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Márquez se corona campeón de MotoGP con una victoria agónica sobre Quartararo
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En el GP de Tailandia

Márquez se corona campeón de MotoGP con una victoria agónica sobre Quartararo

El de Cervera agranda su leyenda con su sexto título en la máxima cilindrada. El español no se relajó y decidió batirse en duelo contra el francés. Victoria de genio para poner la guinda a un brillante curso

Foto: Márquez celebra su título con una inmensa bola de billar con el número de sus mundiales. (EFE)
Márquez celebra su título con una inmensa bola de billar con el número de sus mundiales. (EFE)

Marc Márquez no esperó más y sentenció el campeonato de MotoGP en la primera oportunidad que tuvo.Tailandia fue la pista que el destino le tenía guardada para sumar su octavo Mundial, el sexto en la máxima cilindrada. Números bestiales para un chaval de tan solo 26 años que no deja de agrandar su leyenda. Dos veces Rossi y una Doohan consiguieron coronarse a falta de cuatro carreras para el cierre de la temporada...hasta que llegó el genio. "Estoy rodeado de leyendas del motociclismo", apuntó sonriente, como no puede ser de otra manera, a los micrófonos de DAZN al final de la carrera.

No le falta razón porque este domingo el de Cervera se une a este selecto club tras llevarse la victoria nuevamente ante Quartararo, otro joven (20 años) que asusta, y enterrar cualquier aplazamiento posible por parte de Dovizioso, que tan solo pudo ser cuarto. Doblete para el español en Asia, que pone la guinda a una temporada de escándalo. En los festejos a pie de pista representó su nueva conquista con una enorme bola de billar negra, la número ocho. Se ha pasado el juego. "Este Mundial lo hacen diferente los rivales, que cada año son nuevos. Lo de Quartararo es bestial. No voy a cambiar mi método y el año que viene será la misma presión y objetivo", comentó.

El nuevo título de Márquez es un premio a la regularidad. Durante este año ha rozado la perfección absoluta en términos de solidez. Tan solo se le recuerda el fallo en Austin, donde se fue al suelo y no pudo completar su particular 'rodeo', el resto de grandes premios los cuenta por victorias o segundos puestos. Brutal. Marc, que empezó la temporada mermado por su operación en el hombro, está en un estado de forma pletórico (pese a su caída el viernes), haciendo gala de una madurez impresionante y una química encima de su RC213V que no la disfruta nadie más. Su Honda y él son, a fin de cuentas, un matrimonio bien avenido, un romance sin igual.

La carrera en Buriram fue una repetición de la de San Marino, prácticamente un calco. Quartararo y Marc salieron a por todas desde el primer minuto y abrieron hueco pronto. Por detrás, Viñales, en terreno de nadie, como Dovizioso en la cuarta plaza tras una gran salida. El '93' le dejó el peso de la carrera a su rival y le estudió sin reparos. Siempre por detrás, Márquez observaba los huecos del de Yamaha Petronas, esperando su momento. "No tengo palabras para expresar lo que está haciendo", explicó luego Fabio.

Al catalán siempre se le vio más fuerte, pero cuando intentó poner pies en polvorosa a falta de cuatro vueltas para el final Quartararo no le dejó ni media. Si el español frenaba tarde, el francés lo hacía aún más. Eso sí, el '93' estaba tan pegado que su montura parecía una extensión de la de su rival. Fue en la última vuelta cuando Marc pasó a encabezar la carrera. Quería espectáculo y lo consiguió. Adelantó a Quartararo con una frenada por fuera espectacular, arriesgándose por la trazada sucia, y defendió su puesto cuando este intentó el adelantamiento en la curva que precedía a la entrada en meta.

Fabio le metió la moto, pero tuvo que abrirse para no irse al suelo. Marc no perdonó. El enfado del francés, monumental. Se le resiste la victoria, pero cada vez la tiene más cerca. Por delante solo tiene a un tipo que es mágico y que ha sacudido por completo los cimientos de su deporte desde su irrupción en 2013. Va camino de acabar siendo el piloto más laureado de la historia. "Lo había soñado. Demostré que podía ganar la carrera a pesar de la caída del viernes. Aproveché mi velocidad punta. Hemos acabado el año como todo el equipo se merecía. Hago mi trabajo en pista lo mejor que sé, pero sin ellos no sería nada", palabras de campeonísimo.

Marc Márquez no esperó más y sentenció el campeonato de MotoGP en la primera oportunidad que tuvo.Tailandia fue la pista que el destino le tenía guardada para sumar su octavo Mundial, el sexto en la máxima cilindrada. Números bestiales para un chaval de tan solo 26 años que no deja de agrandar su leyenda. Dos veces Rossi y una Doohan consiguieron coronarse a falta de cuatro carreras para el cierre de la temporada...hasta que llegó el genio. "Estoy rodeado de leyendas del motociclismo", apuntó sonriente, como no puede ser de otra manera, a los micrófonos de DAZN al final de la carrera.

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