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Las tareas pendientes en los Juegos Olímpicos más paritarios de la historia
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el 58% de países sigue llevando más hombres

Las tareas pendientes en los Juegos Olímpicos más paritarios de la historia

La representación femenina ha aumentado edición a edición, pero la mayoría de países y disciplinas siguen teniendo mayoría masculina entre sus atletas

Foto: Mireia Belmonte en los Juegos de Tokio 2020. (EFE)
Mireia Belmonte en los Juegos de Tokio 2020. (EFE)

A Pierre de Coubertin, creador de los Juegos Olímpicos, no le gustaría ver la edición de Tokio 2020. Los que son hasta la fecha los juegos más paritarios de la historia, se juegan en contra de lo que era "su voluntad" mientras viviese. "Los Juegos son la solemne y periódica exaltación del deporte masculino, con el aplauso de las mujeres como recompensa", opinaba el historiador francés como argumento contra la incorporación femenina.

Por suerte, casi un siglo después de su muerte, el panorama ha cambiado radicalmente. Las mujeres, lejos de ser ya participantes anecdóticas, constituyen prácticamente la mitad de los atletas que aspiran a medalla en estos juegos olímpicos: el 47,7%. Su presencia no ha hecho más que aumentar con el tiempo y cada vez más disciplinas se juegan de manera paritaria. Sin embargo, aún quedan algunas herencias de la histórica discriminación por género en el deporte: el 58% de los países llevan a más hombres que mujeres a la mayor cita deportiva del mundo. Solo el 28% lleva más mujeres. Además, en el 41% de las disciplinas todavía juegan más ellos que ellas.

La incorporación de la mujer a los Juegos Olímpicos fue relativamente rápida. En la segunda edición, la de París de 1900, ya pudo verse a mujeres atletas. Eso sí, solo como exhibición y en aquellos deportes "acordes con la naturaleza femenina", como eran el golf, el tenis y el croquet. Su participación no fue oficial hasta 1928, gracias a la labor de Alice Milliat, responsable de los primeros Juegos Mundiales de Mujeres que se convirtieron en competidores de los oficiales, obligando al Comité Olímpico Internacional a incorporar más categorías femeninas (esgrima, gimnasia, natación, saltos y atletismo).

Ha tenido que pasar más de un siglo, hasta Tokio 2020, para que las mujeres puedan participar en todos los deportes olímpicos. Todavía en los juegos de Río de Janeiro de 2016 la lucha grecorromana seguía estando reservada a los hombres. En esta edición 93 mujeres jugarán por primera vez en esta categoría, 193 en el caso de los hombres.

Porque aunque en 13 modalidades olímpicas jueguen ya el mismo número de hombres que de mujeres, en otras 20 sigue habiendo mayoría masculina por incluir más eventos para este género. Ellas solo son más este año en BMX freestyle, donde compiten 10 mujeres y 9 hombres. Además, sigue habiendo dos deportes, gimnasia rítmica y natación artística, donde solo participan mujeres.

Como analizaba esta semana Maldito Dato, de 46 disciplinas que tienen los Juegos Olímpicos, 27 han incorporado la modalidad femenina más tarde, a veces con más de un siglo de retraso. Es el caso del boxeo, la halterofilia, el waterpolo, el remo y la lucha libre.

El Comité Olímpico Internacional solo exige a los nuevos deportes en el programa olímpico que incluyan las mismas pruebas para hombres y para mujeres. Por eso, entre los deportes más veteranos en la competición esta desigualdad sigue existiendo. Por ejemplo, el boxeo sigue teniendo ocho eventos para hombres y cinco para mujeres en estos juegos.

Otras, como el piragüismo, han alcanzado la paridad en todas sus modalidades en Tokio. Es un camino lento, como explica la cofundadora de la consultora de género argentina Grow, Georgina Sticco, que analiza la presencia femenina en los Juegos Olímpicos. "Tiene que ver con una mirada sesgada de los cuerpos. Seguimos teniendo un modelo de hombre como determinado que no coincide con la realidad y que considera que las mujeres no pueden participar en esas modalidades por su físico, cuando muchas veces tiene más que ver con el tiempo que llevan ellos practicando".

placeholder Carrera de atletismo en Ámsterdam, en 1928.
Carrera de atletismo en Ámsterdam, en 1928.

