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Cómo el mejor Mundial de la historia se convirtió en el más bochornoso
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ROSSI EMBORRONÓ UNA TEMPORADA ÚNICA

Cómo el mejor Mundial de la historia se convirtió en el más bochornoso

El que muchos ha calificado (con motivos) como el mejor Mundial de la historia tiene un borrón que afea una excelsa obra de arte. El mal perder de Rossi emborrona un título histórico de Lorenzo

Foto: Valentino Rossi y Marc Márquez en una rueda de prensa del Mundial (Reuters).
Valentino Rossi y Marc Márquez en una rueda de prensa del Mundial (Reuters).

Estas fechas invitan a caer los tópicos: regresar -como el turrón- a los hogares, cascadas de buenos deseos y propósitos de los cuales la mayoría acabarán en el fondo del cajón donde habita el incumplimiento, deseos de salud después del último regate de la Diosa Fortuna... y balances. Es tan tópico como típico. En el mundo de las dos ruedas, el año que se despide ha dejado una temporada con sabor agridulce en MotoGP: el que muchos califican (con razones de peso) como el mejor Mundial de la historia tiene un borrón que afea una excelsa obra de arte. Como recordábamos en el arranque es tiempo de buenos deseos y el mal perder de Valentino Rossi no puede nublar el recuerdo de una competición única, increíble, inesperada, divertida... La lista de adjetivos para la temporada de la categoría reina es tan extensa que podrían darnos las uvas.

No lo ha tenido fácil el Mundial de MotoGP para dar forma a semejante colección de buenos calificativos. Contra viento y marea, ha sabido llevar la nave hasta aguas más calmadas para ofrecer espectáculo -del bueno-. Así las cosas, conviene recordar su eterna lucha contra la globalización de la competición o contra el calendario que, en muchas ocasiones, le obliga a compartir espacios con otras competiciones como la Fórmula 1 que sigue teniendo más tirón y más adeptos a pesar de que ha perdido parte de su esencia. Y es aquí donde entra en escena un factor clave: el aficionado español no puede seguir el Mundial de MotoGP si no es pagando... a excepción de las contadas carreras emitidas en abierto. A pesar de este inconveniente, la adrenalina que generan las motos se ha propagado en este 2015.

Razones existen para ello. Las dan los propios protagonistas, como es el caso de Jorge Lorenzo. El campeón de la categoría reina declara en una entrevista concedida a la revista 'GQ' que la de Valencia fue “la carrera más emocionante de los últimos 30 años por lo menos; posiblemente de la historia”. Algo que se hace extensible al resto del campeonato. Nadie pone en duda que el motociclismo vive una edad de oro gracias a nombres como el del campeón unido al de Valentino Rossi, Marc Márquez y Dani Pedrosa, los cuatro fantásticos. Los últimos 18 grandes premios han dado forma al mejor campeonato de MotoGP y aunque lo cierto es que no existe ninguna obra de arte sin errores, sobran motivos para creer que este último Mundial ha rozado la perfección.

La edad de oro del motociclismo

Aunque algunos vean con mejores ojos un cuarteto que un dúo, por primera vez en mucho tiempo el título de campeón ha sido objeto de deseo de dos pilotos... campeones del mundo. Ni rastro del dominio dictatorial de anteriores ediciones, algo que se había convertido en una normalidad que pedía a gritos ser rota. Así fue. La igualdad se hizo palpable desde que el Mundial arrancó en Qatar en marzo y no se perdió hasta la traca final que tuvo lugar en Valencia ocho meses después. No en vano, a lo largo de las 66 ediciones del Mundial sólo doce ganadores tuvieron que esperar a la última cita del calendario para saborear la gloria. Un dato que, trasladado al pasado más cercano, resulta aún más abrumador: en los últimos 40 años, sólo en cuatro ocasiones la última carrera fue la decisiva.

Por mucho que le pese a la afición española, este equilibrio tiró por tierra el dominio nacional presente en las últimas temporadas y abrió las puertas de par en par a otros países. Italia, representado en la figura de Valentino Rossi, ha sido el mejor ejemplo de ello. El país transalpino lucha por recuperar el sitio perdido en el mundo de las dos ruedas, el mismos que ahora ocupa el talento patrio encarnado en Lorenzo, Márquez y Pedrosa porque, obviamente, España no ha desaparecido del mapa de las motos a pesar de que esta temporada no ha habido triplete como en 2010 o en los dos últimos años. El Mundial ha dejado de recibir críticas por parecer más un campeonato de españoles que de pilotos de mas nacionalidades, algo que el motociclismo necesitaba y agradece.

