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Álex Rins, el 'obrero' de MotoGP que no quiso dedicarse a las canicas
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Destaca por su gran regularidad

Álex Rins, el 'obrero' de MotoGP que no quiso dedicarse a las canicas

El catalán consiguió su primera victoria en la categoría el pasado domingo en Austin. De perfil bajo, ha ido creciendo como piloto alejado de los grandes focos. Quiere el mundial

Foto: Álex Rins liderando la carrera norteamericana. (EFE)
Álex Rins liderando la carrera norteamericana. (EFE)

Álex Rins ya tiene su primera victoria en MotoGP. Ha costado, pero el catalán ya ha entrado dentro del reducido grupo de españoles (tan solo diez) con triunfo en la categoría reina. El destino quiso que fuera en Austin, un circuito especial con el que mantiene una clara relación de amor-odio. Se impuso en Moto3 y Moto2, pero cuando ascendió a la madre de todas las carreras del motociclismo una serie de catastróficas desdichas le impidió plantarle cara a Márquez, si es que alguien podía hacerlo. El domingo el de Cervera se fue al suelo y Rins lo aprovechó para estrenar su casillero. Su objetivo a largo plazo parece acortarse, ya es un aspirante serio: "Es obvio que quiero ganar el título, el que diga que no que se dedique a las canicas".

En 2017 una caída aquí le mantuvo varios meses fuera de juego por una fractura en su muñeza izquierda y hace un año un accidente le obligó a retirarse. Su insistencia le ha valido ahora la grata recompensa en Texas por partida doble: el de Barcelona es el único piloto en la historia que ha ganado en el rodeo americano en las tres categorías, casi nada. Cogió el testigo de un 'dictador' llamado Márquez y estuvo más inteligente en la estrategia con Rossi, su ídolo. Una de las características principales del de Suzuki es su habilidad para conservar las gomas. Merced a eso pasó por encima de la Ducati de Miller y luego de la Yamaha del italiano. Coció su carrera a fuego lento y cuando pudo dar el estacazo no dudó. Así juegan los campeones. "Esto lo he soñado muchas veces", admitió después tras ser felicitado por Valentino.

"Esto es maravilloso para Álex, esta es una prueba más de la forma en que ha madurado y mejorado. Cuando comenzó con nosotros sufrió muchas lesiones, desde entonces ha trabajado muy duro y se merece este logro. Ahora puedo decir que el objetivo de la temporada está cumplido, lo hemos logrado en la tercera carrera" explicó un eufórico Davide Brivio, director del Team Suzuki. El piloto nunca ha ganado un mundial. En la categoría pequeña lo perdió en la última carrera con Maverick Viñales (2013) y en sus dos temporadas en la intermedia se encontró con un gran Johann Zarco (2015 y 2016). El curso pasado un lamentable primer tramo de campeonato con cinco retiradas en diez citas le privó de luchar por la corona, pero este 2019 ha aprendido la lección y está destacando por su tremenda regularidad. Su moto acompaña. Los japoneses dieron un paso adelante muy importante en Assen 2018 y han continuado en la senda correcta.

placeholder El equipo Suzuki celebra la victoria de Álex Rins en Austin. (EFE)
El equipo Suzuki celebra la victoria de Álex Rins en Austin. (EFE)

"No me siento inferior a nadie"

En su momento, muchas voces se hartaron de decirle a los de Suzuki que se habían equivocado con su fichaje, que no debieron negarle un asiento a Zarco para contratarle a él, pero poco a poco el catalán ha ido silenciando a los escépticos. Primero pasó por encima de su compañero de escudería, Iannone, y ya marca el desarrollo de su 'burra'. Este curso él es la referencia, pues Joan Mir es rookie, y en pretemporada demostró su ambición en los test. Tras Losail elevó sus anhelos y en America fue aún más contundente: "Los resultados lo están demostrando. Si estamos listos para ganar el mundial, ¿por qué no? Llegamos a Europa, circuitos que me gustan". El último campeón para los de Hammamatsu fue Kenny Roberts Junior a principios de siglo, pero ahora vuelven a tener motivos para ilusionarse. "Hay que tenerle en cuenta para el título", aclaraba Rossi. El chico, de 23 años, aún se ruboriza cuando las grandes estrellas del circo le agasajan, pero es consciente de sus posibilidades: "No me siento inferior a ningún otro piloto". Si Márquez falla, intentará estár ahí.

El hecho de que sea considerado una alternativa no es fruto de la casualidad, se lo ha buscado. Rins lleva toda la vida agarrado a un manillar, sudando la gota gorda contra viento y marea, como un obrero, para hacerse de valer. A los siete años corrió su primera carrera en motocross y, poco tiempo después, se pasó al asfalto. Llegó a MotoGP sin la proyección mediática de otros chavales de su generación para, dentro de ese perfil bajo, crecer. 'Nunca pierdas tu fe' es la frase que lleva tatuada en el antebrazo derecho. La mira detenidamente antes de cada carrera y se pone el mono con el eco de su significado bajo el casco. Con su victoria en América ya ha cumplido un sueño, pero ahora tiene otros pendientes.

Álex Rins ya tiene su primera victoria en MotoGP. Ha costado, pero el catalán ya ha entrado dentro del reducido grupo de españoles (tan solo diez) con triunfo en la categoría reina. El destino quiso que fuera en Austin, un circuito especial con el que mantiene una clara relación de amor-odio. Se impuso en Moto3 y Moto2, pero cuando ascendió a la madre de todas las carreras del motociclismo una serie de catastróficas desdichas le impidió plantarle cara a Márquez, si es que alguien podía hacerlo. El domingo el de Cervera se fue al suelo y Rins lo aprovechó para estrenar su casillero. Su objetivo a largo plazo parece acortarse, ya es un aspirante serio: "Es obvio que quiero ganar el título, el que diga que no que se dedique a las canicas".

Valentino Rossi
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