El talón de Aquiles de Yamaha se hace más débil ante la supremacía de Honda

Un segundo para el común de los mortales no es nada, pero en el Mundial de Motociclismo es un mundo. Y esta ha sido la distancia a la que ha llegado a estar la Yamaha de la Honda en los últimos entrenamientos oficiales que han tenido lugar en Sepang (Malasia). La ausencia de Marc Márquez no restó tensión a la batalla entre la marca del diapasón y la del ala dorada y a pesar de los resultados de este viernes, parece que Honda ha vuelto a ganar la última pelea después de arrasar en los primeros entrenamientos que tuvieron lugar en el mismo escenario. Es cierto que faltan por desarrollarse los test de Australia, donde se probarán los neumáticos, y los de Qatar, pero a tenor de las críticas de Jorge Lorenzo y Valentino Rossi, Yamaha tiene mucho trabajo por delante, el tiempo en contra y pocos recursos económicos.

A principios de febrero, los motores de la máxima categoría volvieron a rugir y los protagonistas no tardaron en darse cuenta de que la vida seguía igual. Marc Márquez no sólo fue el piloto más rápido en las tres jornadas, también dejó atrás el récord del circuito que hasta ese momento estaba en poder de Casey Stoner. Veinte días después, MotoGP ha vuelto a Sepang (Malasia) y el color que ha dominado ha vuelto a ser el naranja que lucen las Honda en sus carenados.

Salvo el primer día, tanto el jueves como el viernes ha sido Dani Pedrosa el que más alto ha situado su nombre en el trazado malayo. Hace un par de jornadas, las diferencias entre Honda y Yamaha eran preocupantes tal y como comentó Valentino Rossi: “Al final del día no estábamos felices”. El italiano fue cuarto mientras Jorge Lorenzo acabó noveno. Un día después, ayer, el mallorquín mejoró un par de puestos y el nueve veces campeón del mundo igualó el crono de Pedrosa. Brotes verdes en Yamaha.

“Los neumáticos no me dan ninguna confianza en la entrada, ni en medio de la curva ni en aceleración”. Jorge Lorenzo evidenciaba el gran problema de su equipo: las suspensiones de la M1 no logran adaptarse a los nuevos neumáticos de Bridgestone. Una de las consecuencias de este hándicap es que la moto pierde agarre lateral en su paso por curva y éste, precisamente, es el talón de Aquiles de Yamaha frente a Honda. Además, impide que tanto Lorenzo como Rossi cojan ritmo y puedan apuntarse la vuelta rápido. Hasta la Yamaha Open que maneja Aleix Espargaró quedó, en algún momento, por delante de las oficiales. Preocupante.

El problema no es nuevo. Hace veinte días, Jorge Lorenzo ya aseguró que los neumáticos eran “desastrosos y peligrosos”. El mallorquín planteó a Bridgestone la posibilidad de usar los neumáticos de la pasada temporada en estos últimos entrenamientos y la respuesta fue negativa. En Yamaha saben que tienen un problema al que hay que añadir que el tiempo juega en su contra y que no disponen de los mismo recursos económicos que tiene Honda. El subcampeón del mundo comentaba que “los nuevos neumáticos traseros, tanto el compuesto suave como el duro, no funcionan correctamente en nuestra M1” y aunque un día después su tono era menos tajante, desveló que la solución, de momento, no ha aparecido: “Nuestra moto es competitiva, a un nivel similar al de los rivales, pero con el neumático seguimos teniendo problemas tanto en el agarre con el perfil del neumático como cuando levantas la moto. Este neumático es mucho peor para Yamaha y mejor para Honda”.

Valentino Rossi, por su parte, no sólo quedó por delante de su compañero de box el segundo día (fue cuarto y Lorenzo noveno), el tercero fue, junto a Dani Pedrosa, el más rápido en Sepang. Y a pesar de parar el crono en 1:59.999, el italiano acabó los segundos entrenamientos oficiales con sabor agridulce: “Estamos sufriendo con este neumático, nuestra moto es más difícil de pilotar. En largas distancias seguimos acusando algunos problemas cuando hace mucho calor aunque hemos dado un buen paso al frente con respecto al primer test y este viernes hemos estado siempre entre los más rápidos”. Buenas noticias para reforzar la moral de Yamaha cuyas flaquezas parecen hacerse más evidentes ante el dominio de Honda. Y es que Marc Márquez no es el rival a batir, es la máquina que maneja tanto él como Pedrosa.