Froome, Nibali y el calor, rivales de Valverde en una carrera "excesivamente dura"

Pues ya está aquí. España tiene ante sí la primera gran opción de medalla de los Juegos, la de ciclismo en ruta. Quizá sea la que más posibilidades se le ha dado entre todas las candidaturas a podio de todos los torneos olímpicos, pese a la alta improbabilidad que supone el hecho de que participen 208 corredores y sólo tres se cuelguen metales del cuello. El hombre encargado de elegir y organizar a los ciclistas que correrán esta tarde en Río, Javier Mínguez, ha hablado con El Confidencial para explicar que es muy consciente de la obligación externa de medalla impuesta sobre ellos, pero insiste en recordar que la carrera pondrá a cada uno en el lugar que le corresponda, porque este recorrido es "como nunca" y, por tanto, las consecuencias del mismo son desconocidas.

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"La de Río es una carrera como no se ha hecho nunca. Es excesivamente dura", dice Mínguez, que eligió a Imanol Erviti, Jonathan Castroviejo e Ion Izaguirre para escoltar a las dos bazas españolas, Joaquim Rodríguez y Alejandro Valverde, si bien el murciano es el claro líder y para quien deben trabajar todos los demás, en principio. "Asumimos que Valverde es favorito, eso está claro y con eso no hay problema", dice el seleccionador vallisoletano, que para ganar este tipo de carreras considera que se deben aunar dos cosas. "En primer lugar hay que tener los ingredientes adecuados, y luego además hay que tener las circunstancias adecuadas. Lo primero lo tenemos, pero las segundas no sabemos si serán favorables o adversas".

Valverde es un tipo muy relajado, no le afecta la presión. Otra cosa es sobre la bici, si sabrá tener la serenidad necesaria, pero ahora ni se inmuta

Así plantea Mínguez la repartición de responsabilidades en carrera: "Erviti es el hombre que va a hacer el mayor esfuerzo posible hasta la parte final por si tenemos algún tipo de complicación, como caídas o averías, y se dejará la piel en ese terreno o en escapadas que nos sean favorables. Cuando entremos al circuito duro en la primera parte tendrán que trabajar Castroviejo e Izaguirre, mientras que la parte final corresponderá a Purito y Valverde". "Tenemos dos hombres que están en buenas condiciones para pelear contra los enemigos", dice Mínguez con seguridad.

En cuanto a su jefe de filas, Mínguez tiene claro que Valverde no tiene por qué sentirse presionado. "Es un tipo muy relajado, dicharachero, no le afecta la presión. Otra cosa es luego sobre la bicicleta, si sabrá tener la serenidad necesaria, pero ahora mismo ni se inmuta", dice desde el hotel en Río en el que se encuentra la expedición española de ciclismo, lejos del jaleo de la Villa Olímpica. El murciano de Movistar ha estado muchas veces cerca de la victoria en los Mundiales, pero nunca la ha conseguido y no por ello siente una necesidad extrema de victoria. "Lo bueno que tiene es que es muy realista y sabe cómo es la bicicleta y que a veces no gana el mejor. Lo conoce y lo acepta".

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Y claro, no podía ir a Río con una única opción de medalla y por eso escogió a Purito, al que le entregó su último gran reto como profesional. "Ha tenido un año muy complicado, se le han torcido las cosas y ahora está en su mejor momento. Está tranquilo y con confianza en sí mismo. No le salieron las cosas en la primera parte de la temporada, tuvo que esperar al Tour y lo ha terminado muy bien".

Es decir, se han vuelto a juntar los dos protagonistas de aquel famoso Mundial de Florencia. Aquella vez, Valverde y Purito miraron por sus intereses personales y al final dejaron escapar el maillot arcoíris que se endosó Rui Costa. Pero Mínguez estaría encantado de que se repitiese ese final. "¡Ojalá! Que nos quedamos sin el oro es verdad, pero ¿quién no firmaría una plata y un bronce? La tristeza de haber perdido viene después, pero hay que estar allí para sufrir esa tristeza", recuerda el seleccionador.

El recorrido que tendrán que completar los ciclistas se realizará sobre 253 kilómetros en los que los terrenos de descanso serán escasos. De hecho, los primeros 134 kilómetros, los más 'fáciles' del recorrido, serán de los llamados 'rompepiernas'. Poco después de la salida de Copacabana habrá un pequeño desnivel hasta llegar al primero de los dos circuitos, el de Grumari, donde se darán cuatro vueltas ascendiendo hasta ocho veces a puertos de cuarta categoría para después encarar un terreno llano hasta el alto de Vista Chinesa, un puerto de nueve kilómetros de primera categoría con rampas de hasta el 9% de desnivel que se ascenderá y descenderá tres veces.

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Es decir, pese a ser una carrera de un día, que en el caso de los Juegos Olímpicos suele ser más pensado para sprinters, está diseñada para escaladores expertos. De hecho, Mínguez prácticamente descarta que una fuga pueda llegar a meta victoriosa. "No le doy muchas opciones. En la última vuelta se va a decidir la carrera y los que estén arriba en esa última vuelta, se repartirán las medallas. Puede producirse y llegar, pero lo dudo mucho", considera.

Esa parte final en la que "no hay respiro" es a la que se adaptan de maravilla Purito y Valverde. "En carreras de un día saben estar con los mejores en terrenos duros. Otra cosa es que haya enemigos que los superen, pero forma parte del deporte". Entre esos adversarios a los que se refiere el seleccionador destacan los "Bardet, Alaphilippe, Nibali, Aru, Froome, Mollema, los colombianos... Hay una colección". Eso sí, Mínguez asegura que podemos decir "diez grandes corredores y que gane el once". "Es una carrera de un día en unos Juegos y además hará calor, y eso va a influir mucho", dice.