Sin voleibol español en los Juegos Olímpicos: "Si van tienen dos pagadores y les cruje Hacienda"

Este jueves, y ante un pabellón lleno, Brasil firmó su pase a cuartos de final del campeonato olímpico de voleibol femenino. Lo hizo frente a Japón y después de ganar también a Polonia y Kenia. Siguiendo los resultados, se disputará las medallas con selecciones como Italia, China, Estados Unidos o Serbia. No busques a España en la lista de participantes, ni tampoco indagues en la categoría masculina. La selección no está ni se la espera. Desde el año 2000, con aquel conjunto liderado por Rafa Pascual, ni un solo combinado nacional ha conseguido clasificarse para la cita olímpica en este deporte y la sequía continúa.

El voleibol es el único de los grandes deportes de equipo (solo quedaría añadir el Rugby a siete) en el que España no tiene representación en estos juegos. Ni siquiera consiguió colarse en el preolímpico. Un borrón que llama más la atención cuando se compara con la realidad de este deporte en nuestro país. Es el sexto más jugado por número de licencias, unas 138.000, por encima de disciplinas clásicas como el balonmano y fue el que más licencias ganó el pasado año, con un crecimiento de un 33%. ¿Qué ocurre entonces con nuestro vóley? Una mezcla de factores y un punto que se repite: la inversión.

"Creo que estamos mejorando. Hay chavales en las categorías inferiores que están compitiendo con los grandes de todo el mundo, se están metiendo en campeonatos internacionales y lo están haciendo muy bien. Pero la realidad es que a día de hoy España sigue muy por debajo de las grandes potencias", cuenta Juan Ruiz Ramos, presidente del Club Voleibol Guaguas. Su equipo masculino es a día de hoy el mejor de España, el 15 de Europa y el 17 a nivel mundial y tras varias décadas en este deporte conoce al detalle la situación. "Creo que todos podríamos dar más, pero en este caso, hablando de la selección, el tema está en la federación y el CSD. Yo tengo jugadores a los que no les sale rentable ir a la selección porque les pagan muy poco y al tener ya dos pagadores, club y selección, Hacienda les cruje. Es la realidad y son problemas que hay que tratar", añade.

Como Ruiz, el resto de expertos consultados tienen una idea similar sobre el problema. Que además se acrecienta por la situación global. España, donde las ligas de voleibol ni siquiera son consideradas profesionales, pese a que la mayoría de los clubes ya tienen contratados a sus jugadores, debe pelear con países donde el voleibol es casi una religión. Para hacerse una idea del tirón de la disciplina en el mundo, en 2023 se batió el récord de asistencia a un evento deportivo femenino con un partido de la liga universitaria de vóley. El Nebraska Cornhuskers contra Omaha Mavericks congregó a más de 92.000 personas, batiendo lo conseguido en el partido el FC Barcelona en su partido de fútbol contra el Wolfsburgo.

"Parece una locura, pero los cálculos que se hacen son de que en el mundo hay casi mil millones de practicantes de voleibol, y viendo lo de Estados Unidos te haces una idea de cómo crece su seguimiento. Eso también cuenta a la hora de poder competir", explica Rubén López, manager general de Club Voleibol Emevé de Lugo, el único que tiene a dos equipos (femenino y masculino) en la primera categoría española. "Piensa que de todos los que compiten en los JJOO solo entran cinco europeos y en Europa juegan todos los países, hay como 40 federaciones y todas a un nivel altísimo. Si quieres competir ahí te tienes que poner muy en serio y aun así es complicadísimo llegar", añade.

