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Alcaraz se empeña en continuar el legado de Nadal: luchará por el oro contra Djokovic (6-1 y 6-1)
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Alcaraz se empeña en continuar el legado de Nadal: luchará por el oro contra Djokovic (6-1 y 6-1)

Carlitos venció a Auger-Aliassime canadiense en las semifinales, en la Chatrier, y asegura la séptima medalla española en estos Juegos Olímpicos. Dominó de principio a fin y completó un excelso encuentro

Foto: Alcaraz fue muy superior en la semifinal. (EFE/Juanjo Martín)
Alcaraz fue muy superior en la semifinal. (EFE/Juanjo Martín)

es aseguro que esto era Roland Garros, nada del Mutua Madrid Open, tampoco el Conde de Godó. Pero en las gradas, algo más vacías que cuando ha jugado Rafa Nadal, se escuchó con frecuencia: "España, España". Había más banderas que nunca, e incluso una banda que acompañó los olés que se escucharon desde la grada. Y no era para menos la fiesta: Carlos Alcaraz continúa empañado en seguir el legado de Rafa Nadal en París. Tras ganar en mayo, ahora jugará la final de los Juegos Olímpicos, asegurando la séptima medalla del país, tras vencer a Félix Auger-Aliassime en semifinales (6-1 y 6-1)

El inicio del encuentro no fue especialmente halagüeño. Los saques de Auger-Aliassime eran pelotas endiabladas, casi dirigidas por un dron. Eran golpes de dibujo técnico, diseñados con escuadra y cartabón. Pero el compás lo marcó pronto Carlitos, con un break que colocó al canadiense contra las cuerdas.

De nada sirvió que le cantaran desde la grada "allez, Félix, allez". No podía ir a ninguna parte, porque Carlitos impuso su ritmo de hierro. Hay algo consustancial a su figura: esos golpes inverosímiles, sin nada de impostura. No hay nada de histrionismo en el murciano, por más que represente una función perfecta en cada uno de sus partidos.

Si la banda ya se había puesto del lado de los españoles, sólo quedaba que la organización se subiera al mismo barco. Y lo hicieron al elegir la música: sonó Aserejé y ya estaba el lío montado. Fue meritorio no desconcentrarse con este ambiente de fiesta, cuando el cuerpo pedía más estar en una discoteca que en una pista de tenis.

placeholder Alcaraz completó un serie partido. (EFE/Yoan Valat)
Alcaraz completó un serie partido. (EFE/Yoan Valat)

El saque del canadiense

Ahora se puede afirmar que Roland Garros es territorio español, casi más que la Embajada de España en París. El rostro de Auger-Aliassime era fácilmente intuible, sin capacidad para sobreponerse a semejante tsunami. No había tabla que surfeara la ola de Alcaraz, cuyos golpes fueron magistrales.

El segundo break del partido le garantizó el primer set al español. Su mérito fue descubrir con rapidez que el canadiense sólo tenía opciones en su servicio, con ese loable saque que lo descolocó por momentos. Pero Carlitos se colocó al final de la pista, casi con la espalda en la pared. Y sin estar en esa posición de dificultad.

Foto: Alcaraz no se rinde. (EFE/Juanjo Martín)

Una victoria aplastante

Los ojos de Alcaraz eran el brillo de España en París. Eran los consejos de Rafa de estas semanas, que bien sabe lo que es triunfar en tierra ajena. Eran su deuda pendiente con Nadal, al que no ha podido acompañar en el podio en los dobles. Pero al que seguro que tiene en mente si consigue el oro en sus primeros Juegos Olímpicos, como hizo el balear. Los paralelismos entre ambos son ya demasiados.

El segundo set fue una fotocopia del primero. Salvo giro de los acontecimientos, todos en la Chatrier sabían que Alcaraz sería finalista. Pero el tercer break del partido lo confirmó con rotundidad. A Carlitos no se le iba a escapar el encuentro porque está en su mejor momento, y no conviene desaprovechar las oportunidades de alcanzar la gloria.

El 5-1 lo dejó todo sentenciado. Carlitos acabó con el canadiense en menos de hora y media, como si fuera un partido de fútbol. Como si no quisiera perderse al resto de la delegación española, al igual que ocurrió con la Eurocopa. Porque hay legados que conviene mantener. Y Alcaraz se ha empeñado en que un español juegue una final más en Roland Garros.

es aseguro que esto era Roland Garros, nada del Mutua Madrid Open, tampoco el Conde de Godó. Pero en las gradas, algo más vacías que cuando ha jugado Rafa Nadal, se escuchó con frecuencia: "España, España". Había más banderas que nunca, e incluso una banda que acompañó los olés que se escucharon desde la grada. Y no era para menos la fiesta: Carlos Alcaraz continúa empañado en seguir el legado de Rafa Nadal en París. Tras ganar en mayo, ahora jugará la final de los Juegos Olímpicos, asegurando la séptima medalla del país, tras vencer a Félix Auger-Aliassime en semifinales (6-1 y 6-1)

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