Alberto Ginés, condenado por una aciaga prueba de bloque, se descuelga de las medallas

España ha sufrido una nueva decepción en estos Juegos Olímpicos de París. Alberto Ginés, uno de los favoritos para conseguir medalla y campeón olímpico en Tokio, se ha quedado sin metal tras completar una pobre actuación en la prueba combinada, donde sus 24,1 puntos en bloque le penalizaron demasiado. Partía último de los ocho escaladores para su faceta favorita, la dificultad, necesitaba un milagro y no sucedió a pesar de extraordinaria actuación, en la que logró un 92,1. El oro fue para el británico Toby Roberts; la plata, para el nipón Anraku Sorato; y el bronce, para el austriaco Jakob Schubert.

Ginés estuvo mejor que sus rivales en la prueba de dificultad, su especialidad, pero fue insuficiente para colarse en la pelea por las medallas. Tocará esperar a Los Ángeles, donde ambas pruebas serán realizadas de manera independiente, para ver si es capaz de conseguir otro metal.

La inferioridad quedó manifiesta desde su primera salida en la modalidad de bloque, cuando fue el único de los escaladores que sacó un cero. A pesar de la expectación existente, se vio que Alberto era inferior al resto de sus rivales desde el inicio de la competición. Sus gestos eran de frustración, de no saber cómo sacarlo adelante. Sucedió lo mismo que en la semifinal: demasiado castigo en bloque y obligación de milagro en dificultad. Una pena.

En las otras tres pruebas, no se mejoró demasiado, para acabar con 24,1 puntos, el último de la final. La técnica y la fuerza de Ginés no bastaron en esta prueba, en la que nunca se le vio cómodo a pesar del apoyo que le mostró su equipo. También recibió el calor del público, de los numerosos españoles desplazados hasta París.

Una fama abrumadora

El milagro se escapaba de las manos nada más salir sus rivales. La prueba de dificultad, en comparación con la semifinal, tuvo un recorrido mucho más asequible para los escaladores. Ahí marcó un 92'1, insuficiente para acercarse a los metales que tanto deseaba.

No han sido años fáciles para Ginés. Ganó la medalla de oro en, probablemente, la mayor sorpresa española de Japón, pero de la alegría se pasó a la fatiga. El español se abrió en una entrevista para El Mundo: "Tras Tokio llegó el vacío, la desmotivación. Me había centrado mucho solo en los Juegos Olímpicos, hice un break en los estudios para entrenar... Fue un cúmulo de cosas. Cuando fui oro, cumplí el sueño de mi vida y pensé: '¿ahora qué hago?'".

El éxito nipón le llevó a lugares que él nunca imaginó que frecuentaría, y donde no se sentía demasiado cómodo. "De repente, estaba en una casa con Ester Expósito, con raperos o con gente de la que yo era fan un mes antes. O que los veía por YouTube. No sabía cómo había llegado hasta allí. Otro día hablé con Aitana y me dijo que quería escalar".

Nuevo reto en Los Ángeles

Ginés, asimismo, recordó que la vida de los deportistas no es de color de rosas. "La gente se imagina que nuestro día a día es siempre diversión. La mía no. Me levanto a las siete, desayuno, voy al Centro de Alto Rendimiento a entrenar, vuelvo a casa, me hago la comida, me echo la siesta, voy al fisio o hago físico y me vuelvo a casa. Si viene algún colega, cenamos o jugamos a la PlayStation. Y si no, estoy solo viendo una película. O voy al cine yo solo, que me gusta".

El único punto positivo de esta decepción en París será alejarse de los focos, esos que jamás le han gustado. Pero todavía le quedará tiempo para triunfar en Los Ángeles, donde todos esperan su mejor versión.