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La impotencia de Valentino Rossi y el mal perder de Italia
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ERA LA OCASIÓN PERFECTA PARA GANAR EL MUNDIAL

La impotencia de Valentino Rossi y el mal perder de Italia

Valentino Rossi, sabedor de la ocasión que se le acababa de escurrir entre los dedos, fue la viva imagen de la impotencia. Todos los elementos necesarios para ello coincidieron, pero no remató la faena

Foto: Rossi en su box durante el GP de Valencia (Reuters).
Rossi en su box durante el GP de Valencia (Reuters).

De sus enésimas declaraciones atacando a Márquez y Lorenzo al plantón a la FIM sin olvidar, por su puesto, la gran remontada que protagonizó desde la última fila de la parrilla hasta la cuarta posición de la carrera. Así podríamos resumir el domingo de Valentino Rossi en el GP Valencia. Sobre la pista, el italiano hizo todo lo que estaba en su mano: adelantar a todos los pilotos que pudo hasta llegar al muro de Honda y a Jorge Lorenzo, a partir de ahí dejó de depender de sí mismo y su escalada fue estéril. Fuera del trazado también fue noticia puesto que volvió a atacar a Márquez, aprovechó para hacer lo propio con su compañero de equipo y terminó calificando este Mundial como “no verdadero”. Por si todo esto fuera poco, por la noche dio plantón a la Federación y a Dorna cuando decidió que no iría a recoger su trofeo de subcampeón. Valentino Rossi, sabedor de la ocasión que se le acababa de escurrir entre los dedos, fue la viva imagen de la impotencia.

Patadas y palabras aparte, no se pueden dejar de lado los hechos. Éstos recuerdan que, a sus 36 años, el piloto italiano de Yamaha ha seguido dando lecciones al mundo del motociclismo. No puede caer en el olvido que Valentino Rossi ha sido el líder del Mundial en 17 de las 18 carreras que se han disputado y que sólo ha faltado a su cita con el podio en un par de ocasiones: Mugello y Valencia. Lo visto a lo largo de esta temporada es el resultado de una serie de cambios y mutaciones que, para una 'gallina vecchia' como él, no ha sido fáciles de llevar a cabo. Tras su paso por las tinieblas a bordo de la Ducati, confesó que era muy mayor para cambiar y a pesar de ello, lo hizo. Modificó su estilo porque el Mundial y las nuevas generaciones así lo requerían. Y no sólo eso: se adaptó a la M1, diseñada por Yamaha bajo las directrices del ahora campeón del mundo y no según las indicaciones de Rossi como sucedió en su primera etapa en la marca del diapasón.

Con los pertinentes cambios en su equipo y en su forma de entrenar, terminó por desterrar las dudas que había sobre él y sobre su talento. Interrogantes que se asentaron en la cabeza del propio Valentino. El fruto de este tremendo trabajo comenzó a lucir esta temporada: el italiano vivía su segunda juventud, se veía competitivo y su sueño con el décimo Mundial era real. El esfuerzo estaba patente igual que la dedicación o las horas invertidas y por ello, lo sucedido duele más. En un ejercicio de empatía hay que tratar de ponerse en el lugar de un piloto que, con nueve títulos en su palmarés, se ha reinventado para intentar conquistar uno más... y perderlo en la última carrera. La frustración y la impotencia de Valentino son entendibles aunque no justifican sus repetidas salidas de tono desde el GP de Malasia.

El décimo, ante los mejores rivales

Rossi ha perdido una ocasión de oro. El billete de un tren que sólo pasa una vez porque parece tremendamente complicado que se repita el escenario de este 2015 y el viento sople a su favor. Esta temporada la conjunción de los distintos elementos propiciaron que Valentino fuera mucho Valentino, pero se antoja compleja una segunda parte que mejore a la primera. No en vano, el paddock da por hecho que Honda sabrá corregir los errores y pulir las carencias que ha evidenciado este año para volver a poner en las manos de Márquez y Pedrosa una máquina ganadora. Jorge Lorenzo defenderá la vitola de campeón con el cuchillo entre los dientes y queda por ver de qué lado cae la suerte porque en 2015 Rossi ha regateado como nadie las caídas y las lesiones. El éxito camina de su mano desde que debutó en 1996, pero la diosa Fortuna es caprichosa y cambiante. Lo lógico es que en 2016 el orden de los factores sí que altere al producto.

