Cuando llegar a París sí que merece la pena: "No tenía dinero ni para comprar unas zapatillas"
Ricardo Ortiz, marchador mexicano, superó numerosos obstáculos para estar presente en sus primeros Juegos Olímpicos a sus 29 años. En muchas ocasiones se planteó abandonar
Hay muchas caras reconocibles en unos Juegos Olímpicos, deportistas que ocupan las portadas de los periódicos con cierta asiduidad. Algunos, incluso, declinan alojarse en la villa olímpica. Otros, en cambio, hacen un esfuerzo titánico para estar presentes en el mayor evento deportivo. Es el caso de Ricardo Ortiz (Veracruz, México, 1995), marchador mexicano que sorteó numerosas adversidades para llegar a París.
Su historia podría haber cambiado en 2014, cuando estuvo muy cerca de abandonar. Así lo relata en conversación con El Confidencial: "Yo era todavía juvenil y competía en un evento nacional. Aunque la prueba se celebró en México, no tenía dinero para desplazarme. En ese momento, pensé que no podía seguir así, que no merecía la pena. Pero unos amigos me convencieron y me pagaron el viaje. Quizás gracias a ellos he estado en unos Juegos Olímpicos".
Conviene recordar que los deportistas multimillonarios son una minoría, que hay muchísimos casos como el de Ricardo. "Iniciarse en el deporte en México es muy complicado, porque empiezas sin nada, sin ningún tipo de beca. Cuando me proclamé campeón nacional, me dieron la primera ayuda. Pero eran 100 euros al mes. No me alcanzaba ni para las zapatillas que tenía que usar para entrenar".
Los sueños, sin embargo, sacan la parte más visceral del ser humano, por eso Ricardo hizo locuras por mantenerse en el atletismo. "Una vez hice una rifa para costearme el desplazamiento a un torneo. Ahí mis amigos me ayudaron mucho otra vez, porque colaboraron conmigo en la venta de los boletos. Al estar haciendo todo esto, ni descansé ni me preparé como debía, porque no tuve el tiempo necesario. Pero al menos quedé tercero".
La escasa ayuda
Restarle tiempo al entrenamiento es, además, un riesgo importante para el deportista en México. "Las becas están supeditadas al rendimiento deportivo. Si no acabas entre los 16 mejores a nivel mundial, no te ayudan en nada. Antes te tienes que preparar como puedas. El Gobierno no te apoya en nada".
Ricardo, afortunadamente, cuenta ahora con una ayuda, aunque no siempre llegue a tiempo. "Ahora tengo una beca de entre 950 y 1.000 dólares, pero me llegó con escaso margen antes de estar en París. En los torneos previos, en los clasificatorios, me tuve que costear yo la estancia. Además, la mayoría de las veces tengo que viajar solo, sin entrenador, y es bastante complicado".
Dedicarse en exclusiva al deporte se convierte en una utopía para los atletas. "Yo ahora trabajo en la secretaría de la Marina en México, perteneciente a las fuerzas armadas. No soy militar, simplemente soy prestador de servicios. Ellos me otorgan un pago cada quincena y así me costeo mis entrenamientos, mis zapatillas, mi hidratación, mis gastos personales…".
La ayuda a los niños
Ortiz denuncia que "no hay relación entre el Gobierno y la Federación de Atletismo". En cambio, su opinión es distinta acerca del Comité Olímpico Mexicano (COM). "Le estoy muy agradecido. Nunca me había acercado a ellos y me recibieron con los brazos abiertos. Creo que me apoyarán en estos próximos cuatro años, en el nuevo ciclo olímpico".
Su preparación se la confía a su hermano, aunque popularmente se afirme que familia y trabajo no se deban mezclar. "No fue fácil al principio, porque chocábamos. Nos llevamos dos años y discutíamos mucho. Pero desde que nos tomamos en serio el papel de entrenador y atleta no hemos tenido ningún problema. Siempre hablamos de las cosas que nos incomodan. Eso nos ha dado mucha más confianza".
El mexicano se licenció en Entrenamiento Deportivo y anhela trabajar como entrenador en el futuro: "Me gustaría hacer una escuela de marcha para que los chicos puedan competir y para ayudarlos. Quiero que tengan las facilidades que yo no he tenido". Eso tendrá que esperar, porque antes tiene el foco en Los Ángeles, donde espera "pelear por una medalla". No será nada nuevo: está curado de espanto de pelear en la vida.
Hay muchas caras reconocibles en unos Juegos Olímpicos, deportistas que ocupan las portadas de los periódicos con cierta asiduidad. Algunos, incluso, declinan alojarse en la villa olímpica. Otros, en cambio, hacen un esfuerzo titánico para estar presentes en el mayor evento deportivo. Es el caso de Ricardo Ortiz (Veracruz, México, 1995), marchador mexicano que sorteó numerosas adversidades para llegar a París.
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