El salto olímpico de los esports: la última 'opa' saudí para competir hasta en ajedrez online
Habrá unos Juegos de esports en 2025 al margen de los tradicionales y se celebrarán durante doce años en Arabia Saudí, que también compró el Mundial de esports
Tenis, golf, fútbol… La influencia de Arabia Saudí en el deporte sigue creciendo a golpe de inversiones. El país ha apostado por una política de apertura al mundo a través de la captación de grandes eventos deportivos o, incluso, el lanzamiento de competiciones propias con las que en ocasiones ha dinamitado el ecosistema tradicional, como ya ha vivido el PGA Tour con el nacimiento de LIV Golf. Donde ha encontrado menos oposición es en los esports. En apenas unos meses se ha adjudicado el Mundial de 2024 y los nuevos Juegos de deportes electrónicos creados por el Comité Olímpico Internacional (COI) durante los próximos doce años.
La estrategia de Arabia Saudí con los deportes electrónicos no dista mucho de la que ha aplicado en otras disciplinas: romper el mercado sobrepagando -el doble o, incluso, el triple- por los derechos como sede o en el reparto de premios. A diferencia del tenis o el golf, donde ha demostrado que puede lanzar su propia competición o incluso torneos de exhibición en cierta sintonía como ha hecho con la WTA, con los esports ha necesitado una aproximación diferente. Al no tener los derechos de los videojuegos en propiedad, debería negociar con estas empresas una a una.
* Artículo publicado originalmente en 2Playbook.com
Esa es la razón que explica las dos alianzas junto al Comité Olímpico Internacional (COI) y con la Esports World Cup Foundation, organizadora del Mundial. El acuerdo más reciente es del COI, anunciado este mismo mes de julio. El organismo presidido por Thomas Bach anticipó hace un año que los esports serían incluidos como modalidad de exhibición. A lo largo de 2023 se han realizado los torneos clasificatorios, que culminaron con lo que el COI denominó Semana olímpica de los esports, celebrada en Singapur, con las finales de estos torneos preliminares.
Bach y el COI apostaron por un enfoque diferente. Únicamente han aceptado siete simuladores deportivos, descartando videojuegos como League of Legends, que consideran “violentos” pudieran ser olímpicos. La edición de exhibición contó con plataformas y videojuegos de tenis, automovilismo, ajedrez, béisbol, baile, tiro con arco y vela. Para los nuevos Juegos se incorporan el ciclismo, el baloncesto, taekwondo, tenis de mesa, duatlón y lucha, entre otros.
Los Juegos de esports, que debutarán en 2025 y se disputarán cada cuatro años, serán una nueva marca y una competición independiente. De este modo, se incorporarán al ramillete de torneos olímpicos: los de verano, los Paralímpicos, los Juegos de Invierno y los de la Juventud. Cada uno tiene sus propios patrocinadores, sedes, comités y gestión independiente dentro del organismo. Aún se desconoce cuánto pagará Arabia Saudí por ser la sede de los Juegos de esports por tres ediciones consecutivas.
Bach justificó la elección del país por su “gran y única experiencia en el campo de los deportes electrónicos”. Y añadió: “Nos hemos asegurado de que se respeten los valores olímpicos, en particular, en lo que respecta a los títulos del programa, la promoción de la igualdad de género y la participación de la audiencia joven”. El COI tampoco ha desvelado qué medidas ha impulsado para garantizar estos derechos o la participación de la mujer en un sector, los esports, donde apenas tiene representación en la élite.
Por otro lado, la experiencia de Arabia Saudí en los esports tampoco tiene una larga trayectoria, a diferencia de lo declarado por Bach. Su ofensiva en los esports arrancó en 2022, cuando compró ESL-Dreamhack por 960 millones de dólares (848 millones de euros) y a Faceit Group por más de 500 millones de dólares (459,2 millones de euros) para fusionarlos en un gigante que aún la organización de festivales de gaming, eventos, competiciones y desarrollo tecnológico propio.
El primer gran evento ha sido el Mundial que se disputa actualmente en el país, con una duración de dos meses, entre julio y agosto. Se trata de dos competiciones paralelas. La primera, la Esports World Cup, repartirá 60 millones de dólares en premios. Y la segunda, la Esports World Cup Club Championship, reparte otros 20 millones de dólares en premios y reúne a los principales clubes del mundo, ya que son las organizaciones que más fanbase y audiencias concentran en un ecosistema donde representar el país de origen apenas es relevante aún.
Estos Mundiales están gestionados por la Esports World Cup Foundation. Su principal logro ha sido lograr juntar en una misma competición a todos los grandes títulos del sector, como Valorant, Fortnite, League of Legends, EA Sports FC, Call of Duty, Overwatch o Rocket League, entre otros.
Grant Rousseau, director de operaciones de Team Falcons, uno de los principales equipos saudíes y de los artífices del acuerdo, también apuntó que “es necesario, nos guste o no, viendo dónde está nuestra industria ahora mismo. Antes del llamado invierno de los esports tampoco teníamos una situación que pudiéramos considerar alucinante en términos financieros; algunos equipos ya estaban teniendo serias dificultades de rentabilidad y escalabilidad, y eso nos ha llevado a la situación actual, en la que los inversores se están bajando del barco, la gente pierde atención porque percibe el bajón… Un acuerdo como este revigoriza la industria”.
Arabia Saudí, por tanto, ha cerrado acuerdos complementarios. Por un lado, atacando al corazón de los esports con sus principales competiciones. Y, por otro, buscando una oficialidad vinculada al deporte junto al COI, con simuladores y títulos diferentes que permiten construir otro relato en torno al olimpismo y sus valores que atraiga otro perfil de aficionado. El gran reto será demostrar que el valor de la industria de los esports tiene un retorno ante una apuesta tan elevada y es capaz de generar ingresos propios y no repetir el mismo ciclo de grandes inversiones y gasto sin un plan de negocio que lo sustente a medio plazo.
Aun así, Ralf Reichert, consejero delegado de Esports World Cup Foundation, señaló que “si nos comparas con otros deportes, todos están fuertemente financiados por sus gobiernos en todo el mundo, desde la base hasta los profesionales, y la gente subestima su involucración como soportes financieros. La diferencia es que esta es, probablemente, la primera vez que hay una financiación a escala global, y no con un país con sus propias organizaciones, así que no lo percibimos como algo negativo”.
Tenis, golf, fútbol… La influencia de Arabia Saudí en el deporte sigue creciendo a golpe de inversiones. El país ha apostado por una política de apertura al mundo a través de la captación de grandes eventos deportivos o, incluso, el lanzamiento de competiciones propias con las que en ocasiones ha dinamitado el ecosistema tradicional, como ya ha vivido el PGA Tour con el nacimiento de LIV Golf. Donde ha encontrado menos oposición es en los esports. En apenas unos meses se ha adjudicado el Mundial de 2024 y los nuevos Juegos de deportes electrónicos creados por el Comité Olímpico Internacional (COI) durante los próximos doce años.
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