campeonato para contemplar su situación con perspectiva. Ciñéndonos a los resultados, su rendimiento es catastrófico: es su peor temporada desde que debutó en el Mundial en 1996. Sobre el papel es evidente que Rossi no es competitivo para respaldar los resultados que se esperan de una estrella de la categoría, aunque hay que reconocerle el mérito de seguir plantándose en cada Gran Premio con la misma determinación de siempre, a sus 42 años.

No es fácil tomar una decisión que supondría poner fin a la vida tal como él la ha entendido desde 1993, cuando decidió dedicarse profesionalmente al motociclismo. Su disyuntiva es múltiple. ¿Me retiro o sigo corriendo? Y si sigo corriendo, ¿me quedo en el SRT Petronas Yamaha o me subo a una de las motos de mi propio equipo? Porque la escudería VR46, que él creó en 2014 para disputar el Mundial de Moto3, ha evolucionado hasta hacerse un hueco en la clase reina. Y con motos de primer nivel de Ducati, nada menos.

placeholder Valentino Rossi, en los entrenamientos del Gran Premio de Italia. (EFE)
Valentino Rossi, en los entrenamientos del Gran Premio de Italia. (EFE)



Sin embargo, la opción de seguir un año más pero dentro de su propia estructura se antoja como una posibilidad demasiado compleja. No podemos negarle el atractivo de ver a Rossi compartiendo garaje con su hermano Luca Marini, vestidos de Ducati. Es el sueño de todo aficionado transalpino, pero no es muy realista. Incluso el propio Rossi llegó a admitir que, de no seguir en las motos, una de las opciones que barajaba era la de competir en la GT3 automovilística. Sea como fuere, a falta de que el protagonista hable, no encontramos ante una situación completamente abierta. Si antes del parón veraniego, la apuesta mayoritaria era la despedida de Rossi, según se aproxima el regreso de la competición, muchas voces del paddock tienen un pálpito: que Rossi seguirá un año más.

Y quizás tiene tantas posibilidades de hacerlo en su propio equipo como de mantenerse en la escudería Yamaha SRT Petronas. Todo en torno a Yamaha es casi más difuso que el futuro de Rossi, y qué decir del futuro de Maverick Viñales, que ha llegado a plantearse la opción de pasar un año sabático, aunque a día de hoy parece que su única posibilidad real es Aprilia.

Lo que dice el príncipe

​Otro de los puntos de interés en Italia en estos momentos es la verdadera situación del acuerdo de patrocinio entre Aramco y el equipo VR46. Tras anunciarse a bombo y platillo el acuerdo con la compañía saudí, este ha sido matizado desde dicha corporación, negando que se haya establecido aún vinculación alguna. Todo en torno a Aramco y la figura del príncipe Abdulaziz bin Abdullah bin Saud bin Abdulaziz Al Saud resulta laberíntico. Una oficina que actúa en su representación ha confirmado la voluntad del príncipe de llevar adelante el proyecto, sin más, y este ha mostrado su ilusión por ver a Rossi en esas futuras motos. Pero de momento, no hay negro sobre blanco. Es una cuestión de intereses entrelazados que pueden tejer una alianza: VR46-Ducati-Aramco-Dorna… Con Rossi como el lazo que lo remata todo.

No cabe duda que MotoGP y la mayor estrella mediática del campeonato de las últimas décadas pueden ser un buen detergente para la imagen internacional de Arabia Saudí. Además, Dorna busca ampliar mercados, y los emiratos árabes son propicios al deporte del motor, ya lo hemos visto con la Fórmula 1 y el Dakar, y MotoGP se anticipó a eso con la puesta en escena del Gran Premio de Qatar en 2004. Recuerdo perfectamente las palabras de Carmelo Ezpeleta, consejero delegado de Dorna, años atrás, cuando a resulta de las quejas por la presencia de tres carreras en España –el GP de Aragón aún estaba por llegar– me decía con su habitual contundencia: “Haremos carreras donde haya interés por hacer carreras”. ¿Apostamos por un futuro GP en Jeddah?

placeholder  Fabio Quartararo, Maverick Viñales y Valentino Rossi en el podio del Gran Premio de España. (EFE)
Fabio Quartararo, Maverick Viñales y Valentino Rossi en el podio del Gran Premio de España. (EFE)

Un huracán

Pero ni siquiera si se definiera la situación de Rossi y del VR46 la próxima semana en Estiria estaríamos cerca de ver aclarado el panorama para 2022, porque a la duda de Viñales se suma el deseo de Andrea Dovizioso de regresar a la competición, y no será fácil. Y hay movimientos en el entorno de los pilotos de Suzuki, interesados en saltar por la borda del equipo japonés viendo que hay plazas libres en Yamaha. La lenta evolución de Suzuki es una losa que hunde las aspiraciones de sus pilotos, que ya no parecen tener confianza en que su marca pueda reaccionar a tiempo. Eso implicaría nuevos cambios imprevistos y cancelaciones de contratos antes de su vencimiento

Seguramente esto no le debe agradar mucho al promotor del campeonato, porque supone tirar a la basura muchos acuerdos y compromisos, y semejante volatilidad no es una buena publicidad. El torbellino creado por Viñales y Yamaha con su separación puede terminar convirtiéndose en un gran huracán que puede engullir una buena porción de la parrilla de MotoGP.

A una semana de que se reanude el curso de MotoGP la próxima semana con el Gran Premio de Estiria, la primera de las dos visitas consecutivas del Campeonato del Mundo al Red Bull Ring, el mundo motociclista sigue pendiente de la decisión de Valentino Rossi, que tiene que desvelar si seguirá o no compitiendo en 2022 y, lo que no es menos importante, con qué equipo competirá en caso de seguir en activo.

Rossi anunció tiempo atrás que aprovecharía la pausa veraniega, que este año ha sido más larga de la cuenta –cinco semanas– debido a la suspensión del Gran Premio de Finlandia, para reflexionar sobre su futuro. Rossi ha pasado unos días de descanso en la costa croata junto a su pareja, y habrá tenido tiempo de desconectar del campeonato para contemplar su situación con perspectiva. Ciñéndonos a los resultados, su rendimiento es catastrófico: es su peor temporada desde que debutó en el Mundial en 1996. Sobre el papel es evidente que Rossi no es competitivo para respaldar los resultados que se esperan de una estrella de la categoría, aunque hay que reconocerle el mérito de seguir plantándose en cada Gran Premio con la misma determinación de siempre, a sus 42 años.

No es fácil tomar una decisión que supondría poner fin a la vida tal como él la ha entendido desde 1993, cuando decidió dedicarse profesionalmente al motociclismo. Su disyuntiva es múltiple. ¿Me retiro o sigo corriendo? Y si sigo corriendo, ¿me quedo en el SRT Petronas Yamaha o me subo a una de las motos de mi propio equipo? Porque la escudería VR46, que él creó en 2014 para disputar el Mundial de Moto3, ha evolucionado hasta hacerse un hueco en la clase reina. Y con motos de primer nivel de Ducati, nada menos.

Valentino Rossi
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