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Una noche que dio para ver a Bolt y saber el rival de la ÑBA en basket
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quinto oro olímpico para la atleta

Una noche que dio para ver a Bolt y saber el rival de la ÑBA en basket

Del mismo modo que Bolt se puso en el olimpo histórico con nueve oros Felix lo hizo en el campo femenino con cinco. Alemania avisa a Brasil: Maracaná se le da muy bien

Foto: Las jugadoras alemanas celebran su victoria.
Las jugadoras alemanas celebran su victoria.

Penúltima noche de deporte en los Juegos Olímpicos. Empiezan los relevos en el estadio y las finales en otros deportes. Ya han acabado las eternas rondas previas, ya no hay nada que sea insignificante. El último fin de semana es la traca final. También fue el final definitivo de Bolt. Ya no volverá a los Juegos y, para despedirse, llamó a unos amigos. Le quedaba solo un relevo. Y esto es lo que ocurrió.

Atletismo

Empecemos por el final, pues por algún sitio hay que empezar. Se esperaba el relevo 4X100. No porque sea la prueba más divertida del concierto atlético, ni la más significativa. Pero en la prueba estaba Bolt y, realmente, poco más se necesita. El experto aún no entiende la velocidad de ese hombre, el profano disfruta asombrándose una vez más de lo que no puede concebir. El reto era, para Bolt, conseguir igualar a Paavo Nurmi y a Carl Lewis con nueve oros en atletismo. Era un reto relativo, pues bien sabía él que, si todo marchaba con normalidad, sus deseos se iban a cumplir. Y así fue, el equipo le dejó en primera posición el testigo y él lo llevó volando hasta la meta para hacer su show habitual. Es el más grande.

Foto: Blake, Bolt, Powell y Ashmeade (Reuters)

La noche en el Estadio Enganhao, antes de su majestad Usain, había estado cuajada de sorpresas. Pawel Fajdek, martillista, llegaba como favorito prohibitivo para su prueba. Era lógico, campeón del mundo en las dos últimas ediciones, en una edad de plenitud como es los 27 años, todo parecía a su favor para hacerse con el oro olímpico, la última pieza que le faltaba. No entró en la final. Sus 72 metros, ocho por debajo de sus mejores marcas, le dejó fuera. Por eso el resto aprovecharon para robar un poco de la gloria que dejaba el tirano.

No fue siquiera la mayor que se dio este viernes en el estadio, pues la noche venía propicia para los pasmos. Estos Juegos Olímpicos, para el atletismo, empezaron con un récord del mundo estratosférico en el 10.000. Almaz Ayana, una etíope, consiguió rebajar en 14 segundos una marca sospechosa de los noventa, propiedad de una china de la que nadie se fiaba. Una exhibición tremenda que la dejaba como favorita también para el 5.000, que es su mejor prueba. En la clasificación, muy sobrada decidió en las primeras vueltas ponerse a tirar del grupo, escaparse de hecho, cuando no tenía ninguna necesidad. Y en la final no tuvo ya piernas para esa exhibición. Cheruiyot dio un hachazo que le dio el récord olímpico y Ayana no pudo contestarlo. No pudo siquiera seguir a la otra etíope, Onsando. Bueno es saber que es humana.

placeholder Allyson Felix
Allyson Felix

Después de todo aquello, pero aún antes de salir Bolt, otra atleta hizo historia. Las estadounidenses ganaron el relevo corto y se quedaron a solo 12 centésimas del récord mundial, y eso que iban en la calle 1, la más complicada para correr. Campeonas, por encima de las jamaicanas, lo cual tiene bastante mérito. El dato clave, sin embargo, no es ese, sino decir que Allyson Felix se convirtió con ese relevo en la primera atleta de la historia en conseguir cinco oros olímpicos. Su nombre suena menos que otros, pero ella también ha cambiado el atletismo.

Baloncesto

Esta vez Estados Unidos no era el final del camino. Los vericuetos del cuadro, la incapaz de evitarlos, ha hecho que la máxima aspiración ahora mismo sea un bronce. España estaba, después de su derrota, esperando ver cuál iba a ser el último rival para la gran generación, el equipo que ha cambiado de manera radical la fisionomía del deporte español. Tocó Australia. Si se tiene en cuenta el inicio del torneo suena a equipo rotundo, con jugadores como Dellavedova, Mills o Andersen. Se les vio, en la primera fase, un juego muy potente, llegando incluso a poner contra las cuerdas a Estados Unidos.

Foto: Partido de semifinales entre Australia y Serbia (Jorge Zapata/EFE)

Y ese mismo equipo, contra Serbia, se fue al descanso con 14 puntos. Es difícil que vuelvan a tener una oportunidad así de estar en la final de unos Juegos Olímpicos. El baloncesto australiano estaba viviendo su campeonato de ensueño, pero decidieron no comparecer en la primera mitad con una racha de tiro horrorosa que les dejó sin ninguna posibilidad de ganar el encuentro. Si ese equipo, el de la primera mitad, es el que se presenta el domingo en el partido por el bronce España lo tiene hecho. pocas veces se vio a una selección en una semifinal de un gran torneo hacer tanto el ridículo. Ahora bien, malo será confiarse, antes de aquellos dos cuartos hubo otros de mucho más nivel.

Fútbol

El olimpismo siempre sospecha del fútbol. Lo ven como un intruso en sus jornadas, que no se preocupa de la cita y que si está es solo porque mueve millones de personas y, como resumen de vida, el COI quiere estar donde está la gente. El caso es que la masculina es una competición adulterada, casi juvenil, plagada de niños que serán pero que no son. Nada homologable a lo que se ve en cualquier otro deporte, donde se afronta la cita siempre a vida o muerte. No habrá nada más importante. Esté párrafo, sin embargo, lleva en su seno una falsedad. Todo lo dicho es válido para el fútbol... masculino. Porque en el femenino sí que existe esa sensación de vértigo, la alegría propia de haber coronado el mundo, y no solo el parque infantil. Quizá porque el fútbol femenino, comprende tan bien como el resto de deportes lo que significa coexistir con un gigante.

Foto: Las futbolistas alemanas, con sus medallas de oro. (Marcos Brindicci/Reuters)

Así que en la final olímpica de fútbol, que cruzaba a Suecia y a Alemania, sí que estaban las armas levantadas. No había espacio para pensar que habría tardes más significativas. Era esa o no era. Y ganaron las teutonas. Parece ser que Maracaná y Alemania tienen una íntima relación, por más improbable que resulte un idilio entre un equipo de centroeuropa y el emblema del fútbol brasileño. Es el primer oro de las germanas después de tres bronces. Y puede que no se vayan solas con su alegría, pues la selección masculina aspira al enésimo maracanazo. El maracanazo, por cierto, que suena rimbombante y poderoso, pero se da con cierta frecuencia.

Penúltima noche de deporte en los Juegos Olímpicos. Empiezan los relevos en el estadio y las finales en otros deportes. Ya han acabado las eternas rondas previas, ya no hay nada que sea insignificante. El último fin de semana es la traca final. También fue el final definitivo de Bolt. Ya no volverá a los Juegos y, para despedirse, llamó a unos amigos. Le quedaba solo un relevo. Y esto es lo que ocurrió.

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