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"En la época que yo llegué a España era fácil conseguir un pasaporte falso"
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la tremenda historia de abderrahman ait

"En la época que yo llegué a España era fácil conseguir un pasaporte falso"

Intentó embarcarse en una patera en hasta cuatro ocasiones hasta que lo logró. Escapó de un centro de acogida para ir a la Península y seguir el sueño de convertirse en atleta

Foto: Abderrahman Ait, en Pekin 2008
Abderrahman Ait, en Pekin 2008

La historia de Abderrahman Ait es, probablemente, una de las más impresionantes de los Juegos Paralímpicos, pues superó todo tipo de obstáculos con un solo objetivo: lograr ser deportista de élite. Su historia nació en Marruecos hace 30 años y su sueño de ser futbolista se dio de bruces con un pozo seco: se cayó en él, se rompió el brazo y debido a la precariedad médica de su pueblo, muy cercano a Marrakech, tuvieron que amputarle el brazo para evitar la gangreja.

Desde entonces, su mente se centró en el atletismo. Era un deporte que se le daba especialmente bien: era rápido y ganaba carreras a personas sin ningún tipo de discapacidad. Pero en Marruecos, los deportistas paralímpicos no tienen oportunidades. "La Federación no me ayudó y decidí emigrar", asegura a El Confidencial, porque "cuando detrás no hay nada, hay que buscar un futuro mejor", algo que le ayuda en las carreras: "O reviento, o no paro".

Foto: Juanjo Méndez, con el maillot de España. (CPE)

Lo intentó en cuatro ocasiones "viendo la muerte de cerca y superando obstáculos", tal y como cuenta. Pero al final, logró llegar a España. Una insistencia muy en consonancia con su lema: "Si quieres la miel, tienes que aguantar las picaduras de las abejas". En concreto, llegó a Fuerteventura, donde fue internado en un centro de acogida. Por aquel entonces, Abdel, como muchos le llaman, tenía tan solo 15 años.

Para evitar la repatriación, escapó en varias ocasiones del centro hasta que consiguió contactar con una mafia que le ayudó a viajar a Las Palmas. Pero Abderrahman quería ir a la Península, donde había "recursos y dinero para entrenar". Entonces, volvió a recurrir a una mafia para conseguir un pasaporte falso. "En aquella época, era fácil conseguirlo", afirma este deportista.

placeholder El corredor español, en Pekín 2008
El corredor español, en Pekín 2008

Barcelona, el punto de inflexión

Abderrahmán llegó a Madrid, pero sabía que donde había recursos para toda clase de deportistas era en Barcelona. De ahí que pusiera rumbo a la Ciudad Condal, donde se hizo conocido gracias a la Carrera del Corte Inglés de 2004, donde varias personas relacionadas con el atletismo se fijaron en él gracias a que quedó entre los diez primeros... Y compitiendo contra deportistas sin ningún tipo de problema físico. Fue fichado y desde ese instante, comenzó a entrenar en el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés.

Tenía tiempos para ir a Atenas 2004, pero no estaba nacionalizado, por lo que no pudo formar parte de la Delegación Española Paralímpica. Tuvo que esperar a Pekín 2008 para demostrar su valía, ya que recibió la carta de naturaleza en el año 2007. Y vaya si lo hizo: volvió a España con un bronce en 800 metros y una plata en 1.500 metros.

"Los Paralímpicos somos del tercer mundo"

La frase que abre esta parte del texto es dura, pero así lo piensa Abderrahman. Los Olímpicos, a nivel de ayudas, son "del Primer Mundo" respecto a ellos. Las becas no son las mismas y los premios por lograr medallas, también. "Para este año han aumentado los premios, pero no es suficiente", afirma.

Foto: Alejandro Zarzuela, con la camiseta del CD Ilunion. (Marcial Guillén/EFE)

Además, Abdel cuenta con un problema añadido: ser inmigrante nacionalizado. Eso le impide, según él, "recibir tantas ayudas como otros deportistas paralímpicos". De hecho, se compra sus propias zapatillas y su material para entrenar porque nadie se los da. Culpa al Comité Paralímpico Español, a los patrocinadores y al propio Estado. Pese a ello, se considera "muy español" porque el país se lo "ha dado todo".

placeholder Abderrahman Ait en Londres 2012. (Javier Regueros/EFE)
Abderrahman Ait en Londres 2012. (Javier Regueros/EFE)

Abderrahman Ait afirma que, de recibir las mismas ayudas que otros deportistas, "ganaría todas las medallas y haría tiempos inalcanzables para el resto". Es fácil pensarlo, ya que este marroquí nacionalizado español cuenta con el récord del mundo de los 1.500 metros y un oro en el Campeonato del Mundo de Londres.

De hecho, debido a los pocos recursos con los que cuenta, se ha preparado para Río 2016 en Marruecos en vez de en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada o en Sudáfrica. En su país, trabaja "sin presión, con amigos que me ayudan a entrenar a tope", por lo que ha disfrutado la experiencia pese a no contar con tantas herramientas.

Además, según Abderrahman Ait, el CPE retira las becas a los deportistas paralímpicos lesionados para darles otra especial. Y Abderrahman ha tenido bastantes problemas de rodilla. "Los olímpicos enseñan un parte médico y siguen recibiendo ayudas, nosotros no".

De hecho, las pocas ayudas económicas que recibe después de ser triple medallista paralímpico le están haciendo pensar en la retirada. "Ya veremos si llegamos a Tokio 2020", asegura, ya que siente "mucha presión" cada vez que compite. "Me siento solo", reconoce, a la hora de entrenar. Se plantea buscar "otro trabajo" para mantener a su mujer y su hija. Esperemos que sí estés en Japón, Abdel, esperemos que sí.

La historia de Abderrahman Ait es, probablemente, una de las más impresionantes de los Juegos Paralímpicos, pues superó todo tipo de obstáculos con un solo objetivo: lograr ser deportista de élite. Su historia nació en Marruecos hace 30 años y su sueño de ser futbolista se dio de bruces con un pozo seco: se cayó en él, se rompió el brazo y debido a la precariedad médica de su pueblo, muy cercano a Marrakech, tuvieron que amputarle el brazo para evitar la gangreja.

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