Luis Doreste: "Ganamos el primer oro olímpico de España, pero no vimos ni una peseta"
Fue campeón olímpico de vela en Los Ángeles 84, un éxito impensable entonces. En Barcelona 92 logró el segundo y en Atlanta 96 se convirtió en el abanderado nacional
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F78b%2F029%2F279%2F78b02927967081918f72e7f8f4523143.jpg)
El vínculo de sus padres con la vela era inexistente. Sin embargo, a Luis Doreste (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) no le quedó otro camino más que ese. Su tío era presidente de la Federación Canaria de Vela y cuatro de seis hermanos se interesaron por la navegación y compitieron en los Juegos Olímpicos. Al margen del deporte de élite, tuvo tiempo para licenciarse en Informática.
Doreste se convirtió en el primer campeón olímpico español junto a Roberto Molina en Los Ángeles 84. Y el pionero en conseguir dos oros tras repetir éxito en Barcelona 92. Una marca que solo han igualado Rafa Nadal, Saúl Craviotto, Theresa Zabell, Gervasio Deferr y Joan Llaneras.
Semejante éxito era argumento suficiente para ser abanderado español, pero Doreste tuvo que esperar dos citas olímpicas. La infanta Cristina lo fue en Seúl 88 y el rey Felipe en Barcelona 92. En Atlanta 96 le tocó a él, poco antes de su retirada. Ahora es profesor de Arquitectura de Computadores en la Universidad de Las Palmas y sigue navegando.
*******
PREGUNTA. Ahora vemos un medallero repleto de oro, pero en Los Ángeles 84 usted ganó el primero español en unos Juegos Olímpicos.
RESPUESTA. Sí, en Los Ángeles se consiguieron cinco medallas, pero la nuestra fue la única de oro. El gran salto llegó en Barcelona, cuando hubo numerosos cambios en el deporte español gracias al Plan ADO. Estas ayudas permitieron que los atletas se pudieran dedicar más profesionalmente al deporte. Cuando empecé, era imposible vivir del deporte, más del nuestro.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F537%2F557%2F639%2F537557639f4059482144aa8526054988.jpg)
P. ¿Tan escasa era la financiación?
R. Sí, había que compaginarlo con algo. En realidad, eso nos venías bien porque no pensábamos todo el día en el deporte. Era una vía de escape. Ahora los patrocinadores tienen mucha presencia y los deportistas pueden vivir muy bien del deporte.
P. ¿Cuál era la asignación mensual que tenían en la previa de la puesta en marcha del Plan ADO?
R. Nos pagaban la estancia en la residencia y unas dietas por cada regata para comer. Tras los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, no había mucho dinero y a los residentes les hicieron pagar una cantidad. A nosotros, por haber ganado la medalla de oro, nos dijeron que no teníamos que abonar nada [risas]. Nosotros ganamos, pero no hubo premio en metálico ni nada. No vimos una peseta. La asignación era la que nos dieran nuestros padres o la que consiguiéramos nosotros. Afortunadamente, todo cambió sustancialmente de cara a Barcelona 92. De hecho, La Caixa fue uno de los que más apostó por premiar a los medallistas.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fee3%2Fb79%2F5ba%2Fee3b795bae2a7921428d2f59b786d4d4.jpg)
P. Usted fue de los beneficiados por la libreta olímpica.
R. Sí, fui uno de ellos. Estoy muy agradecido por ese premio de La Caixa.
P. ¿En qué notaron las mejoras tras la puesta en marcha del Plan ADO?
R. Gracias a los patrocinios notamos mejora en el material y en los desplazamientos. Ahora, si te fijas, los deportistas viajan a Estados Unidos y a China a competir. Pero nosotros nos limitábamos a competir dentro de Europa y siempre que el torneo no fuera muy lejos porque hacíamos el viaje por carretera, durante toda la noche, incluso. Llevábamos el remolque atrás e íbamos a Suecia, Finlandia o donde tocara. Y eso que éramos campeones olímpicos.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F9f8%2F812%2F948%2F9f8812948eec073536f21ca3e976a10b.jpg)
P. Campeones olímpicos, pero con cierto suspense.
R. Sí, porque tuvimos un problema con el barco en Los Ángeles. Al aterrizar, la vela se rompió y estuvimos cerca de volvernos a casa. Pero nuestro entrenador convenció a la Federación para que pudiéramos comprar una vela nueva y tener la oportunidad de competir. Realmente, era todo muy precario. Estoy muy agradecido al entrenador por pelear para conseguir esa vela.
P. ¿Cómo era competir tras una noche entera en la carretera?
R. Estaba todo programado. Recuerdo que mi hermano salía del trabajo e iba conduciendo toda la noche hasta llegar a Alemania. Al día siguiente teníamos la competición y apenas habíamos descansado. Sin embargo, era divertido. Fue una época genial, la que mejor recuerdo. Quizá no teníamos la presión que hay ahora porque existe una gran exigencia para ganar las competiciones.
