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La plaga de ratas de París que sonrojaría al mismo 'Ratatouille' invade el Sena y los JJOO
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Se reproducen por todo el río

La plaga de ratas de París que sonrojaría al mismo 'Ratatouille' invade el Sena y los JJOO

Roedores gigantes inundan la ciudad de París por la noche, especialmente el Sena, provocando un problema de salubridad que el Ayuntamiento de París no es capaz de eliminar por completo

Foto: Las ratas son un problema grave y habitual en París. (Albert Ortega)
Las ratas son un problema grave y habitual en París. (Albert Ortega)

Una bolsa de comida rápida se mueve violentamente en las calles de París. Dentro hay restos de hamburguesas, patatas, salsas y servilletas que se bambolean por el suelo. Por momentos, es como si los envoltorios de plástico y de papel cobrasen vida propia y estuvieran a punto de emprender la marcha en una de las calles principales de París. La sorpresa es que, en efecto, hay vida en el embalaje, porque una rata del tamaño de un conejo sale escopeteada a refugiarse entre las ramas y los arbustos.

Estamos en la ribera del Sena, artería principal de la vida nocturna parisina, centro neurálgico de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos y macroproyecto de 1.400 millones de euros del Ayuntamiento de París. Un auténtico quebradero de cabeza para las autoridades francesas y parisinas, que han tratado de enseñar la mejor cara posible de un río salpicado por la contaminación durante el día y gobernado por las ratas durante la noche.

"Es asqueroso, pero nos hemos acostumbrado. Durante el día, es más raro verlas, pero cuando llega la noche, salen por todas partes y se lanzan a por los cubos de basura", cuenta un trabajador de la zona que prefiere no decir en qué restaurante pasa sus horas laborales. "Como te dejes un cubo de basura abierto... se llena todo de ratas. El problema es que mucha gente también tira la comida al suelo, especialmente los turistas. O deja las bolsas de comida para llevar y entonces ya está liada", contesta otro habitual de la zona.

placeholder Nidos de ratas en el Sena. (Albert Ortega)
Nidos de ratas en el Sena. (Albert Ortega)

Ratas invencibles

El tamaño de los roedores impresiona y el ruido que hacen al esconderse se ha convertido en una banda sonora habitual cuando uno regresa a casa. Cuando un matorral se balancea, lo más posible no es que alguien te vaya a atracar, sino que una familia de estos incómodos amigos de lo ajeno busque alimentos. Los parisinos conviven con este molesto roedor desde hace siglos pese a su intención de eliminarlo y las polémicas siempre están a la orden del día.

Por ejemplo, en el pasado se llevó a cabo una campaña "contra el genocidio de las ratas" que recogió más de 17.000 firmas. De hecho, tal y como explica la página web del Ayuntamiento de París, el consistorio puso en marcha un plan integrado de control de ratas en 2017, basado en combinar el control directo (químico y/o mecánico) con medidas sobre el entorno de los animales.

placeholder Carteles de prevención contra las ratas. (Albert Ortega)
Carteles de prevención contra las ratas. (Albert Ortega)

En otras palabras, se ha tratado de reducir el acceso a los residuos con la instalación de contenedores cerrados con ruedas y tapas, fortalecido la limpieza, limitando el movimiento de ratas desde el subsuelo a la superficie con la modificación de los desagües y las posibilidades de nidificación en espacios. Además, se multa a las personas que le tiran comida a los pájaros, ya que se la comen las ratas.

Ratas en parques y jardines

Sin embargo, el año pasado reconoció que no era posible acabar con las ratas y anunció la creación de un grupo de trabajo sobre la "cohabitación" con las ratas. "Estamos examinando la cuestión de la cohabitación", explicaba la concejal responsable de Sanidad, la ecologista Anne Souyris, durante un consejo municipal.

Lugares emblemáticos como la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, los alrededores de la catedral de Notre-Dame, la ribera del río Sena y Montmartre, son algunos de los principales puntos de ratas en París. Según una de las grandes empresas contratadas por la alcaldía para combatir la plaga, en París intramuros se calcula que hay 1,75 ratas por habitante.

En el verano de 2014, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, estrechó la mano de un roedor espigado de peluche, Ratatouille. La alcaldesa parisina inauguró una atracción en el parque Disneyland dedicada a la película de animación, en la que aparece Rémy, una rata parisina que sueña con ser cocinero. Hoy en día, es uno de los embajadores más famosos.

Un breve paseo por las diferentes redes sociales es suficiente para encontrar vídeos de turistas alucinando con la voracidad de las ratas parisinas, las cuales emergen del sistema de alcantarillado en breves segundos.

"Dejo un trozo de pan en París... y sucede esto", narra un turista italiano en TikTok. "Las ratas tampoco se quieren perder los Juegos Olímpicos", explica otro post de un canadiense en Instagram. En la ciudad es habitual encontrarse carteles en jardines y parques donde el Ayuntamiento de París avisa de que sancionará a quien alimente a las ratas y recuerda que hacerlo acarreará una cuantiosa multa.

Una bolsa de comida rápida se mueve violentamente en las calles de París. Dentro hay restos de hamburguesas, patatas, salsas y servilletas que se bambolean por el suelo. Por momentos, es como si los envoltorios de plástico y de papel cobrasen vida propia y estuvieran a punto de emprender la marcha en una de las calles principales de París. La sorpresa es que, en efecto, hay vida en el embalaje, porque una rata del tamaño de un conejo sale escopeteada a refugiarse entre las ramas y los arbustos.

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