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El 'ansia' de Jorge Lorenzo o sus prisas por ganar con una Honda que aún no entiende
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El 'ansia' de Jorge Lorenzo o sus prisas por ganar con una Honda que aún no entiende

El piloto balear llegará en mejores condiciones físicas al GP de Argentina tras el fiasco de Qatar. Apenas ha tenido pretemporada para entender la Honda. Su mundial empieza ahora

Foto: Jorge Lorenzo, en el GP de Qatar. (EFE)
Jorge Lorenzo, en el GP de Qatar. (EFE)

Confiado y seguro, así llegará Jorge Lorenzo a una nueva cita de MotoGP, la de Argentina, una pista que siempre ofrece espectáculo. Tras operarse del tobillo una vez terminada su temporada con Ducati, tratarse de una rotura del escafoides el pasado mes de enero y recuperarse de una fisura en la costilla tras su reciente caída en los libres de Qatar; el balear espera rendir a buen nivel en esta segunda cita del campeonato. Al menos, volver a luchar por las plazas de privilegio, batirse el cobre con los grandes nombres y demostrar que él y su Honda están capacitados para luchar por un nuevo título, el cuarto en la clase reína.

"Quiero ganar a los 22 que corren contra mí, incluido mi compañero de equipo", afirmó Lorenzo en una entrevista para GQ hace unos días. Hambre no le va a faltar, más discutible es su capacidad actual porque el talentoso piloto apenas ha tenido tiempo para comprender, estudiar y mejorar su nueva moto, la misma que Marc ha ayudado a diseñar personalmente esta temporada. En su deseo de ponerse a tono y empezar una lucha que le pueda convertir en el primer piloto español de la historia que gana en la máxima cilindrada con dos casas diferentes, Jorge igual arriesgó más de la cuenta en Losail. Esta carrera no deja de ser el pequeño inicio de un año decisivo. Dicho de otro modo, su extensa recta no es nada en comparación al largo calendario que queda por delante.

Jorge, que terminó renqueante y décimotercero, solo sumó tres puntos en la carrera. Si se hubiera quedado en casa es cierto que no hubiera hecho kilómetros con su moto, que nunca vienen mal, pero el resultado tampoco hubiera cambiado tanto. Por contra, su cuerpo hubiera recuperado mejor y ahora estaría en óptimas condiciones físicas para conducir en el gran premio americano. A veces, quien sabe, menos es más. Márquez y su maltrecho hombro sí completaron una excelente carrera, pero en este caso el de Cervera no ha demostrado nada que no se supiera de antemano: nadie maneja la Honda como él. Aún así, el catalán debe mejorar un dato que le resta cada curso: en 2017 y 2018 fue el piloto que más veces mordió el suelo y es ahí donde Lorenzo siempre puede recuperar. Dependiendo de las condiciones, bien haría Jorge en ser prudente y no someter su cuerpo a esfuerzos innecesarios.

placeholder Lorenzo, junto a Mac Márquez en la foto de presentación de todos los equipos en Qatar. (EFE)
Lorenzo, junto a Mac Márquez en la foto de presentación de todos los equipos en Qatar. (EFE)


El cambio de marca es posiblemente el mayor reto al que se haya enfrentado el balear. Lorenzo sabe de primera mano lo complicado que es salirse de una moto 'convencional', que lo hacía bien todo, como la Yamaha, a pasarse a un concepto radicalmente distinto como el de la Ducati. Lorenzo tardó temporada y media en alcanzar la victoria con la Desmosedici y ahora en su horizonte inmediato tiene la dificultad añadida de volver a domar una moto compleja, rígida y nerviosa como la Honda RC213V; totalmente opuesta a su añorada M1.Y es que la Honda es posiblemente la mejor moto de la parrilla siempre que esté en manos de Márquez. La RC213V de 2018 fue la mejor de los últimos años, pero siguió siendo difícil, radical y sumamente dura. Físico aparte, Pedrosa nunca consiguió hacerse con ella, está por ver si Lorenzo es capaz con una nueva versión que no ha cambiado demasiado.

Objetivo: el podio

Su mundial empieza ahora y hasta pasadas cuatro carreras no se podrán sacar mayores conclusiones. Por el momento el '99' ya ha dicho sentirse más cómodo en el paso por curva, su punto fuerte sobre todo en circuitos con virajes largos y enlazados. El tamaño de la misma parece que tampoco será un problema: ahora se agota menos físicamente porque no anda peleándose con la máquina en cada frenada. Jorge cuenta con otro punto a favor y es que, si el agarre no es perfecto y hay que cuidar bien las gomas, hay pocos pilotos tan finos como él, dulce en la entrega de gas. Veloz en sus salidas, demoledor su ritmo cuando se siente a gusto.

"Adaptarme lo más rápido posible a la moto y lograr los mejores resultados posibles es mi objetivo. No será fácil, pero espero lograr algún podio y, por qué no, alguna victoria". Ahora llega Argentina, un circuito en el que sabe celebrar, pero que en las últimas tres temporadas no ha arañado ni un solo punto. Su trazado invita al cuerpo a cuerpo. Veremos si está ya capacitado para batirse en duelo con los de arriba o todavía tendrá que luchar por escapar de la zona media. Si los resultados no acompañan debe estar tranquilo y no precipitarse, seguir trabajando con el temple del que ha hecho gala los últimos años para volver a ser, más pronto que tarde, campeón del mundo.

Confiado y seguro, así llegará Jorge Lorenzo a una nueva cita de MotoGP, la de Argentina, una pista que siempre ofrece espectáculo. Tras operarse del tobillo una vez terminada su temporada con Ducati, tratarse de una rotura del escafoides el pasado mes de enero y recuperarse de una fisura en la costilla tras su reciente caída en los libres de Qatar; el balear espera rendir a buen nivel en esta segunda cita del campeonato. Al menos, volver a luchar por las plazas de privilegio, batirse el cobre con los grandes nombres y demostrar que él y su Honda están capacitados para luchar por un nuevo título, el cuarto en la clase reína.

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