P. Hablaba antes de su hermano. La vela era casi la única salida en una familia como la suya.
R. Sí, porque mi tío era el presidente de la Federación Canaria de Vela. Un verano se celebró un curso de vela en Gran Canaria y nos metieron a mis primos, a mis hermanos y a mí. Yo no cumplía con la edad, pero mi padre no me puso ninguna pega. Nosotros somos seis hermanos y los cuatro del medio hemos competido en vela. Como nos llevábamos poca diferencia de edad, estábamos siempre pendientes de este deporte. A diario nos contábamos lo que íbamos aprendiendo y esa comunicación fue fundamental para que subiéramos el nivel. Los cuatro hemos sido olímpicos.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fea7%2Fa23%2Fa4c%2Fea7a23a4c3419fd50499cc325d001526.jpg)
P. Usted pasó de vivir en Canarias al Centro de Alto Rendimiento de Barcelona. ¿Qué tal el cambio?
R. El cambio fue importante. Tuve la suerte de que el mayor de mis hermanos se marchó a Barcelona y abrió la vía a muchos, no solamente de mi familia, sino a muchos canarios que recibieron una beca de la Federación. Allí conocimos a mucha gente, no solo de vela, sino también de otros deportes. Además de los entrenamientos, teníamos que ir a la universidad y sacar una carrera. Fue una experiencia inolvidable. Como Barcelona estaba más cerrada al mar en esa época, íbamos los fines de semana a Palamós.
P. ¿Los deportistas maduran más rápido que el resto de la gente?
R. No solamente los deportistas, también aquellos que salen de casa. Eso te hace madurar porque tienes que hacer las cosas por tu cuenta, moverte y espabilarte. Si, además, hablamos de tener que cargar un barco y montarlo en un remolque para recorrer toda la península…
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fd2b%2F1c7%2F62d%2Fd2b1c762d71da44e5bed6f7b31e22793.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fd2b%2F1c7%2F62d%2Fd2b1c762d71da44e5bed6f7b31e22793.jpg)
P. Usted es licenciado en Informática. ¿Por qué esa carrera?
R. Mis hermanos habían elegido medicina, pero yo quería ser ingeniero industrial porque me gustaban mucho las matemáticas. Pero mi padre me dijo que mejor estudiara Informática. Era una carrera que solo se estudiaba en Barcelona, Madrid y San Sebastián. Tuve una beca por haber ganado el Mundial juvenil ese año y empecé a estudiar en la Ciudad Condal. En realidad, no tenía ni idea de qué iba la carrera.
P. ¿Le sirvió algo de lo aprendido en la carrera para aplicarlo a la vela?
R. Sí, mi metodología es bastante matemática porque intento aplicar una cierta lógica a las cosas. Actualmente, la informática y la vela están muy ligadas porque se recogen muchos datos.
P. Usted es profesor en la universidad y ha sido capitán de vela. ¿Ser capitán es parecido a ser profesor?
R. Ser capitán de España era hacer un poco de entrenador y jugador simultáneamente. Tienes que coordinarlos, intentar que el grupo se lleve bien, que estén cómodos en su posición y que la comunicación sea buena.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F97a%2Fec9%2F14c%2F97aec914c6f78aa7da7ed501bdacca54.jpg)
P. ¿Qué tipo de profesor es usted?
R. Un padre para los alumnos [risas]. Intento entenderlos.
P. Usted llevó el Mundial de fútbol a la vela. ¿Cómo surgió esa idea?
R. Me parecía una idea interesante, aunque pensaba que era imposible que se pudiera conseguir. Parecía que siempre tenía que celebrarse en los países árabes, pero finalmente conseguimos que se celebrara aquí, en Gran Canaria. El torneo resultó fantástico, pero el coste económico fue muy alto. Los billetes, los hoteles, la manutención… Fue realmente un dineral. Se hizo una regata por equipos muy buena y la organización fue fantástica.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F71b%2Ff86%2F32e%2F71bf8632ef49a5d0dbd6dfdccacb9192.jpg)
P. ¿Cómo le comunicaron que sería el abanderado español en Atlanta 96?
R. Estuve realmente satisfecho por haber tenido esa oportunidad y por haber hecho el juramento olímpico en Barcelona, porque solo lo hace un deportista del país. En realidad, yo tenía que haberlo sido en Seúl 88, porque en Los Ángeles gané la medalla de oro, pero lo fue la infanta Cristina. Después me tocaba en Barcelona, pero fue el turno del príncipe Felipe. No recuerdo exactamente cómo me lo comunicaron.
P. Los deportistas de vela pasan poco tiempo en la villa olímpica.
R. Ese es uno de los problemas que tiene este deporte en los Juegos Olímpicos, porque estás alejado del resto. En Barcelona, en cambio, estábamos justos en medio de todo el follón. En Atlanta tuve que desplazarme para llevar la bandera, algo que fue inolvidable para mí. La ceremonia de inauguración es uno de los momentos más bonitos.
P. ¿Llegó a pensar que nunca sería abanderado?
R. No, no, no era algo que estuviera en mi cabeza [risas]. Yo estaba siempre pensando en conseguir el mejor resultado. En ningún momento pensé que me tocaría, porque estaba preocupado de prepararme lo mejor posible. Ser abanderado fue un premio, pero había otro más importante: conseguir un buen resultado.
El vínculo de sus padres con la vela era inexistente. Sin embargo, a Luis Doreste (Las Palmas de Gran Canaria, 1961) no le quedó otro camino más que ese. Su tío era presidente de la Federación Canaria de Vela y cuatro de seis hermanos se interesaron por la navegación y compitieron en los Juegos Olímpicos. Al margen del deporte de élite, tuvo tiempo para licenciarse en Informática.