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Márquez y la bandera blanca para enterrar el hacha de guerra y acabar con los pitos
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Márquez y la bandera blanca para enterrar el hacha de guerra y acabar con los pitos

El objetivo de Marc Márquez después de la carrera en Austin, más allá del deportivo, es tender la mano y lo que haga falta para acabar con los pitos y la división entre los aficionados

Foto: Marc Márquez, sonriente, tras ganar el Gran Premio de las Américas en Austin. (Efe)
Marc Márquez, sonriente, tras ganar el Gran Premio de las Américas en Austin. (Efe)

Que vuelvan las aguas a calmarse en MotoGP. Este es el deseo de Marc Márquez después de su victoria en el Gran Premio de las Américas con el famoso gesto de su celebración en el que pedía calma y, a la vez, reivindicaba su primer triunfo de la temporada tras sufrir una fuerte presión por toda la polémica que surgió a raíz del choque con choque con Valentino Rossi. Los que conocen a Márquez aseguran que el piloto de Cervera, si hiciera falta, está por la labor de volver a pedir perdón a Rossi porque, insisten, “en ningún momento tuvo la intención de tocarle para que se fuera al suelo”. Márquez es el primero que desea acabar con esta guerra entre aficionados suyos y del italiano. No le interesa que se alimente la polémica -sobre todo ahora que se acerca el GP de España en Jerez con más de 100.000 aficionados- y que se vuelvan a repetir los pitos que recibió en el podio de Austin (y los que escuchó en Argentina), hecho que sí le ha afectado.

Márquez muestra la bandera blanca para enfriar los pitos y un ambiente que se ha contaminado en los tres últimos años, desde la famosa patada de Rossi, en 2015, en Malasia. El Mundial de motociclismo llega a Europa y el piloto de Cervera es el primer interesado, según confirman en su entorno, de que se hable de la competición y se acabe con los asuntos extradeportivos. "Lo que quiere es divertirse", como repetía esta semana su entorno a El Confidencial. Asume su error en Argentina, rechaza que sea un piloto agresivo o temerario y confirman que volverá a demostrar que, por su parte, no hay guerra. Mensaje para los 115.000 aficionados que se juntarán en Jerez dentro de unos días.

Foto: Marc Márquez celebra, con la lengua fuera, su vicroria en el Gran Premio de las Américas. (Efe)

Si su mensaje de paz es claro, también lo es que su forma y estilo de pilotaje no va a cambiar a pesar de que Rossi dijera que es un piloto peligroso y que da miedo. Sus valores de respeto conviven con el de ser un deportista determinante, muy competitivo y ambicioso. Prueba de ello fue su poderosa demostración en Texas.

"La misma vara de medir"

Pese a que no ha perdido la sonrisa, Márquez no ha pasado tranquila las dos últimas dos semanas. En concreto, el viernes antes de la carrera en Austin se sintió de alguna manera señalado por la reunión en la que se habló de endurecer las sanciones y ser más estrictos... "En la Comisión de Seguridad se llegó a la conclusión de que el reglamento sea más estricto, lo importante es que todos tengamos la misma vara de medir", ha señalado el catalán a su llegada a España. Esa cita molestó a Márquez porque entendió que todos los reproches iban hacia él.

Este hecho, más los pitos en el podio, han provocado que haya cierta preocupación en el equipo que rodea a Marc Márquez y se quiera dejar claro que lo más saludable es volver a poner cordura. Por su parte no va a quedar. Su actitud es de humildad.

Que vuelvan las aguas a calmarse en MotoGP. Este es el deseo de Marc Márquez después de su victoria en el Gran Premio de las Américas con el famoso gesto de su celebración en el que pedía calma y, a la vez, reivindicaba su primer triunfo de la temporada tras sufrir una fuerte presión por toda la polémica que surgió a raíz del choque con choque con Valentino Rossi. Los que conocen a Márquez aseguran que el piloto de Cervera, si hiciera falta, está por la labor de volver a pedir perdón a Rossi porque, insisten, “en ningún momento tuvo la intención de tocarle para que se fuera al suelo”. Márquez es el primero que desea acabar con esta guerra entre aficionados suyos y del italiano. No le interesa que se alimente la polémica -sobre todo ahora que se acerca el GP de España en Jerez con más de 100.000 aficionados- y que se vuelvan a repetir los pitos que recibió en el podio de Austin (y los que escuchó en Argentina), hecho que sí le ha afectado.

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