Aparece Ducati en escena

Parte de la culpa (entendida ésta sin connotaciones negativas) la tiene el abanico de marcas que han optado al podio a lo largo de 2015. El duopolio formado por Yamaha y Honda se deshizo en el momento en el que Ducati confirmó que era una de las grandes sorpresas de la temporada. Se sabía que, al fin, la Desmosedici iba a ser una máquina competitiva aunque no se esperaba que Iannone fuera a terminar quinto teniendo en cuenta que las grandes esperanzas estaban depositadas en el manillar manejado por Dovizioso. Junto al equipo italiano, cabe destacar la irrupción de Suzuki con Aleix Espargaró y Maverick Viñales demostrando que pueden (y deben) dar guerra.

Esta combinación de factores han dado como resultado carreras de máxima intensidad. En ellas, los pilotos se olvidaron de todo y de todos para luchar al límite mostrando al mundo los entresijos del deporte de élite. El problema llegó cuando se traspasaron esas fronteras y lo que era una obra perfecta comenzó a exponer los errores que la emborronaban. Se gestó en Argentina, se confirmó en Holanda y estalló en Malasia. Efectivamente hablamos de Valentino Rossi, Marc Márquez y los daños colaterales que generó su pique. Éste era inexistente en Termas de Río Hondo, donde un toque entre los dos acabó con el de Honda por los suelos: el italiano tenía el interior y el de Cervera le rozó por detrás en lo que fue un lance de carrera. Assen no sería lo mismo: en plena lucha por la victoria, Rossi se saltó la chicane en la última curva antes de meta.

Malasia, el principio del fin

Colmado el vaso, Valentino decidió derramarlo en Malasia porque, en su opinión, no hubo juego limpio en la cita anterior. Según la versión del italiano, en Phillip Island (Australia) Marc ralentizó su ritmo para perjudicarle y beneficiar a Jorge Lorenzo. A partir de ese momento se sucedieron los cruces de declaraciones y acusaciones… hasta que llegó la patada de Rossi que acabó con Márquez por los suelos y la sanción que obligaba al italiano a salir el último en Valencia. El motociclismo pasó a un segundo plano, nadie hablaba del título en juego o de lo que se jugaban tanto Valentino como su compañero de box. La actualidad del mundo de las dos ruedas la copaban programas italianos, opiniones de los que nada tenían en juego, filias y fobias hacia uno y otro piloto y la cuenta atrás hasta Valencia. Allí Jorge Lorenzo se proclamó campeón de MotoGP haciendo historia y escuchando las críticas de un Valentino Rossi que demostró no saber perder.

Lo ocurrido en las últimas dos carreras no debería empañar lo visto en las 18 anteriores, pero lo cierto es que es la imagen que a muchos se les viene a la cabeza cuando recuerdan el Mundial de Motociclismo. Queda por ver hasta qué punto llegan las heridas cicatrizadas al mes de marzo cuando, en Qatar, arranque una nueva temporada. La categoría reina confía en que se haya pasado la página en la que la categoría reina vio cómo su mejor temporada era también la más bochornosa para una disciplina conocida por su deportividad. Como decíamos, es tiempo de buenos deseos y de cuentas nuevas. El motociclismo lo agradecerá.

Estas fechas invitan a caer los tópicos: regresar -como el turrón- a los hogares, cascadas de buenos deseos y propósitos de los cuales la mayoría acabarán en el fondo del cajón donde habita el incumplimiento, deseos de salud después del último regate de la Diosa Fortuna... y balances. Es tan tópico como típico. En el mundo de las dos ruedas, el año que se despide ha dejado una temporada con sabor agridulce en MotoGP: el que muchos califican (con razones de peso) como el mejor Mundial de la historia tiene un borrón que afea una excelsa obra de arte. Como recordábamos en el arranque es tiempo de buenos deseos y el mal perder de Valentino Rossi no puede nublar el recuerdo de una competición única, increíble, inesperada, divertida... La lista de adjetivos para la temporada de la categoría reina es tan extensa que podrían darnos las uvas.

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