Lo que nos cuenta el caso Khelif: la polémica trans de París 2024 (en la que no hay ninguna trans)
Khelif, boxeadora argelina, pasó a la semifinal del torneo individual femenino tras derrotar a Carini en 43 segundos. Conflicto federativo y social se esconde tras el intenso debate
Ni las aguas fétidas del Sena ni la actuación de Rafa Nadal en la Philippe Chatrier, la mayor polémica de los Juegos Olímpicos de París 2024 es el deporte trans... sin que haya un solo atleta trans en todas las competiciones. Imane Khelif, boxeadora argelina, pasó a la semifinal del torneo individual femenino tras derrotar a Angela Carini en cuartos. El combate duró 43 segundos y dejó imágenes de difícil digestión, como el llanto desconsolado de la italiana al finalizar la pelea, cuando balbuceó: "No es justo".
Carini evitó dar la mano a Khelif. El ruido comenzó. "Puse fin al combate porque después del segundo golpe, después de años de experiencia en el ring y una vida de lucha, sentí un fuerte dolor en la nariz. Dije: ‘Es suficiente'. Ya hay boxeadoras que están diciendo que no van a subir al cuadrilátero porque esto no es jugar en igualdad de condiciones", explicaría la italiana tras el combate. Las redes sociales ardieron, catalogando a la boxeadora argelina como persona trans, y convirtiéndose en una bola imposible de parar que llegó a la esfera política.
Imane Khelif no es una persona trans. Esta argelina de 25 años es cisgénero, nació mujer y fue criada como mujer en un país musulmán y con fuerte represión al colectivo LGTBI+. Catalogar a Khelif como hombre es mentir. Pero, detrás del ruido y del humo que impregna un conflicto que poco tiene que ver con el deporte y menos con los Juegos Olímpicos, sí existe un debate legítimo en el apartado de la justicia deportiva: la intersexualidad.
Amnistía Internacional recoge que las personas intersexuales pueden tener "características sexuales primarias, como los genitales internos y externos, los sistemas reproductores, los órganos reproductivos, los niveles hormonales y los cromosomas de sexo o características sexuales secundarias que se hacen patentes en la pubertad". Este es el caso de Khelif, la argelina nació con genitales femeninos, pero sus niveles de testosterona son más altos de lo normal y, según una información filtrada tiempo atrás por Umar Kremlev, presidente de la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), a la agencia de noticias rusas, tiene cromosomas XY, correspondientes al sexo masculino.
El conflicto político entre COI y la IBA
El combate entre Khelif y Carini ha cobrado especial relevancia por los antecedentes. En el Mundial de 2023, la argelina fue descalificada por la IBA, junto a la taiwanesa Lin Yu-ting, al no cumplir los criterios de elegibilidad. "Estas dos atletas fueron víctimas de una decisión repentina y arbitraria de la IBA. Fueron descalificados repentinamente sin ningún debido proceso", ha asegurado el Comité Olímpico Internacional en un duro comunicado lanzado tras la polémica. Los organizadores de los JJOO cargaron contra la IBA, entidad con la que se encuentra enfrentada desde principios del 2023.
La IBA no se considera federación de referencia en el boxeo olímpico, excluida por la estrecha relación de Umar Kremlev, su presidente, con Vladimir Putin y el aparato ruso. Recordemos que ningún atleta ruso portará la bandera, la quincena presente ha defendido los colores de AIN (Atletas Individuales Neutrales), tanto por la invasión a Ucrania como por la deriva del programa de dopaje gubernamental destapado en la última década.
"Según las actas de la IBA disponibles en su sitio web, esta decisión fue tomada inicial y únicamente por el Secretario General y CEO de la IBA. La Junta de la IBA solo lo ratificó después y solo posteriormente solicitó que se estableciera y reflejara en las Regulaciones de la IBA un procedimiento a seguir en casos similares en el futuro. El acta también dice que la IBA debería 'establecer un procedimiento claro sobre pruebas de género'. La actual agresión contra estos dos atletas se basa enteramente en esta decisión arbitraria, que se tomó sin ningún procedimiento adecuado, especialmente considerando que estos atletas habían estado compitiendo en competiciones de alto nivel durante muchos años. Este enfoque es contrario a la buena gobernanza", sentencia el COI.
El organismo retiró el reconocimiento de la IBA en 2023 (tras su suspensión en 2019), algo confirmado por el Tribunal de Arbitraje Deportivo. El COI espera que las distintas federaciones nacionales de boxeo acuerden la creación a una nueva federación que, mano a mano con ellos, integren el programa deportivo de Los Angeles 2028.
Acusaciones y pocas certezas
Más allá del conflicto federativo, existe un conflicto social. Asociaciones como Fair Play For Women llevan años denunciando la inclusión del deporte trans, señalando casos mediáticos como el de Lia Thomas, nadadora estadounidense de la NCAA que, tras iniciar el proceso de cambio de sexo, pasó a vapulear a sus contrincantes femeninas en la piscina. Pero en esta campaña, muy dura en sus términos, también se ha atacado a mujeres como Khelif, cuyo caso es completamente diferente.
En los JJOO de Tokio, sí hubo una deportista trans. Laurel Hubbard, quien compitió en halterofilia y, como su resultado fue bastante pobre al caer descalificada en las finales, no hizo demasiado ruido. El COI otorga a las federaciones que sí integran sus programas deportivos la responsabilidad de decidir el grado de integración para este tipo de soluciones, aunque remarcan la importancia de la inclusión como valor olímpico.
El caso de Caster Semenya, atleta intersexual, es el gran referente del debate. La gran estrella sudafricana de los 800 metros en Londres 2012 y Río 2016, pero que luego fue cortada por la Federación Internacional de Atletismo por sus altos niveles de testosterona, caso que todavía deambula en los tribunales internacionales. El COI, en ese momento, calló. La realidad es que nadie sabe muy bien cómo afrontar la situación.
Son muchas las voces que off the record que sí ven una ventaja competitiva de estas mujeres respecto a sus rivales, también en el caso de Khelif, pero los casos de estudio no sacan de dudas —el COI reúne periódicamente a expertos para tratar de diferir el futuro del programa deportivo trans e intersexual—. También hay deportistas que han alzado la voz. Pero el dilema está embarrado por asuntos extradeportivos que, de momento, no van a mejorar.
Khelif, al margen de todo, es una atleta que ya disputó los Juegos Olímpicos de Tokio 2021, y en la que fue eliminada en cuartos de final por su compañera de ring, la irlandesa Kellie Harrington. Ahí no existió la polémica.
Ni las aguas fétidas del Sena ni la actuación de Rafa Nadal en la Philippe Chatrier, la mayor polémica de los Juegos Olímpicos de París 2024 es el deporte trans... sin que haya un solo atleta trans en todas las competiciones. Imane Khelif, boxeadora argelina, pasó a la semifinal del torneo individual femenino tras derrotar a Angela Carini en cuartos. El combate duró 43 segundos y dejó imágenes de difícil digestión, como el llanto desconsolado de la italiana al finalizar la pelea, cuando balbuceó: "No es justo".