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Phelps vuelve a perder, pero se convierte en el mejor olímpico de la historia
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LA CHINA YE SIGUE GANANDO PERO SE VUELVE HUMANA Y SÓLO BATE EL RECORD OLÍMPICO

Phelps vuelve a perder, pero se convierte en el mejor olímpico de la historia

Michael Phelps tiene desde ayer 19 medallas, más que nadie en la historia de los Juegos, pero ese paso al olímpo quedó en un segundo plano

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Phelps vuelve a perder, pero se convierte en el mejor olímpico de la historia

Michael Phelps tiene desde ayer 19 medallas, más que nadie en la historia de los Juegos, pero ese paso al olímpo quedó en un segundo plano por su nueva derrota olímpica, en este caso en los 200 mariposa ante el sudafricano Chad Le Clos. El norteamericano dejó atrás a la gimnasta rusa Latynina, que con 18 era la que más perseas había acaparado en la historia de los Juegos. Minutos después se vengó con el triunfo en los 4x200 libres, cerrando el relevo y aunque el francés Agnel, hasta el momento triunfador de la piscina londinense, le recortó la mucha ventaja (80 centésimas) con la que Berens le entregó el relevo, ya puede presumir de morder el oro en Londres. Lo celebró como nunca. En las tres pruebas precedentes no lo pudo hacer. Se le notaba feliz y más cuando media hora antes había sido derrotado.

Phelps no es el de antes. Lo dicen los números, lo dice el podio y el color de sus medallas. Brillan menos que antes. Ayer la piscina del centro acuático de Londres volvió a asistir a una nueva derrota del otrora invencible norteamericano. Lo sorprendente es que llegó tras dominar la prueba de principio hasta la última brazada. El albatros reaparecía, pero al final, a última hora, las alas se le encogieron, menguaron.

Su postrero estirón, ese que tantas medallas le ha dado en los últimos años, falló. No tocó pared, calculo mal y Le Clos se aprovechó para plantar su mano y arrebatarle el oro por 5 centésimas, siendo el bronce para el japonés Matsuda a 25 centésimas. Todos los pasos intermedios tuvieron al de las barras y estrellas como protagonista, pero el último, el definitivo, cambió de dueño. El tiempo del sudafricano, 1:52.96, le permite colocarse como el tercer nadador más rápido de la historia de los 200 mariposa. Sus 20 años, las lágrimas y la pelea hasta el último suspiro de la prueba, invitan a pensar que ha nacido una nueva estrella.

El día, antes de que Estados Unidos cerrara la jornada doblegando a Francia y China en el relevo largo, sirvió para demostrar que Ye Shiwen ha bajado a la tierra, mejor dicho al agua, tras su paseo por el cielo del 400 estilos. La china, que batió el récord del mundo y superó a Lochte en los últimos 50 metros de la misma prueba, sufrió para ganar el 200 estilos. Su piscina final se quedó lejos a lo hecho el pasado domingo. Pasó de 28.93 a 29.52, llevándose el oro y batiendo el récord olímpico con un tiempo de 2:07.57.  La australiana Coutts y la norteamericana Leverenz completaron el podio de una cerrada carrera.

Antes, un 'pollo cubano', así le llaman, se coló en la elite de la natación. Hanser García, un fiel representante del régimen de Fidel Castro asoma la cabeza y lo hace en la que para muchos es la prueba reina, los 100 metros estilo libre. El caribeño nadará la final de hoy (ayer batió el récord de su país) y lo hará con el mejor tercer tiempo. El régimen le ha prometido el oro en caso de que no lo pueda lograr en la cita ante Cielo, Agnel, Magnussen y Adrian. La revolución es suya, tal y como confirma su popularidad en toda Cuba.

Michael Phelps tiene desde ayer 19 medallas, más que nadie en la historia de los Juegos, pero ese paso al olímpo quedó en un segundo plano por su nueva derrota olímpica, en este caso en los 200 mariposa ante el sudafricano Chad Le Clos. El norteamericano dejó atrás a la gimnasta rusa Latynina, que con 18 era la que más perseas había acaparado en la historia de los Juegos. Minutos después se vengó con el triunfo en los 4x200 libres, cerrando el relevo y aunque el francés Agnel, hasta el momento triunfador de la piscina londinense, le recortó la mucha ventaja (80 centésimas) con la que Berens le entregó el relevo, ya puede presumir de morder el oro en Londres. Lo celebró como nunca. En las tres pruebas precedentes no lo pudo hacer. Se le notaba feliz y más cuando media hora antes había sido derrotado.

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