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La sonrisa de Sergio García demuestra que Europa está volando en la Ryder Cup
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Europa se adelanta 8-4 a estados unidos

La sonrisa de Sergio García demuestra que Europa está volando en la Ryder Cup

Sergio García y Rory McIlroy abrieron el camino a los europeos, que consiguieron tres puntos más en la jornada matinal. Solo Jon Rahm, acompañado por Poulter, no ganó su partido

Foto: Sergio García celebra un punto en la Ryder. (Reuters)
Sergio García celebra un punto en la Ryder. (Reuters)

Es que se transforma, y no porque en el circuito sea un jugador malo -aunque este año lo haya parecido-, sino porque es que en la Ryder, Sergio García, es una bestia. Puede no llegar bien a la cita, puede generar dudas para los aficionados, pero cuando Bjorn escribió su nombre en la lista de seleccionados sabía lo que se hacía. García le iba a dar ímpetu, liderazgo y entrega, eso seguro. Luego resulto que también le iba a dar mucho golf, que en los dos primeros partidos que jugó lo hizo a gran nivel y le dio dos puntos al equipo europeo. Se quedó así a medio punto más de ser el mejor europeo de siempre en esta competición, que no es poco decir.

Hasta ha recuperado la sonrisa. Sergio tiene carácter y, además, en esta jornada de sábado, se encontró con otro de esos colosos del equipo europeo, Rory McIlroy. Bjorn confió en que los dos combinasen bien. Acertó. Primero fue el norirlandés quien empezó caliente, embocando todo, rascándole 'birdies' al campo. Ellos, que son una pareja fortísima, abrían la mañana contra Koepka y Finau, un dúo que suena muy bien, y muy potente, pero que a la hora de la verdad, como le está ocurriendo a todo el equipo yanqui, se están estrellando.

Foto: García y Noren ríen en su vuelta perfecta. (EFE)

Llegaron los europeos con cuatro hoyos de ventaja al octavo, tanto que parecía coser y cantar lo que quedaba. Pero no iba a ser así, Koepka y Finay despertaron, fueron poco a poco remontando y ganaron tres hoyos seguidos, del 14 al 16. Abrieron la puerta a un partido que creían perdido, pero justo en ese momento, cuando más se necesitaba, apareció el mejor Sergio García. Rory jugaba para hacer el par, para empatar el hoyo, que podría valer. Su intención, además, era relajar a García, mostrarle que podía fallar porque él iba a lograr las tablas. El de Castellón, tranquilo como estaba, se marcó un sensacional 'putt' largo para cerrar el duelo. Movió su brazo derecho, juntó su puño con el de McIlroy. Acababa de hacer otra excelente vuelta y ayudaba así un poco más a que sus rivales, los estadunidenses, cayesen en depresión. Era el inicio de otra jornada aciaga para los americanos, que al paso que van llevan camino de necesitar un milagro dominical para retener la copa.

La llama que encendieron Sergio y Rory fue después portada, y de qué manera, por todos sus compañeros. Tras ellos salieron Hatton y Casey, dos ingleses que el primer día no habían logrado su punto pero que aprendieron de sobra de sus errores. Como había pasado poco antes, desde los primeros hoyos le demostraron a sus rivales que tenían intención de pasear tranquilos por Le Golf National. Y eso que sus rivales eran Dustin Johnson y Rickie Fowler, el número uno del mundo actualmente y un jugador de consistente grandeza, el mejor jugador en activo sin ganar un grande, ahora que Sergio García se quitó ese sambenito el año pasado.

