Ray Zapata toca el cielo de Tokio y conquista la plata olímpica en suelo
El atleta español empató en puntuación con su rival israelí, pero una décima en la valoración de dificultad del ejercicio le priva de la medalla de oro
Hace 13 años, Gervasio Deferr se colgó en el cuello la medalla de plata de la final de suelo de los Juegos Olímpicos de Pekín. “Tenía que ser él, tenía que ser él”. Con lágrimas en los ojos, el histórico atleta español se emocionaba en la cabina de retransmisión de RTVE cuando el que fuera su pupilo, Ray Zapata, se alzó con la misma medalla, esta vez en Tokio. La delegación española suma su sexto metal en un fin de semana para el recuerdo… Que jamás podrá olvidar este hombre nacido en Santo Domingo (República Dominicana), pero afincado en España desde los nueve años. Zapata se corona en los Juegos con su primer metal olímpico, que no fue dorado solo por una décima en la valoración de la dificultad del ejercicio de Dolgopyat, ya que ambos empataron en puntuación con una marca de 14:933.
❤️ Puedes llorar.
— Comité Olímpico Español (@COE_es) August 1, 2021
🔝 Puedes reír.
👏 Puedes gritar.
🥈 @rayderley Zapata, eres medallista olímpico. #ElCorazónDeEspaña toca el cielo de #Tokyo2020.@RFEGimnasia
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Llegaba Ray Zapata con un as debajo de la manga a su primera final olímpica, aquella que se le escapó en Río de Janeiro y que le persiguió durante los últimos cinco años. En su cabeza estaba la opción de arriesgar y jugársela con el ‘Zapata II’, uno de sus movimientos estrella de gran dificultad. El español fue el segundo en realizar su ejercicio. Antes, uno de los favoritos, el ruso Nikita Nagornyy, mostró la crueldad de este deporte: empezó con un triple carpado para sorprender a los jueces… y acabó fuera de la pista. La penalización fue demasiado y terminó sin opciones de medalla. Algo que acabaría por ser definitivo.
Entonces le llegó el turno al español, quien aterrizó en Tokio en un gran momento profesional de madurez a los 28 años, habiendo alcanzado una estabilidad también en lo personal con el nacimiento de su primera hija hace apenas dos meses. La estrategia del equipo español fue determinante. No hubo ‘Zapata II’. No era momento de arriesgar. Había que asegurar medalla con un ejercicio limpio, sin apenas errores remarcables y clavando los saltos. Sí lució en Tokio el ‘Zapata I’, de menor dificultad, pero más estable. La sonrisa de Ray en los instantes finales de su prueba demostraron que se veía con opciones de morder metal. Gervasio Deferr desvelaría una vez confirmada la medalla que se había acordado no lanzarse a por el ‘Zapata II’, nada se había dejado a la improvisación.
La mayor angustia sería ver cómo seis gimnastas más competían con la única ilusión de superar su marca de 14:933. Una puntuación peor que la conseguida en las clasificaciones, pero que a la larga solo respondería a una mayor dureza por parte de los jueces en las valoraciones. Dolgopyat, que venía de colgarse la medalla de oro en los Europeos de 2020 y, por tanto, era gran favorito de la jornada, realizó un buen ejercicio bastante arriesgado… Pero con más fallos que Ray. La sorpresa llegó con la nota del israelí, ¡la misma que la de Zapata! Exactamente igual. Pero una décima en la dificultad de Dolgopyat acabaría por darle el oro.
"No tenía ni idea de que existía esta norma en gimnasia, la verdad. Flipé mucho, porque en gimnasia realmente cuando un gimnasta tiene una nota una décima más de dificultad que el segundo, significa que el segundo tiene mejor ejecución. Por lo tanto, el segundo debería ir primero", explicó ante los medios de la zona mixta el propio Ray, indignado por lo sucedido: "Eso es lo que pasó, pero, claro, al salirse de la pista y no sé qué... me dijeron una normativa que no había visto en mi vida. Ni siquiera la he visto, me la han dicho. Lo voy a buscar, por supuestísimo".
Entre la tensión y la rabia de lo cerca que estaba el primer puesto —y con la posibilidad de quedarse sin medalla si el resto de gimnastas realizaban grandes ejercicios—, Zapata no pudo evitar llorar junto a su equipo. Era mucha presión y los nervios le jugaron una mala pasada. Unas lágrimas que repitió subido al podio con una medalla de plata en su cuello. Pero esta vez eran de alegría. El primer metal olímpico de su carrera tuvo una dedicatoria especial… Era para su hija. El atleta enseñó a las cámaras un babero con el nombre de su bebé, Olympia (poco tiene de casualidad), que le ha acompañado durante toda la aventura en Tokio.
Hoy Ray vivió el segundo día más importante de su vida. Un momento histórico para la gimnasia artística masculina de España. Ha tardado demasiado, pero Gervasio Deferr tiene sucesor en el podio olímpico. Y solo podía ser él.
Hace 13 años, Gervasio Deferr se colgó en el cuello la medalla de plata de la final de suelo de los Juegos Olímpicos de Pekín. “Tenía que ser él, tenía que ser él”. Con lágrimas en los ojos, el histórico atleta español se emocionaba en la cabina de retransmisión de RTVE cuando el que fuera su pupilo, Ray Zapata, se alzó con la misma medalla, esta vez en Tokio. La delegación española suma su sexto metal en un fin de semana para el recuerdo… Que jamás podrá olvidar este hombre nacido en Santo Domingo (República Dominicana), pero afincado en España desde los nueve años. Zapata se corona en los Juegos con su primer metal olímpico, que no fue dorado solo por una décima en la valoración de la dificultad del ejercicio de Dolgopyat, ya que ambos empataron en puntuación con una marca de 14:933.
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