"Conseguirá el oro antes o después": Cerezo y la revancha del taekwondo en Los Ángeles
Fue una tarde para el olvido en el tatami, pero ya tienen en mente la oportunidad que habrá en 2028. El campeonato olímpico es el sueño que le queda por cumplir a la madrileña
Las sudaderas eran imprescindibles en el Grand Palais por la alta temperatura del aire acondicionado. Hacía frío en el recinto y España se quedó helada, en sentido literal y figurado. El taekwondo nacional vivió una jornada para el olvido en la que se esfumaron las medallas de Adriana Cerezo y de Adrián Vicente. Pero ambos prometen revancha para Los Ángeles.
Adriana fue eliminada en cuartos de final, sin opción de disputar la repesca. A media tarde, daba vueltas alrededor del estadio mientras hacía tiempo para ver los dos combates restantes de Adrián. Pasó desapercibida para (casi) todos, salvo un aficionado que le pidió una foto y ella aceptó con suma amabilidad.
Las esperanzas españolas estaban depositadas íntegramente en Vicente. La afición cantaba sin cesar: "España, España"; "Grande, Adri, vamos". La música convertía los pequeños descansos en una discoteca. Pero la fiesta no se extendió por la noche parisina. Adrián fue derrotado por Mohamed Jalil en el duelo por el bronce y se esfumó la opción de metal.
Adrián apenas tardó en abandonar el tatami. Se fue sudando, con una toalla para secarse y acompañado por su entrenador. Se le vio relajado y charló tranquilamente con su técnico a pesar de la decepción. Jalil llegó pocos minutos después con la bandera de Túnez y con una brillante sonrisa.
La jugada de Túnez
Por la zona mixta, aunque con escaso protagonismo, pasa el entrenador del tunecino. Parte de su equipo confiesa a El Confidencial. "Ambos habían competido cuatro veces, por eso conocíamos sus técnicas y su estilo. Entre sus objetivos, estaba combatir a la perfección. Y lo hizo, porque controló al oponente y su velocidad. Lo hizo muy bien".
El combate por el bronce estuvo marcado por las dos revisiones que pidieron los tunecinos. El árbitro modificó su criterio en ambas y ampliaron su ventaja con España. "Hablamos antes de salir al tatami de las señales que me tendría que hacer para que yo fuera a pedirle al árbitro que revisara una acción. Lo hicimos y salió bien".
Esta es la segunda medalla olímpica de Jalil. En Tokio logró la de plata y ahora, la de bronce. "No es nada fácil conseguir dos metales en los Juegos Olímpicos. Aunque se haya llevado el bronce, para mí es campeón olímpico", concluían desde su staff.
Las banderas españolas
La participación de los españoles concluyó en torno a las 21:30, pero todavía quedaban muchas banderas nacionales por las gradas y los pasillos del Grand Palais. En uno de ellos estaba al teléfono David Cerezo, padre de Adriana.
David habla en este diario sobre la jornada del taekwondo: "Ha sido triste, no ha sido nuestro día. Nos hacía mucha ilusión, porque Adriana venía fuerte a por el oro y nos hemos quedado en nada. Adrián también ha tenido mala suerte. Él ha estado muy bien en las primeras rondas, pero luego las cosas no le han salido como quería".
40 personas llegaron al Grand Palais con camisetas de Cerezo, en un apoyo masivo a la madrileña. "El día ha sido demasiado triste por lo que ha ocurrido, porque teníamos muchas expectativas. Ella nos hace sentir cosas increíbles por todo lo que hemos vivido. Hemos disfrutado mucho estos días previos a la competición y no lo vamos a olvidar".
Las lágrimas marcaron de nuevo la participación de Adriana. Tanto en Tokio como en París han tenido un denominador común: el oro que se ha esfumado. "Esas lágrimas son el impuso para Los Ángeles. En el deporte se pierde más que se gana y ella nos tiene muy malacostumbrados".
Adriana estaba relajada en la previa y con ganas de ir a por el oro. "Ella pensaba que lo iba a ganar, pero se le ha torcido el combate. El oro lo quiere y lo va a conseguir antes o después, porque tiene 20 años. El objetivo es ir a por todos los campeonatos, aunque ella mire desde ya a Los Ángeles".
El sacrificio de Adriana en el tatami es proporcional al que realiza en sus estudios. "Lo que más le gusta es que llegue el entrenamiento. El resto del día hace un enorme esfuerzo para sacarse su carrera, porque todo va de la mano. Le queda un año y luego a ver si puede dedicarse en exclusiva al taekwondo. Ella quiere disfrutar de lo que más le gusta: entrenar y competir". En realidad, España anhela algo parecido: festejar un oro de Adriana. Los Ángeles ya está marcado en rojo.
Las sudaderas eran imprescindibles en el Grand Palais por la alta temperatura del aire acondicionado. Hacía frío en el recinto y España se quedó helada, en sentido literal y figurado. El taekwondo nacional vivió una jornada para el olvido en la que se esfumaron las medallas de Adriana Cerezo y de Adrián Vicente. Pero ambos prometen revancha para Los Ángeles.