Rossi desfila sobre Jerez

Pocas veces Rossi, y hablamos de una leyenda, dominó más un gran premio. Con paso muy firme, sin dejar a sus rivales ni una brizna de esperanza. Jerez fue italiana, del doctor Rossi que recordó sobre el asfalto los mejores momentos de su historial. Porque no es solo ganar, nunca es solo eso, también es cómo hacerlo. Y en este caso el golpe de autoridad deja ver que él también peleará por el campeonato del mundo. Por si alguno lo dudaba después de las primeras carreras en las que no había logrado encaramarse a lo más alto del podium.

Las muestras de autoridad como la de Rossi son, para el espectador, una navaja de dos filos. Por un lado siempre se agradece ver el pilotaje fino del mito sin un solo fallo. Por otro, es muy aburrida una carrera que desde el principio no tiene más dominador que uno. En Jerez ganó Rossi y no pasó nada más. Lorenzo y Márquez, sus escuderos en el podio, fueron juntos durante un buen rato en la carrera. Sin molestarse eso sí, viendo como poco a poco la ventaja del líder crecía hasta convertirse en inexpugnable. Ganó una carrera más y suma 113 en su historial.

A mitad de la carrera pareció que Lorenzo se iba a por él, que podría dar guerra. Nada, ni mucho menos, bajar el ritmo solo consiguió hacer que Márquez se despegase de su rueda para dejar claro el podium final. Sorprendía tanto la contundencia de la victoria de Rossi como los altos tiempos que vuelta tras vuelta iban marcando todos los pilotos. Las motos en España no corrían como otras veces, la velocidad bajó unos puntos.

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Problemas de tracción

En el terreno de las excusas la más repetida tenía que ver con la tracción. Jorge Lorenzo sufrió spinning, se le levantaba la rueda y cuando quiso ir a por Rossi no pudo encontrar las mejores sensaciones. "Al principio no me encontraba muy a gusto, íbamos más lentos que todo el fin de semana y se me ha escapado. A mitad de carrera podría haber recuperado, pero he tenido problemas en las rectas, el neumático no paraba de hacer spinning y paraba la moto, tenía que cortar gas. Me sabe mal, porque teníamos una oportunidad de ganar, pero el neumático trasero no funcionaba y he preferido sacar 20 puntos. Hay que pensar en positivo, ya ha pasado", comentaba Lorenzo al terminar la carrera. "Esperemos que Michelin con más experiencia pueda encontrar un mejor neumático trasero", se quejaba el campeón vigente.

También Márquez se vio en el suelo en algunas ocasiones y, por eso, decidió que era más inteligente amarrar la tercer plaza -y el liderato del mundial- que tirarse a la aventura para rascar algunos puntos más. "Casi me caigo en varias ocasiones, pero pensé en seguir liderando el campeonato, que es lo más importante. Esperaba una carrera mejor", expresaba el español. "Hoy en carrera he tomado una decisión difícil para mí, que era conformarme. No iba cómodo, iba forzando y he pensado que 16 puntos era el objetivo", contaba el piloto catalán. "Hoy ha subido mucho la temperatura, aquí sufrimos un poco más, pero bueno, veremos, tenemos que mejorar. Perdemos aceleración y eso nos obliga forzar más en la frenada. Espero que en el futuro las carreras sean más apretadas", explicaba Marc, que en el pasado nunca dejó de arriesgar pero ahora, más maduro, ha aprendido a conformarse.

Rossi, en su paseo triunfal, no tuvo ni que mirar mucho la tablilla de los tiempos para saber que Lorenzo estaba a años luz de distancia. Fue su novena victoria en Jerez, es el piloto que más veces ha ganado en el circuito. Probablemente todas las anteriores fueron menos sencillas que esta. Y en meta, triunfal, reconocía que había sido el fin de semana soñado. "Ha sido perfecto, empezamos a ser rápidos desde el viernes, la moto ha sido fantástica. Tengo que agradecérselo a Yamaha, Movistar y mi equipo. He tenido muy buen ritmo y he podido apretar, ha sido fantástico", sonría en box el ganador de la prueba. "Ganar aquí es importante, porque es la catedral ¿no la llaman así?", bromeaba con la televisión española. Hay que tener en cuenta que Jerez tiene una significación especial, no deja de ser la casa de sus dos principales rivales. Ganar fuera siempre suma.

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Se está dando esta temporada una cuestión curiosa, inédita en este deporte. En las últimas siete carreras se ha impuesto el poleman, algo muy propio de la Fórmula 1 pero que sorprende sobremanera en las motos. Antes no era así, el motociclismo funcionaba de otro modo, más abierto y trepidante. Todo lo que no fue una carrera que dominó Rossi de punta a cabo, sin dejarse por el camino nada. Pole, vuelta rápida y liderato en todos los giros. Intocable.

"No estoy sorprendido por el resultado pero sí por cómo ha ido la carrera", decía Lin Jarvis, jefazo de Yamaha. "A veces tienes ese presentimiento, lo notas, en la carrera no sabes lo que va a ocurrir, pero tenía idea de que Rossi iba a ganar", proseguía el ingeniero que el año próximo contará en sus filas con Rossi pero no con Lorenzo.

Por detrás de ellos estuvo bien Pedrosa, que se rehizo en la primera recta de su pésima clasificación y logró ocupar la cuarta plaza. Es, en realidad, el mínimo exigible para alguien que lleva una de las mejores motos de la competición. Tras él Espargaro, Viñales, que compite en carrera peor que los sábados, e Iannone, primera Ducati. Lorenzo mira con pesadumbre ser segundo, él es un campeón ambicioso, pero también tiene que estar preocupado al ver que este fin de semana la moto que le espera para el próximo año no ha hecho más que fracasar. De él depende evolucionarla para que llegue a la altura de las japonesas. No le falta labor.