Casey se ha pasado años sin ir a la Ryder. Renunció para jugar exclusivamente en el circuito americano, que es el que tiene el dinero. Cuando Bjorn llegó a la capitanía, se puso la vuelta del inglés como uno de sus objetivos. Tuvo que convencerle, recordarle que en el golf la Ryder es especial y que difícilmente encontrará una competición en su vida que le de más satisfacciones que esta semana de camaradería y focos. Él tiró del grupo en este sábado, ganando con su palo tres de los seis primeros hoyos y logrando así una ventaja decisiva contra una pareja que, por brillante que fuese, no tenía capacidad para ponerse a la altura.

placeholder Golf - 2018 Ryder Cup at Le Golf National - Guyancourt, France - September 29, 2018 - Team Europe's Jon Rahm reacts during the Fourballs REUTERS Carl Recine
Golf - 2018 Ryder Cup at Le Golf National - Guyancourt, France - September 29, 2018 - Team Europe's Jon Rahm reacts during the Fourballs REUTERS Carl Recine

Las lecciones de Molinari

El fin de semana, en todo caso, parece construido para la leyenda de Fleetwood y Molinari. Se encontraron de nuevo contra Tiger Woods y les hicieron lo mismo que les habían hecho en todas las ocasiones previas: arrasarles. Cuatro hoyos arriba antes de jugarse los tres últimos. Woods va a soñar con el italiano, que se ha pasado los dos primeros días de la competición proyectándose como el mejor jugador europeo del momento. Fleetwood, novato, ha ganado sus tres primeros encuentros, como ya hiciera en su momento García en 1999. Es un novato atípico, porque ciertamente es joven, pero el año pasado ya demostró que es parte de la nobleza de este deporte ganando el circuito europeo.

De una mañana casi perfecta, los europeos solo echaron en falta a Jon Rahm. Se espera mucho de él, pero por el momento no ha hecho más que perder. Le emparejaron con Ian Poulter, leyenda de la competición y, como él, no de esos jugadores bravos y gestuales que tanto se valoran en esta competición. El inglés estuvo a la altura, pero no se vio acompañado del todo por Rahm, que no está encontrando en Francia su mejor juego. Es cierto también que les tocó bailar con la más fea, pues enfrente tenían a Justin Thomas y Jordan Spieth, y eso son palabras mayores. Amigos, ganadores de grandes, jóvenes y tremendos jugadores de golf. Fueron a remolque en todo momento, y aunque los europeos se buscaron sus opciones, terminaron sucumbiendo.

Foto: Sergio García y Jon Rahm, en la presentación de la Ryder. (EFE)

La cosa quedó en ocho puntos para los europeos por solo cuatro para los estadounidenses antes de que empezase la jornada de la tarde. En ella estará Sergio, pero no Rahm, que no ha encontrado sitio en ninguno de los emparejamientos de foursome, donde la experiencia es incluso más importante que normalmente. Los europeos llevan una ventaja clara y ya solo necesitan seis puntos y medio para llevarse el torneo. Las oportunidades son muchas, y sorprende.

Sorprende porque hace unos meses, antes de que Molinari ganase el Open, el runrún en el mundo del golf es que ningún europeo estaba a la altura de la competición. Luego fue subiendo la moral de la tropa, pero más allá de eso, de la calidad de los jugadores, hay que pensar en la Ryder en sí. Conocen mejor el campo, todos ha jugado en Le Golf National. Bjorn, además, ha colocado un campo perfecto para ellos, con los greenes duros y las calles ajustadas. Pensando en que los suyos son menos potentes, pero más precisos. El danés ha preparado un campo para convertirse en un infierno para los americanos y, por el momento, está acertando a la perfección. Queda mucho, hay 16 puntos más en juego, pero por el momento el danés puede ir a dormir tranquilo.

Es que se transforma, y no porque en el circuito sea un jugador malo -aunque este año lo haya parecido-, sino porque es que en la Ryder, Sergio García, es una bestia. Puede no llegar bien a la cita, puede generar dudas para los aficionados, pero cuando Bjorn escribió su nombre en la lista de seleccionados sabía lo que se hacía. García le iba a dar ímpetu, liderazgo y entrega, eso seguro. Luego resulto que también le iba a dar mucho golf, que en los dos primeros partidos que jugó lo hizo a gran nivel y le dio dos puntos al equipo europeo. Se quedó así a medio punto más de ser el mejor europeo de siempre en esta competición, que no es poco decir.

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