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Los aliados de Marc Márquez en Cataluña
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ESTE FIN DE SEMANA CORRE EN CASA

Los aliados de Marc Márquez en Cataluña

Los hombres de Honda, con peor aceleración que sus rivales, confían en que el calor afecte al agarre y les dé una buena oportunidad e para recortar diferencias

Foto: Marc Márquez solo pudo ser sexto en Mugello. (EFE)
Marc Márquez solo pudo ser sexto en Mugello. (EFE)

El pasado fin de semana asistimos a uno de los mayores naufragios de Honda de los últimos tiempos. Marc Márquez, sexto, fue su mejor hombre en Mugello, y Dani Pedrosa y Cal Crutchlow quedaron eliminados en la última vuelta por un error del español. Mientras que Pedrosa se quejaba de falta de agarre, tanto delante como detrás —“No tenía control sobre la moto, ni en las rectas”, se lamentaba el ganador en Jerez—, Márquez incidía una vez más en que la falta de aceleración le dejaba indefenso. “Me pasan de dos en dos”, decía. Y ni siquiera fue capaz de plantar cara a Álvaro Bautista y su eficiente Ducati Desmosedici GP16, que se impuso con claridad al campeón del mundo.

Márquez no se queja de agarre, sino de falta de aceleración. Y no será por falta de potencia, sino más bien por una entrega poco eficiente, lo que le impide rendir al máximo. Y en estas circunstancias, intentando compensar lo que se pierde en la aceleración inicial, Márquez lo fía todo a la frenada. Pero ese es un juego arriesgado, porque no se arregla lo primero y termina estropeándose lo segundo. "Al no estar bien en las rectas aprietas más en las curvas y castigas el neumático", explicó Márquez.

Y además, en Mugello se dio la circunstancia de que la elección de los neumáticos, habitualmente compleja para los pilotos ya que tienen tres compuestos para elegir, fue especialmente complicada porque Michelin ofreció un compuesto medio asimétrico cuyo flanco derecho resultaba más duro que el compuesto duro. Y sin embargo, el duro asimétrico tenía un flanco izquierdo más blando que el medio. Sí, parece un trabalenguas. Eso hizo que Márquez tuviera que elegir la opción media, y en su pelea para recuperar terreno frenando, y forzando en las curvas enlazadas, machacó sus gomas.

Teóricamente, Mugello debía ser un terreno favorable para Honda por la agilidad de su moto en las numerosas 'chicanes' de la pista italiana. El Circuit de Catalunya es otro escenario que puede ayudar a Márquez, y en este caso hay otra serie de circunstancias que pueden jugar a su favor. "Si patina la pista, nosotros somos fuertes porque ellos fallan en aceleración", dijo Márquez. No hay que perder de vista el comentario: sería una circunstancia beneficiosa no porque sea un terreno favorable a Honda, sino porque los demás se pueden ver perjudicados. Preocupante.

Domingo caliente

Si atendemos a las previsiones meteorológicas, a las valoraciones de Michelin y a los antecedentes del año pasado, este fin de semana pueden coincidir una serie de factores favorables para Honda. La pista ya se mostró extraña por las altas temperaturas vividas el año pasado, aunque hay que reconocer que hizo más calor y el asfalto estuvo más caliente en 2015. Pero esto es debido a las peculiaridades de los Michelin. “La pista es bastante exigente con los neumáticos y si la temperatura aumenta, el agarre disminuye”, asegura Piero Taramasso, responsable de Michelin Motorsport en MotoGP. Las previsiones meteorológicas para el domingo hablan de temperaturas en torno a los 31ºC, cuatro grados más que el año pasado.

Por tanto, se pueden dar las condiciones idóneas para que Márquez y Honda saquen provecho de los problemas ajenos. Pero además, las características del nuevo trazado pueden jugar a favor de Márquez. Al contrario de la mayoría de sus rivales, a los que no les gustó la reforma y la nueva 'chicane', Márquez hasta le encontró su gracia a las modificaciones. En los cambios de dirección tan lentos y forzados del tramo final de la pista, Márquez puede encontrar una oportunidad gracias a que la menor distancia entre ejes de la Honda le permite moverse con agilidad.

No es de esperar que Ducati pueda sacar provecho en el escenario de su primera victoria en MotoGP, en el ya lejano 2003. Desde entonces sólo ha vuelto a ganar en la pista barcelonesa, en 2007, de la mano de Casey Stoner. El trazado original, con su tramo final de curvas rápidas y abiertas, podría ayudar, pero la nueva curva 10, seguramente la más lenta del campeonato, y el zigzag del tramo final no le sientan precisamente bien a la Ducati.

Ducati necesita pistas fluidas, como Mugello, donde Andrea Dovizioso ganó y Danilo Petrucci fue tercero. Necesita curvas de trazado abierto, donde poder girar bien, donde se puede dar gas de forma constante y contrarrestar los problemas que padecen por la entrega de potencia a bajo régimen de la Desmosedici. Hay como un vacío, una desconexión entre el puño del piloto y el momento en el que la potencia se aplica al asfalto, que llega de golpe, demostrando por qué la Ducati es la moto más potente de la parrilla. La gestión electrónica se tiene que ocupar de ello, pero resulta muy intervencionista y no es eficaz. Así aparecen las dificultades para hacer girar la moto, que es la queja que más veces tiene que oír Gigi Dall’Igna.

Estos problemas, lo de Ducati y los de Honda, como vemos, no se solucionan de un día para otro. Llevan meses arrastrándolos y buscando una solución. Están en evaluación continua. El próximo lunes hay una nueva jornada oficial de pruebas, pero Ducati no acudirá. Tampoco tiene previsto rodar en otro escenario. El cupo de días de pruebas —un máximo de cinco— se va agotando y no merece la pena quemarlos si no hay nada nuevo que probar. El margen de actuación es estrecho: chasis y electrónica, así que se imponen soluciones a corto plazo, como el trabajo en la puesta a punto, que no deja de ser un parche. Las soluciones más profundas, las reales, afectan al motor, y no llegarán hasta 2018.

El pasado fin de semana asistimos a uno de los mayores naufragios de Honda de los últimos tiempos. Marc Márquez, sexto, fue su mejor hombre en Mugello, y Dani Pedrosa y Cal Crutchlow quedaron eliminados en la última vuelta por un error del español. Mientras que Pedrosa se quejaba de falta de agarre, tanto delante como detrás —“No tenía control sobre la moto, ni en las rectas”, se lamentaba el ganador en Jerez—, Márquez incidía una vez más en que la falta de aceleración le dejaba indefenso. “Me pasan de dos en dos”, decía. Y ni siquiera fue capaz de plantar cara a Álvaro Bautista y su eficiente Ducati Desmosedici GP16, que se impuso con claridad al campeón del mundo.

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