El coraje de la benjamina de España: la lección que deja Naia Laso en París

Naia Laso ya es historia de los Juegos Olímpicos para España. La benjamina de la delegación española, con solo 15 años, consiguió meterse en la gran final de skateboarding en su primera participación, donde acabó en un más que meritorio séptimo puesto. Con una exhibición y firmando una puntuación de 86.28, para mejorar el 82.49 de la clasificación, lograba el diploma olímpico... a pesar de estar lesionada de la espalda.

Durante la clasificación, la deportista española sufrió un pinzamiento en la espalda que, incluso, la hizo dudar de si podría competir en la final. Después de dos primeros intentos que pronto acabaron en caídas y, pese al dolor, la vasca no se rindió y ofreció su mejor versión del día. Cómo acababa su tercera ronda entre lágrimas por el dolor era el reflejo de lo que le había costado poder competir. Máxime si tenemos en cuenta que hace poco más de un mes se fracturaba una clavícula.

Pero el éxito de la española no tiene que ver solo con su juventud, sino con el hecho de que se ha convertido en una de las grandes tapadas del deporte nacional en los Juegos Olímpicos. Y es que Naia Laso, con solo 15 años, no solo puede presumir de precocidad, sino que es una de las mejores deportistas de skateboarding del mundo. Llegaba con un nivel muy elevado a París. Tanto, que muchos expertos daban por hecho que pelearía por medalla. Pero una lesión lo impidió.

Laso comenzó a patinar cuando solo tenía 8 años, siguiendo los pasos de su hermano, que era un habitual del patín como diversión. La tabla era demasiado grande para ella, pero pronto empezó a descubrir que era realmente hábil. No necesitó demasiado tiempo para mejorar algunos trucos y empezar a pensar que podía llegar lejos: "Si te digo la verdad, pensaba que solo era una manera de pasar el tiempo y que no existían competiciones", explicaba en una entrevista con Cadena Cope.

Pero no tardó en empezar a competir. Y los resultados empezaron a demostrarle a Naia Laso que tenía madera para conseguir grandes éxitos. Poco a poco, fue confirmando su capacidad para triunfar en un deporte que había comenzado como una simple diversión: con 12 años, la joven vizcaína ya era campeona de España; con 14, fue quinta en el Mundial; y con 15, conseguía ganar la medalla de oro en el Pro Tour de Dubái. Había llegado su despegue.

Solo unas semanas después del mayor éxito deportivo de su carrera, Laso llegaba a sus primeros Juegos Olímpicos. Clasificada en la decimoquinta plaza mundial de la especialidad de park, apuntaba muy alto en París. Sobre todo, por ser una outsider. Llegaba a la competición en línea ascendente, como una tapada y con la posibilidad de sorprender a las grandes favoritas. Y así se metió en la gran final de los JJOO donde, mermada, acabó en el séptimo puesto.

Danny León, el gran referente español del skate masculino y que también competirá en París, tenía puestas muchas esperanzas en la deportista vasca: "Sin ninguna duda, Naia va a estar al 99,9% en la final y tiene opción a oro. Estoy seguro de que medalla va a hacer, pero ojalá gane el oro", aseveraba en una entrevista en Eurosport. Estaba convencido de que la joven deportista lo tenía todo para tocar metal en esta edición de los Juegos. Y no le faltaba razón.

Naia Laso no era una de esas deportistas que apareciera como candidata clara en las quinielas medallistas, pero los que la conocían aseguraban que podía ser la gran sorpresa en estos Juegos. Compitió como una veterana y, a pesar de ser la atleta más joven de la delegación española, con solo 15 años, mostró una madurez innata para competir hasta las últimas consecuencias y lograr un diploma olímpico que tiene sabor a medalla en París.