Es el caso de la prueba de atletismo de 800 metros. En 1928, después de que varias atletas abandonasen la prueba extenuadas, el ya mencionado Coubertin y otros colaboradores presentaron un informe donde afirmaban que era "inhumano" que las mujeres corriesen más de 200 metros, por "falta de preparación" y "fragilidad", lo que provocaba entre otras cosas el "envejecimiento prematuro irreversible en las féminas". No volvieron a participar hasta los juegos de Roma de 1960 y sobra decir que actualmente están presentes en pruebas de más distancia, como los 1.500 metros.

Además, a pesar del criterio del COI, en las nuevas incorporaciones deportivas sigue habiendo otras formas de diferenciar entre géneros. Béisbol y softbol han sido recuperadas para los Juegos de Tokio como una misma categoría, pero únicamente los equipos masculinos pueden competir en el torneo de béisbol, dejando el softbol (similar, pero con algunas variaciones en las reglas) como prueba solo femenina.

"Hace falta una revisión sobre qué características se piden para cada prueba"

"Hace falta una revisión sobre qué características se piden para cada prueba, ver si esas reglas realmente coinciden con la realidad o son sesgadas, pero eso es difícil porque depende de la federación de cada deporte", añade Sticco.

Los primeros juegos paritarios fueron los de Londres de 2012, que se llegaron a denominar los "Juegos de las mujeres”. Antes de eso, un gran salto en materia de igualdad vino de la mano de la Guerra Fría. En el contexto de la disputa entre las dos potencias por mostrar más músculo, el gobierno soviético promovió la participación femenina para sumar más medallas a su palmarés. Ganó el 24% de las disciplinas femeninas y el 17% de las masculinas, a pesar de llevar menos atletas que Estados Unidos, según un análisis de Grow.

placeholder Eli Pinedo jugando con España. (EFE)
Eli Pinedo jugando con España. (EFE)

Más allá de las medallas, lo más importante es que aumentó la participación de la mujer en todos los países, incrementando su visibilidad en todas las disciplinas en las ediciones posteriores. Los referentes en materia deportiva —como en cualquier otra— han sido fundamentales para el aumento de la presencia femenina. "Yo no tuve referentes cuando era pequeña, porque no había balonmano femenino", cuenta Eli Pinedo, medalla de bronce en Londres 2012. "Veía a Arantxa Sánchez Vicario y a Conchita Martínez, esas eran mis deportistas mujeres, pero si el tenis no era tu deporte, no tenías más. Eso es algo que sí hay ahora y que es fundamental para proyectarte como profesional o como amateur".

"Veía a Sánchez Vicario y a Conchita Martínez, pero si el tenis no era tu deporte no tenías más"

Para Tokio 2020, hasta 55 países han enviado más mujeres que hombres, aunque en 114 delegaciones ocurre al revés. Solo en 27 estados hay paridad absoluta a la hora de elegir a sus representantes deportivos. En el caso de España, las mujeres suponen el 42% del equipo olímpico que ha viajado a Japón, con 142 atletas confirmadas hasta este jueves, fecha de la recopilación de los datos utilizados para este artículo (las cifras pueden cambiar estos días con la incorporación y la baja de deportistas de última hora).

Como puede verse en el mapa, la paridad varía mucho de unas zonas a otras, pero sí hay algunas tendencias comunes. En Europa, solo Reino Unido, Suecia, Países Bajos y Hungría llevan a más mujeres. Emiratos Árabes, Surinam, Vanuatu y Brunéi no llevan ninguna y Arabia Saudí solo 2 de 33 atletas.

En el otro lado, Angola es el país con más mujeres, 17 de 21 deportistas, seguido de Zambia (24 de 30) y Singapur (17 de 23). Sin embargo, en muchos países donde hay mayor porcentaje de atletas mujeres la variabilidad es muy grande, puesto que no llevan más de 3 o 5 deportistas en total.