La oportunidad que se escapó como la arena entre los dedos, duele. No sólo por la heroicidad de conquistar un nuevo título mundial -el décimo nada más y nada menos-, sino por la altura de sus rivales. Si Lorenzo recordaba que había sido capaz de batir en la pista a los tres mejores pilotos de las últimas generaciones (Rossi, Stoner y Márquez), Valentino tiene esa asignatura pendiente. El italiano demostró que era capaz de pasar por encima de unos incipientes Pedrosa y Jorge cuando éstos acababan de aterrizar en la categoría reina, pero no en su plena madurez. De igual manera, no ha podido con el piloto que él mismo señaló como su sucesor. Marc Márquez llegó para poner patas arriba MotoGP y con él presente, Rossi no ha sido capaz de volver a reinar. El dedo sigue hurgando en la herida del piloto italiano.

Italia clama contra los pilotos españoles

No es en lo único en lo que, de momento, no progresa adecuadamente. Un deportista del casco a las botas como Valentino debería saber mejor que nadie que el deporte es victoria, pero también derrota. Igual es de importante aprender lo primero como saber lo segundo y por sus palabras, parece que perder no ha entrado en sus lecciones de vida. Algo que se hace extensible a lo visto en Italia en las últimas horas. El país transalpino ha hecho del Mundial de Motociclismo una cuestión de estado con tintes más dignos de un España-Italia de fútbol que del deporte de las dos ruedas. El sentir general de Italia se resume en una palabra: 'biscotto'. O lo que es lo mismo: un empate que favorece a todos. El balompié se vuelve a colar en los circuitos.

Trasladado el famoso término al mundo de las motos, da lugar a la teoría que defienden en el país de Rossi: hubo un pacto entre los pilotos españoles (en este caso Lorenzo, Márquez y Pedrosa) para que el título acabase en manos del actual campeón. Así las cosas, el 'Corriere dello Sport' y la 'Gazzetta dello Sport' -los principales periódicos deportivos- destacan que Valentino tuvo que luchar contra dos rivales y se hacen eco de las palabras del italiano para señalar a Márquez como guardaespaldas de Lorenzo. La prensa generalista como 'La Reppubblica' o 'Il Corriere della Sera' siguen la misma línea, pero califican la actuación del piloto de Honda como vergonzosa al no adelantar cuando creen que podía y aseguran que ha quedado retratado. Del campeón comentaron que lo ha sido entre venenos de un Mundial bonito con un final feo. Algo en lo que sí coincide España e Italia.

De sus enésimas declaraciones atacando a Márquez y Lorenzo al plantón a la FIM sin olvidar, por su puesto, la gran remontada que protagonizó desde la última fila de la parrilla hasta la cuarta posición de la carrera. Así podríamos resumir el domingo de Valentino Rossi en el GP Valencia. Sobre la pista, el italiano hizo todo lo que estaba en su mano: adelantar a todos los pilotos que pudo hasta llegar al muro de Honda y a Jorge Lorenzo, a partir de ahí dejó de depender de sí mismo y su escalada fue estéril. Fuera del trazado también fue noticia puesto que volvió a atacar a Márquez, aprovechó para hacer lo propio con su compañero de equipo y terminó calificando este Mundial como “no verdadero”. Por si todo esto fuera poco, por la noche dio plantón a la Federación y a Dorna cuando decidió que no iría a recoger su trofeo de subcampeón. Valentino Rossi, sabedor de la ocasión que se le acababa de escurrir entre los dedos, fue la viva imagen de la impotencia.

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