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Varapalo y redención. Así se mastica una medalla de chocolate en los Juegos Olímpicos
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UN AMBIENTE DE FUNERAL

Varapalo y redención. Así se mastica una medalla de chocolate en los Juegos Olímpicos

La Selección Española de hockey masculino sumó un nuevo cuarto puesto en París. La decepción fue evidente, porque soñaron con romper una sequía de 16 años sin medallas

Foto: La decepción española fue total. (EFE/Sashenka Gutiérrez)
La decepción española fue total. (EFE/Sashenka Gutiérrez)

Era un ambiente de funeral. Se lo aseguro, que había algo en el ambiente que se asemejaba muchísimo con un tanatorio. Cargar con los palos hasta el vestuario fue casi como hacerlo con el féretro. A la Selección Española se le había escapado el bronce en hockey, en un mediodía para olvidar en el Yves-du-Manoir. Las familias de los jugadores tampoco se habían percatado aún de lo que acababa de ocurrir. Era un nuevo cuarto puesto, el trauma interminable de España en París.

Fue una derrota a la que es difícil encontrarle argumentos. Era una decepción visceral, sin atisbo de duda. Las caras de los chavales eran las de aquellos a los que se les ha escapado la gloria. Porque a las medallas no basta con darles una caricia, hay que agarrarlas. Las lágrimas de algunos fueron las mismas que las de Máximo Caldas, el seleccionador, que se marchó emocionado al vestuario.

Da rabia. España fue superior a la India durante todo el encuentro, pero los asiáticos fueron efectivos desde el penalti-córner. "Ha sido lo que ha definido el partido. Ellos son muy buenos en eso, pero esperábamos defenderlos. Hay que mejorar", decía Borja Lacalle, lacónico, sin apenas tiempo para digerir una derrota de semejante envergadura.

Lacalle estuvo cerca de anotar el 2-0 tras una buena jugada de Marc Reyne, pero la pelota dio en el poste. "Si llega a entrar, el partido era otro. Pero no ha sido así y no hemos conseguido el bronce que queríamos".

placeholder Los españoles protestaron al árbitro en el final. (Europa Press)
Los españoles protestaron al árbitro en el final. (Europa Press)

La efectividad de los indios

La decepción llegó porque India aprovechó sus escasas oportunidades. Así llegó un triunfo muy festejado por todos los aficionados desplazados en París. César Hernández, miembro del cuerpo técnico de España, felicitó a Mandeep Singh, uno de los medallistas indios, antes de que charlara con El Confidencial.

"España fue un gran equipo, pero nosotros estábamos preparados para conseguir esta medalla. La clave era anotar en las ocasiones que tuviéramos. Además, hicimos una buena defensa y una gran presión que nos permitió defender el resultado. Primero queremos recoger la medalla y luego vemos cómo lo celebramos", explicó Singh.

Los aficionados indios le gritaban desde las distintas tribunas que escoltaban la zona mixta, ubicada muy cerca de las gradas. Él respondía con fotos y autógrafos mientras el personal de la organización intentaba que hablara con la prensa, sin que eso fuera posible.

Foto: Fue un partido entre España e India. (Reuters/Anushree Fadnavis)

El valor de los pequeños detalles

Rafa Villalonga fue uno de los pocos españoles que no pasó de largo y se paró para conversar. "Ellos han tenido más efectividad en los penalti-córner. Este deporte se decide en las áreas y ellos se han llevado los detalles. Nos ha faltado la parada, la sacada, saber quién defiende una bola determinada…".

España sueña ahora con una gesta en Los Ángeles que devuelva al hockey a las medallas olímpicas 20 años después. "Nos toca reponernos y pensar en 2028", decía Lacalle. "Somos un equipo muy joven. Seguiremos la mayoría en Los Ángeles y tenemos una buena estructura. Esto nos servirá en el futuro para estar menos nerviosos. Es una buena experiencia".

Los españoles se fueron por el pequeño camino de tierra que los separaba de los vestuarios, con las botas llenas de polvo. Faltaron las manchas de champán, que tendrán que esperar a 2028. Ojalá que allí llegue la ansiada medalla.

Era un ambiente de funeral. Se lo aseguro, que había algo en el ambiente que se asemejaba muchísimo con un tanatorio. Cargar con los palos hasta el vestuario fue casi como hacerlo con el féretro. A la Selección Española se le había escapado el bronce en hockey, en un mediodía para olvidar en el Yves-du-Manoir. Las familias de los jugadores tampoco se habían percatado aún de lo que acababa de ocurrir. Era un nuevo cuarto puesto, el trauma interminable de España en París.

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