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El final más cruel para Marta: las lágrimas de un mito que no pudo con el 'boss final' de su carrera
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TERCERA DERROTA CONTRA EEUU

El final más cruel para Marta: las lágrimas de un mito que no pudo con el 'boss final' de su carrera

La legendaria jugadora brasileña disputó su último partido en unos Juegos Olímpicos a los 38 años y, de nuevo Estados Unidos, le dejó sin medalla de oro por tercera vez en su vida

Foto: Marta, llorando en su adiós a los Juegos. (Reuters/Benoit Tessier)
Marta, llorando en su adiós a los Juegos. (Reuters/Benoit Tessier)

El deporte, como la vida, es maravilloso y es capaz de escribir historias que ni el mejor guionista sería capaz de inventarse. Marta Vieira tenía en su mente el cuento de hadas con el que tanto había soñado. El lugar y la forma no podían ser mejores: favoritas, expulsada, eliminadas, repescadas por un milagro, de nuevo favoritas y el boss final, Estados Unidos. Qué mejor manera de despedirse de los Juegos Olímpicos que con una medalla de oro. Pero, los sueños, sueños son.

Marta llegaba a París con la ilusión de una juvenil. A sus 38 años y con la retirada como profesional ya en el horizonte, el torneo olímpico era un último regalo para la que, durante mucho tiempo, fue la mejor futbolista del mundo. Con una Brasil joven y en pleno cambio generacional, solo quería disfrutar sobre el césped de sus sextos Juegos Olímpicos, despedirse de París con una sonrisa en la boca. Pero tenía la sensación de que el destino tenía un as guardado en la manga.

Marta había sido subcampeona olímpica en dos ocasiones. Fue en sus dos primeros Juegos, en Atenas 2004 y Pekín 2008, cuando se quedó a las puertas del oro olímpico... las dos veces, contra Estados Unidos de la forma más cruel. La primera, cuando quedaba solo un minuto para que la final llegara a los penaltis, Aby Wambach deshacía el empate a uno para acabar con los sueños de la canarinha; la segunda, de nuevo en la prórroga, Carli Lloyd volvía a quitarlas el oro.

Foto: Dos goles de Camello hicieron campeón a España. (EFE/Juanjo Martín)

Cuatro Juegos más tarde, con muchos sinsabores y decepciones de por medio —con especial mención al tropiezo con Suecia en semifinales en los JJOO de casa, en Río 2016—, Marta buscaba su redención. En un torneo en el que comenzó como titular y capitana, salió expulsada ante España por una dura patada, se vio obligada a perderse dos partidos… y terminó apareciendo con la final ya avanzada para, de nuevo, estrellarse ante el peor enemigo posible.

A pesar de todos los intentos y de lucharlo hasta el final, Marta no pudo despedirse con su más que ansiada medalla de oro olímpica. Y es que, de nuevo, Estados Unidos, se cruzó en su camino para dejarle, por tercera vez en su carrera, con la miel en los labios en los Juegos. Era el rival perfecto, la final soñada, la oportunidad de resarcirse… pero con el mismo guion de siempre: victoria para el combinado norteamericano, para la tercera plata del mito del fútbol femenino.

El torneo comenzó con una trabajada victoria ante Nigeria (1-0). Un partido después, dos goles en el descuento de Japón infligían a Brasil su primer derrota (1-2)… y, entonces, el drama. Llegaba el partido ante España, el tercero de la fase de grupos, con Marta como titular indiscutible en el equipo. En el minuto 46, en un balón dividido, la capitana brasileña no vio llegar a Olga Carmona, a la que golpeaba con una dura patada. Roja directa que provocaba las lágrimas de la jugadora.

Su llanto era de rabia, pero también de decepción consciente de que, si Brasil perdía ese partido, tenía pie y medio fuera de la competición en lo que sería su última acción en unos Juegos. España ganó (0-2)… pero un golpe de suerte permitió a la canarinha clasificarse como mejor tercera. Y, ahí, todo cambió. Marta, obligada a perderse dos partidos por la sanción, vio cómo sus compañeras derrotaban a Francia en cuartos (1-0) y se vengaban de España en semifinales (4-2).

Así se llegó a la gran final. ¿Quién era el enemigo? Efectivamente, Estados Unidos, aquel equipo que ya le había robado de las manos dos oros. Tendría que esperar su oportunidad desde el banquillo, pero tenía el cuchillo afilado: sabía que iba a tener su gran oportunidad. Sucedió en el minuto 60, cuando la seis veces ganadora del Balón de Oro (2006, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2018) entraba al campo. Tenía media hora para cambiar el partido, pero fue insuficiente.

A pesar de intentarlo hasta el final, ser la jugadora por la que pasa cada ataque y tratar de buscar el empate, Estados Unidos resistió para hacerse con el oro y dejar a Marta con la miel en los labios por tercera vez en su carrera deportiva. La leyenda brasileña, la segunda jugador con más partidos en Juegos Olímpicos (30) por detrás de Formiga (33), se retira sin la ansiada medalla de oro. La leyenda no pudo con su boss final, EEUU, el equipo que le ha robado tres oros.

El deporte, como la vida, es maravilloso y es capaz de escribir historias que ni el mejor guionista sería capaz de inventarse. Marta Vieira tenía en su mente el cuento de hadas con el que tanto había soñado. El lugar y la forma no podían ser mejores: favoritas, expulsada, eliminadas, repescadas por un milagro, de nuevo favoritas y el boss final, Estados Unidos. Qué mejor manera de despedirse de los Juegos Olímpicos que con una medalla de oro. Pero, los sueños, sueños son.

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