"La ciudad es un rehén". Cómo el COI secuestró los edificios públicos y la vivienda de París
"El Comité Olímpico Internacional ha confiscado el arte y la cultura parisina en función de una institución privada", señala Marc Perelman, arquitecto y profesor de la Universidad de París Nanterre. Muchos parisinos huyeron de la ciudad
"Los Juegos Olímpicos son una máquina de generar desigualdades. Es un evento que acelera los problemas que ya tienen las ciudades y los multiplica", explica Jules Boykoff a El Confidencial. El escritor y profesor norteamericano es una de las voces más autorizadas de los Juegos Olímpicos y autor del libro
Tal y como explicamos en El Confidencial, más de 12.500 personas sin hogar han sido desplazadas de las calles de París en lo que los activistas y miembros de Médicos del Mundo han llamado 'limpieza social'. "Han escondido a la gente precaria del espacio público. Además, las autoridades lo han llevado a cabo de una manera violenta, aunque hemos intentado que encontrasen una solución", añade uno de los portavoces de Le Revers de la Médaille. De hecho, el propio relator especial de la ONU sobre el derecho a la vivienda, Balakrishnan Rajagopal, pidió en abril a Francia que abordara la difícil situación de los "grupos marginados. Los desalojos para embellecer París antes [de los Juegos Olímpicos] son similares a los que China, India y muchos otros han hecho antes de otros megaeventos. ¿Cómo justifica esto Francia?", preguntó en X.
Los hoteles se disparan y se buscan opciones
Según un estudio de Le Parisien, los precios de los hoteles se multiplicaron por seis de media durante los próximos Juegos Olímpicos de París. Este análisis, comparando las ofertas de hoteles seleccionados al azar en la capital parisina, tanto en el interior y en el extrarradio, como las provincias, arrojó un incremento que el propio presidente de Unión de Oficios e Industrias Hoteleras (Umih), Frank Delvau, señaló como "excesivo".
Las abusivas condiciones han llevado a los más jóvenes a buscar fórmulas diferentes para garantizarse la presencia en los Juegos, una experiencia tan placentera como poco económica. Felipe Pérez, madrileño de 24 años, lo hizo utilizando el intercambio vacacional. Cedió su casa a través de la aplicación HomeExchange, y ha vivido los Juegos en un piso en el centro París en retorno: "Mis amigos habían mirado precios de hoteles y era un sinsentido, nadie se podría permitir eso".
Otros como Roberto Blasco, trabajador en París, sufrieron un revés cuando vieron que su casera no les iba a renovar el contrato de su piso alquilado. "Justo cuando iba a vencer el contrato e iba a renovarlo, la dueña me dijo que no me iba a renovar. Lo único que me dijo era que lo iba a utilizar como uso personal", explica. Sin embargo, el timming no es casualidad. "Lo cierto es que a muchos amigos míos aquí en París les ha pasado lo mismo. Y sobre las mismas fechas, en el mismo mes. Luego tardé más de un mes en encontrar otro piso y eso que la empresa en la que trabajo me ayudó a conseguirlo".
Militarización total del espacio público
Sin embargo, uno de los aspectos más llamativos de los Juegos Olímpicos es la extrema seguridad. Es imposible recorrer dos pasos sin cruzarte con policías, militares o calles cortadas, sin escuchar sirenas policiales o no vislumbrar coches y furgonetas tintadas yendo a toda pastilla por las carreteras. Esto ya sea porque se celebran pruebas deportivas, transportan a algún pez gordo o ha saltado alguna alarma en su dispositivo.
"La mayoría de los edificios de París fueron tomados como rehenes durante los Juegos Olímpicos. Se puede afirmar que la propia ciudad de París fue conquistada por los mismos Juegos Olímpicos", señala el arquitecto y profesor emérito de estética en la Université Paris Ouest Nanterre La Défense. "El movimiento de personas debería ser libre, pero los parisinos y el público que asistió a los Juegos Olímpicos están literalmente enjaulados por los Juegos Olímpicos", añade.
"París se ha convertido en un parque temático olímpico, según los deseos del expediente de candidatura de París 2024. Existen, por tanto, caminos olímpicos como calles, avenidas y bulevares prohibidos, estaciones de metro cerradas (17 exactamente), líneas de autobuses turísticos, barreras, más de 44.000 policías para canalizar y proteger, nos dicen el flujo de turistas", remarca el profesor.
"Una jaula de hierro"
"El París olímpico es la nueva jaula comparable a la jaula de hierro de la pérdida de autonomía y libertad del capitalismo a la que hacía referencia Max Weber. Los Juegos Olímpicos son una fiesta con soldados por todas partes en París, drones por todas partes y cámaras para registrar movimientos; este es un pueblo Olímpico en el que la mayoría de delegaciones acudieron con seguridad armada propia", cuenta el profesor.
"Es, finalmente, un París enjaulado mediante barreras colocadas por todas partes en las calles para, por supuesto, proteger a la población. Un París que prohíbe la libre circulación transformada en zonas de restricciones o incluso prohibiciones totales. Al final, podemos preguntarnos si el gran peligro no son simplemente los Juegos Olímpicos en sí".
"A los parisinos no se les preguntó si querían los Juegos Olímpicos, se les impuso. Eso ha provocado que muchos parisinos huyeran de la ciudad. No hay que olvidar también que París ya es el destino turístico número uno del mundo y no necesitaba los Juegos Olímpicos para mantenerse en la cima de las ciudades más populares", subraya Perelman.
El profesor también explica cómo las obras para la mejora de las infraestructuras afectó a su población. "La belleza de París, única y universal, también fue alterada por la planificación urbanística nacida de que París albergase los Juegos Olímpicos. Se rediseñaron calles, avenidas y bulevares y se dio un nuevo impulso a que las clases trabajadoras (obreros, artesanos, pequeños empresarios), la clase media y hasta altos ejecutivos se mudasen a suburbios cada vez más lejanos".
Por último, Perelman señala lo que es el verdadero golpe político e ideológico de los Juegos Olímpicos de París. "Han fusionado por la fuerza el deporte competitivo y París, sus lugares artísticos y su cultura, hasta fundirla con la competición deportiva (vimos una Venus de Milo sosteniendo una raqueta de tenis), con el uso de monumentos", reflexiona. "Es decir, se ha confiscado el arte y la cultura parisina en función de una institución privada como el COI. Se ha difuminado el deporte y el arte hasta que sean indivisibles en una injerencia política que se desplegó en edificios icónicos o plazas emblemáticas (Grand Palais, Versalles, Inválidos, Trocadéro, Concorde, etc.) cuando el arte es un orden totalmente distinto al deporte".
"Los Juegos Olímpicos son una máquina de generar desigualdades. Es un evento que acelera los problemas que ya tienen las ciudades y los multiplica", explica Jules Boykoff a El Confidencial. El escritor y profesor norteamericano es una de las voces más autorizadas de los Juegos Olímpicos y autor del libro
- El calvario invisible de los 'sin papeles' en los Juegos Olímpicos: "La policía nos destruye las tiendas" Albert Ortega. París
- "Que le jodan a los Juegos Olímpicos". La ceremonia inaugural de París a la que Macron nunca fue Albert Ortega. París
- "Te separan de tu familia y te arruinan": la secta que mueve los hilos en los Juegos Olímpicos Albert Ortega. París