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'Polyccio', el piloto que aprendió punto de cruz para derrotarse a sí mismo
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SU REMONTADA COMENZÓ EN MONTMELÓ

'Polyccio', el piloto que aprendió punto de cruz para derrotarse a sí mismo

Pol Espargaró es campeón de Moto2. Un triunfo basado en el esfuerzo y el trabajo a lo largo de los años para derrotar a su principal rival: él mismo

Foto: Pol Espargaró celebrando su victoria en Japón y su Mundial de Moto2 (MotoGP.com)
Pol Espargaró celebrando su victoria en Japón y su Mundial de Moto2 (MotoGP.com)

Confesaba un par de días antes de la carrera que sí se había imaginado en el podio como campeón de Moto2. Probablemente la fotografía que Pol Espargaró, o 'Polyccio' como le conocen en su box, tenía en su mente habrá sido distinta porque es complicado saber cómo te vas a sentir cuando eres el mejor de tu categoría. Un título ganado a base de esfuerzo y trabajo, una constante desde que se subió a una moto por primera vez cuando tenía dos años. En Japón, Pol Espargaró ha vencido a su máximo rival: él mismo. Y lo ha hecho dando un salto de canguro, su mascota convertida en amuleto, con el ritmo que marca el rock y el 'hardcore' que escucha antes de arrancar su moto.

Pol Espargaró (22) tenía dos oportunidades: Japón y Valencia. El de Granollers confesaba que quería rematar el título cuanto antes a pesar de que Cheste es su circuito preferido. Ahora, allí sólo le quedará la mejor parte: disfrutar de la condición de campeón ante su afición. No ha sido una temporada fácil. La victoria de Qatar y el tercer puesto logrado en Jerez fueron un par de oasis en el desierto que supusieron los ceros de Austin (EEUU) y Le Mans (Francia). Algo fallaba. En Mugello (Italia), el equipo de Pol probó los neumáticos de la temporada anterior en los entrenamientos y empezaron a ver la luz al final del túnel. El campeón de Moto2 lo certificó en la cita posterior, Cataluña. Allí, a cuatro kilómetros de su casa, empezó a gestarse el título.

El pequeño de los hermanos Espargaró tenía claro que por muchos puntos de diferencia que hubiese con Scott Redding, podría remontar. Conocía los puntos débiles del británico que en nada se parecía al huracán Márquez con el que se ha visto obligado a luchar en los últimos años. Los problemas con su neumático trasero (la carcasa era más dura, pero le hacía ser un segundo o dos más lento) hicieron que la diferencia empezase siendo de 35 puntos y llegase hasta los 47 en Montmeló. El trazado catalán fue el punto de inflexión. Comenzó una remontada en la que el ansia por ser campeón aún iba a jugarle alguna mala pasada. Pol reconocía que tenía cierta obsesión por ganar el título. Esa sensación se desvaneció este domingo en Motegi: seis victorias, un segundo puesto, dos terceros, tres cuartos, un octavo y sí, dos carreras sin puntuar han servido para ser campeón de Moto2.

Veinte años subido en una moto

El triunfo de Pol es el del trabajo y el esfuerzo, el de un piloto que jamás se ha rendido. Vino al mundo el 10 de junio de 1991 y con dos años se subió a la moto, antes casi de haber aprendido a andar. Un gesto nada prematuro si tenemos en cuenta la afición que su padre, dueño de un taller, inculcó a su hermano y a él. Pol heredaba las motos de Aleix y aunque jugar al fútbol de portero era su pasión, la cambió cuando corrió su primera carrera a los cuatro años. En 2006 aterrizó en el Mundial debutando en la extinta 125cc con 15 años y 8 días. No ha sido un camino de rosas: cambió de mánager, momentos en los que estuvo a punto de engrosar las filas del INEM y la presencia de Marc Márquez. Mientras Pol iba paso a paso en el Mundial, quemando etapas poco a poco, irrumpió el actual piloto de Honda. La temporada 2010 estaba llamada a ser la de Espargaró hasta que Márquez arrasó llevándose el título de 125cc. Un año después saltaron juntos a Moto2 y, una vez más, Marc eclipsó todas las miradas. La verdadera rivalidad explotó el año pasado y Pol volvió a ver cómo el de Honda le superaba.

Un piloto que aprendió punto de cruz

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Con Márquez en MotoGP, todos señalaron a Espargaró como el favorito. Los que le rodean en su día a día le definen como temperamental, pasional, explosivo, directo, despistado y nervioso. Tanto que para tranquilizarse, le pusieron a hacer punto de cruz en el box, una costumbre que ya no practica aunque asegura que se le daba bien. Algunos van más allá asegurando que su principal rival es él mismo. Tiene en su hermano Aleix a su mejor confidente, sólo escucha sus consejos cuando todo se tuerce. Como otros muchos, Pol tiene sus propias costumbres o manías antes de cada cita: coloca su ropa perfectamente doblada y sin arrugas, besa la cúpula de su moto en el 'pit-lane' y habla con su máquina. Intenta sacar un rato para echarse una pequeña siesta antes de dar gas y en sus cascos suena rock y hardcore porque, aunque le parece duro, le motiva y le da energías.

Conocido como 'Polyccio' gracias a su amigo Oriol Gené que italianizó su nombre, su vida está ligada al mundo del motor: vive con su gata Mini en un apartamento situado a cuatro kilómetros de Montmeló y se despierta con el sonido de los motores. Amante de los animales, desde que tiene 16 años lleva un colgante con un canguro que recibió de los 'Espargarins', la peña que comparte con su hermano Aleix. Y es que desde que visitó Australia por primera vez, hizo del canguro su mascota. Este domingo fue el primero en ver la bandera a cuadros con el 40 en su moto... aunque no es el número que le gustaría llevar. Prefiere el 44 en honor a su ídolo, Alex Barros, al que conoció con 9 años. Culé confeso, no ha encontrado mejor forma para celebrar la victoria de su equipo en el Clásico que siendo campeón del mundo en Moto2. Ya no hay rival que se le resista. Ni él mismo. ¿El próximo capítulo? La temporada que viene en MotoGP a los mandos de la Yamaha Tech3. Antes toca disfrutar en Valencia.

Confesaba un par de días antes de la carrera que sí se había imaginado en el podio como campeón de Moto2. Probablemente la fotografía que Pol Espargaró, o 'Polyccio' como le conocen en su box, tenía en su mente habrá sido distinta porque es complicado saber cómo te vas a sentir cuando eres el mejor de tu categoría. Un título ganado a base de esfuerzo y trabajo, una constante desde que se subió a una moto por primera vez cuando tenía dos años. En Japón, Pol Espargaró ha vencido a su máximo rival: él mismo. Y lo ha hecho dando un salto de canguro, su mascota convertida en amuleto, con el ritmo que marca el rock y el 'hardcore' que escucha antes de arrancar su moto.

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