La apuesta por el alto rendimiento en el piragüismo da sus frutos en los Juegos
Con el bronce de Saúl Craviotto, el piragüismo español cierra los Juegos Olímpicos con cuatro medallas, el mayor botín de su historia. Es el segundo deporte con más medallas
Saúl Craviotto celebró su medalla de bronce, la segunda que ganaba en estos Juegos, durante un par de minutos. En ese momento vio al alemán Ronald Rauhe gritar de alegría y creyó que la había perdido. "Verás tú, he quedado fatal celebrando", pensó. Lo que pasó es que los dos habían llegado con el mismo tiempo: 35.662 segundos. Quedaron empatados a la milésima y el catalán ganó su segunda medalla en estos Juegos, cuarta del piragüismo, el deporte que más alegrías le ha dado España en Río de Janeiro.
El piragüismo español tendrá problemas para pasar el control de metales en el aeropuerto. Regresará con cuatro medallas: tres de oro, las ganadas por Maialen Chourraut, Marcus Cooper y Saúl Craviotto/Cristian Toro, y un bronce, el conseguido por Craviotto en el último día de competición en el Lago Rodrigo Freitas. En total, el piragüismo ya suma 16 medallas olímpicas. Solo la vela (19) tiene más. Para un deporte con menos de 10.000 licencias, el resultado es asombroso.
¿Cuál es la razón de semejantes de resultados en el ciclo más complicado para el deporte español, que vio recortadas las subvenciones y atravesó problemas económicos importantes? La apuesta por el alto rendimiento, explicaba Narciso Suárez, coordinador técnico de la federación española, apenas unos minutos después de que Craviotto recibiera la medalla en el podio. "Las claves son la gran cantera y un procedimiento para llegar al alto nivel bastante claro", continuó el vallisoletano, medallista de plata en Los Ángeles 1984 en C2 500.
Las estrecheces económicas
El recuerdo de aquella época está muy presente en la forma de trabajar actual. "Los que estamos en la junta directiva venimos del alto rendimiento. Tenemos muy claro el camino, porque hemos aprendido de lo que hicimos hasta Barcelona 92. Y hemos tenido la oportunidad de poner en marcha, en los dos últimos ciclos, aquello que veíamos que teníamos que mejorar", dijo Suárez. Entre Montreal 1976 y Los Ángeles 1984, el piragüismo español ganó cuatro medallas, pero luego no ganó ninguna hasta Atenas, cuando irrumpió David Cal.
Las estrecheces económicas (las embarcaciones utilizadas en Río son alquiladas) no han influido en la preparación para los Juegos, afirma Suárez, que explica que sin el apoyo de clubes y federaciones territoriales sería imposible centrarse tanto en el más alto nivel. "Entre todos sumamos para poder dedicarnos al alto redindimiento con mayúsculas. Es un programa que comienza primero con la detección en la edad juvenil; después desde los 18 a los 23 en los centros de alto rendimeinto y después una última etapa con los mejores llegar a los Juegos Olímpicos".
"Tenemos una gran ventaja: nuestra estructura de clubes es impresionante. Tenemos 10.000 licencias, pero es que tenemos campeonatos de 1.000. El 10% está compitiendo en alto nivel nacional. Eso significa que el trabajo de los clubes con la base es muy bueno", destacó Suarez. "Se ha trabajado bien desde la federación en la base, en equipos júnior y en sub-23", afirmó Craviotto con el bronce colgado al cuello. "A los del equipo nacional no nos falta nada. Si pedimos ir a Sevilla concentrados lo tenemos. A pesar de los recortes, la federación ha sabido gestionarlo de la mejor forma. Y se ha trabajado muy bien con los técnicos, los han cuidado muy bien. A mi entrenador, Miguel García, que es el mejor, lo tenemos nosotros".
Saúl Craviotto celebró su medalla de bronce, la segunda que ganaba en estos Juegos, durante un par de minutos. En ese momento vio al alemán Ronald Rauhe gritar de alegría y creyó que la había perdido. "Verás tú, he quedado fatal celebrando", pensó. Lo que pasó es que los dos habían llegado con el mismo tiempo: 35.662 segundos. Quedaron empatados a la milésima y el catalán ganó su segunda medalla en estos Juegos, cuarta del piragüismo, el deporte que más alegrías le ha dado España en Río de Janeiro.