Ese overbooking, señalan, perjudica respecto a otras disciplinas donde la competencia es mucho menor. Pero a la vez les da esperanzas. "Lo que demuestra es que el voleibol es un deporte con muchísimo tirón y que si apuestas por él puedes crecer muchísimo. Aquí se está empezando a ver con las licencias y somos optimistas con el futuro", añade López. Ruiz, por su parte, pone en valor el caso de su equipo. "Nosotros hemos llegado a ganar algunos partidos en Champions, que ahí juega lo mejorcito de toda Europa, y metemos mucho público en el pabellón. También lo hacen muy bien en Soria, Teruel, Almería... Lo que falta es que muy poca gente fuera del vóley sabe de todo esto".

El cómo traducir todo este trabajo en ligas y esa fuerza que llega con las nuevas licencias en selecciones más competitivas es el gran dilema. Todos hablan de invertir más dinero, pagar mejor a los jugadores y conseguir más financiación para que el deporte crezca. Pero también de que se necesita promocionar mucho más este deporte y ponerlo bajo el foco. "Los equipos hacen lo que pueden, pero no puede ser que la televisión apenas nos dé espacio ni que apenas se dé bola a los campeonatos. Seguramente el 80% de la población no sepa qué equipo gana la liga de vóley. Nos deja muy por detrás de los países con los que debemos competir", detalla Ruiz.

"Se necesita apostar fuerte y con proyectos serios y que se mantengan en el tiempo. Es la única forma. No llegamos a tener el mismo número de practicantes en el mundo que el fútbol, pero se puede ver cierta comparación con ese ejemplo. Son dos deportes muy mayoritarios en el mundo. Pues si comparas el apoyo que recibe el fútbol frente al vóley en España puedes entender mejor la situación", añade López. "Obviamente, uno tiene mucho más tirón aquí, pero las diferencias son gigantes. Sí, en vóley tuvimos la época de Rafa Pascual y demás, pero eso fue casi un espejismo".

Ley de mecenazgo y límites en los fichajes

Más allá de las ayudas, el presidente del equipo canario exige otras medidas que, cree, podrían ser de gran ayuda sin mucho desembolso. La primera es el tema de los extranjeros. Ahora mismo, los clubes solo pueden tener hasta cinco jugadores en toda la plantilla cuya federación de origen no sea la española, incluyendo a todos los europeos como extranjeros. Algo que limita, asegura, la capacidad de los clubes para crecer.

La segunda es la una ley de Mecenazgo que permita a los patrocinadores tener más incentivos para entrar en clubs como el suyo. "Hablamos de pequeños patrocinadores que no se animan a entrar con 50.000 o 60.000 euros en los clubs porque no ven incentivos y creo que podría ayudarnos mucho una ley de ese tipo que les ofrezca ventajas", añade. "Para clubes como los de voleibol ese dinero puede ser clave".

El caso de los extranjeros es un debate que encaja bien con el crecimiento de las ligas. Para estos expertos en el voleibol español, el crecimiento del deporte pasa claramente por una mejoría de los campeonatos nacionales, y para eso necesitan poder competir igual que el resto. "Ahora se me ha ido uno de los mejores jugadores de la plantilla, Paolo Zonca, italiano. Pues se va a Turquía, que le ofrece un salario de unos 100.000 euros, mientras que aquí cobraba 60.000. Y eso nos pasa a nosotros que mantenemos bastante el nivel de sueldos medio de Europa, no te quiero decir lo difícil que es para clubes de mitad de tabla".

López, de un club más modesto, da una idea de lo que ocurre en este tipo de clubes. "Estados Unidos acaba de montar una liga profesional femenina de nivel tremendo, pues obviamente se están llevando a todas las buenas jugadoras de aquí", detalla. "Pero es que con lo que pagan a una sola de esas jugadoras en EEUU nosotros financiamos toda la plantilla. Dime cómo puedes competir con ello, más allá de intentar seguir formando y creciendo desde abajo", señala.

Por ahora el Emevé goza de buena salud en la cantera, tienen en la escuela lucense 500 niñas y 120 niños. "Esa es otra, no conozco otro deporte que tenga tanta diferencia a favor de las mujeres, pero los únicos éxitos como selección a nivel absoluta lo consiguieron los hombres".