"Que sean los juegos más igualitarios hasta la fecha es muy buena noticia, pero hay que tener en cuenta que el panorama cambia mucho en las delegaciones de cada país. En América Latina, por ejemplo, estamos muy lejos de la paridad en los Juegos Olímpicos debido a la menor importancia que le dan a los deportes femeninos en general, especialmente los de grupo, con menos medios y promoción estatal", explica Sticco. "Además, cuando vas a ver la competición, no todas las entradas valen lo mismo: los deportes femeninos suelen costar menos y eso no tiene que ver con el deporte mismo, sino con quién lo juega".

Más allá de las cifras

Aunque en cifras estos juegos son los más paritarios hasta la fecha, la realidad de las distintas federaciones todavía tiene mucho camino por recorrer en materia de igualdad. Hace pocos días, el equipo femenino de balonmano playa de Noruega fue multado por la Federación Europea de Balonmano. ¿La razón?, las jugadoras utilizaron pantalones cortos para jugar en lugar de la parte inferior del bikini. En las últimas décadas han sido muchas las quejas de deportistas femeninas por los uniformes que les exigen llevar sin razón deportiva detrás.

En la normativa sobre el uniforme deportivo de la Real Federación Española de Balonmano se ven claramente las diferencias entre la indumentaria masculina y femenina. Las jugadoras deben llevar la parte inferior del bikini de un máximo de 10 centímetros. El uniforme masculino, en cambio, exige pantalones cortos.

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Uniforme masculino y femenino de la Federación de Vóley Playa de Noruega.

"La construcción de la feminidad sigue presente en muchos deportes todavía. El hecho de que natación sincronizada o gimnasia rítmica sigan siendo solo de mujeres es un ejemplo", considera Sticco. "Se siguen valorando cuestiones como el maquillaje o los trajes, que no tienen que ver con el deporte. Además, muchas son adolescentes o niñas de 14 años y se habla de ellas como mujeres adultas", añade a la vez que destaca el papel de los medios de comunicación como una herramienta fundamental a la hora de perpetuar (o acabar) con esos estereotipos.

"En los dos Juegos Olímpicos en los que he participado me han metido en algún momento como una de 'las deportistas más sexy' de la competición. Lo harán con cariño, pero desde luego espero que no me recuerden por ser más o menos sexy", dice Pinedo.

El COI se ha comprometido a que los próximos juegos de París sean paritarios al 50%

La brecha de género también afecta a la conciliación familiar. Hace solo tres días, la capitana del equipo de natación sincronizada Ona Carbonell publicaba en redes que las reglas impuestas por las autoridades japonesas le impedían llevar a su hijo a las Olimpiadas, lo que le obligaba a interrumpir el ciclo de lactancia. Lo mismo le ocurrió a la jugadora canadiense de baloncesto Kim Gaucher, que se vio obligada a decidir entre amamantar o competir en las Olimpiadas al no permitirle llevar a su hija de tres meses.

Carbonell se lamenta de no poder viajar con su hijo, pero confía en que las cosas cambien: "Nuestra única posibilidad es esperar al fin de esta pandemia para que vuelva la normalidad, y con ella las medidas necesarias para que la conciliación familiar y deporte de élite durante una competición sea más fácil para todos".

En febrero, el presidente del Comité Organizador de Tokio 2020 tuvo que dimitir por unas declaraciones en las que cuestionaba una mayor presencia femenina en los comités deportivos, ya que entonces habría que "regular" los turnos de palabra o "no acabarían nunca". "Es verdad que es una persona de 80 años, pero si sigue habiendo gente que piensa así donde se toman las decisiones, es más difícil que ciertas cosas cambien", considera Sticco. "Hemos conseguido ya la igualdad en la participación, pero faltan todavía muchos pasos que dar".

El COI se ha comprometido a que los próximos juegos, los de París 2024, se alcance el 50% de atletas de cada género. Será en la misma ciudad en la que las mujeres jugaron por primera vez, pero 124 años después.

A Pierre de Coubertin, creador de los Juegos Olímpicos, no le gustaría ver la edición de Tokio 2020. Los que son hasta la fecha los juegos más paritarios de la historia, se juegan en contra de lo que era "su voluntad" mientras viviese. "Los Juegos son la solemne y periódica exaltación del deporte masculino, con el aplauso de las mujeres como recompensa", opinaba el historiador francés como argumento contra la incorporación femenina.

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