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Jon Rahm aprende a suprimir la cólera que le lleva a maltratar a sus palos
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la próxima semana competirá en augusta

Jon Rahm aprende a suprimir la cólera que le lleva a maltratar a sus palos

El golfista, uno de los mejores del mundo, en ocasiones pierde los nervios y lo paga con el material. Saber concentrarse en los momentos de tensión es una de las pocas asignaturas pendientes

Foto: Jon Rahm, en un torneo reciente. (EFE)
Jon Rahm, en un torneo reciente. (EFE)

Los golfistas profesionales tienen su trabajo en el gimnasio, donde se les espera a diario para que los músculos se entonen. Son comunes las lesiones de espaldas, porque el 'swing' no es exactamente un movimiento natural del cuerpo. Lo fuerza, lo exprime y para eso hay que tener un físico que soporte esas fuerzas. También pasan muchas horas a la semana en los campos, por descontado. Es un deporte que premia la finura, el control total de cada golpe. No es tanto la fuerza bruta como el control de esa potencia.

Esto, lo obvio, no es suficiente. El deporte profesional depende, cada vez más, de la mente, y uno que se decide invariablemente por detalles, como es el golf, más todavía. Jon Rahm es un excelente golfista, está llegando a todas sus metas mucho antes que cualquier otro profesional, probablemente por delante del calendario que él mismo tenía previsto. Le faltan cosas, por supuesto, y no es la menos importante de todas ellas aprender a controlar un poco mejor sus emociones.

Foto: Jon Rahm ganó su primero torneo como profesional en enero. (USA TODAY Sports)

En su historial, corto aún por imperativo de la edad, hay demasiados episodios en los que se evidencia que a veces le puede el demonio interior. En el US Open del año pasado, por ejemplo, cogió su palo 'wedge' y empezó a golpear el suelo con él. También tiró el rastrillo utilizado para nivelar los 'bunkers' después de un mal golpe. Y esta temporada también se le ha visto tomarla con su material deportivo en varias ocasiones en Phoenix después de algunos fallos.

Él mismo reconoce que está trabajando en ellos. "En muchas ocasiones me siento fatal por lo que hago, necesito aprender a mejorar en esto", explicaba hace unos días el golfista de Barrika. "Es un trabajo en progreso. Mucha gente os puede decir, especialmente mi entrenador en la universidad, que me conoce muy bien, que he mejorado mucho en eso en los últimos seis años", narraba a principios de este mes en una entrevista.

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Mar 1, 2018; Mexico City, MEX; Jon Rahm hits from the 11th tee during the first round of the WGC - Mexico Championship golf tournament at Club de Golf Chapultepec. Mandatory Credit: Orlando Ramirez-USA TODAY Sports

Aprender a ganar en grande

"Así que solo espero que mejore más todavía, hasta el punto de que deje de ser algo en lo que me tenga que preocupar". Ese es el objetivo final, más allá de poner parches encontrar la calma que le permita enfocar mejor su juego. Con el historial que tiene a sus 23 años es difícil ponerle un reproche a Rahm, más bien al contrario, pero un jugador como él, con las aspiraciones desbocadas, tiene que encontrar también la manera de que la psicología le ayude, no le dificulte. El de Barrika es muy fuerte mentalmente, lo ha demostrado en diversas ocasiones, todo el proceso por el que está pasando no es sencillo, pero dentro de una mentalidad ganadora hay algún punto un poco oscuro en lo que se refiere a la gestión de las emociones.

La pasada temporada se le notó en algunos torneos, y no es casualidad que fuesen precisamente los que él, probablemente, encaró con más ilusión. Los cuatro grandes y Valderrama. Que el objetivo final es brillar en el Masters, el US Open, el British y la PGA no se le escapa a nadie. No fue el caso para Jon, que combinó algunas jornadas brillantes con fallos importantes en otros días. En un golfista con un juego tan estable como el suyo, que es difícil verle caer en las clasificaciones, fue de algún modo sorprendente que no entrase entre los 20 mejores en ninguno de ellos. Ni siquiera hizo el corte en el US Open, como le pasaría posteriormente en Valderrama, donde le pesó jugar en casa y ser el centro absoluto de la atención de todos.

Por poner en contexto, de los 23 torneos en los que participóp solo en dos se quedó sin pasar el corte y ambos tenían una connotación emocional importante para Rahm. Estuvo en el top-25 en 14 de esos 23, pero ninguno de ellos fue un 'major'. No deja de ser una cuestión menor, el número 3 del mundo antes o después aprenderá a enfrentar este tipo de torneos de otro modo y, en condiciones normales, estará en disposición de aspirar a hacer cosas grandes. El golf es un deporte que premia la experiencia y de eso Rahm no tiene. Son muy escasos, casi nulos, los golfistas que han logrado ganar un grande en su primer intento. La evolución, en ese sentido, es normal.

La temporada 2018, casi recién comenzada, espera con grandes cosas para Rahm. Ya han empezado, de hecho, pues venció en enero en el CareerBuilder Challenge. Una semana antes había sido segundo en Sentry. En las últimas fechas ha sido algo menos brillante, fue eliminado en la fase de grupos del mundial Match Play hace solo unos días, pero todavía se mantiene realizando buenos resultados allá donde va, como su posición 11 en Phoenix.

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Jan 27, 2018; San Diego, CA, USA; Jon Rahm plays his shot from the third tee during the third round of the Farmers Insurance Open golf tournament at Torrey Pines Municipal Golf Course - South Co. Mandatory Credit: Orlando Ramirez-USA TODAY Sports

La vista puesta en Augusta

Rahm ya piensa en el Masters de Augusta, que es la próxima semana. Al terminar su participación en el mundial Match Play, donde el año pasado fue campeón pero en este no ha logrado un buen resultado, se marchó a la casa de su 'caddie', Adam Hayes, a dos horas y media del complejo Augusta National, el único que repite todos los años como sede de unos grandes. El lugar en el que el año pasado venció Sergio García. El espacio en el que tres españoles han logrado una chaqueta verde. El sitio en el que Rahm busca ahora su primer gran golpe en la mesa.

Es una semana de tranquilidad en la que se remata la preparación física para llegar preparado a la primera gran cita de la temporada, esa que finalmente hará del campeón alguien con un peso en la historia del golf de un modo que no consigue ningún otro tipo de torneo. Incluso dentro de los grandes, Augusta es especial, quizá solo equiparable al British Open, porque las islas tienen esas cosas.

En estas semanas también está experimentando sutiles cambios en parcelas específicas de su juego. El detalle como objetivo, él mismo lo comentaba en su blog, alojado en la página web Ten-golf. "Estoy buscando un objetivo muy concreto. Quiero mejorar la conexión entre mis abdominales y mis caderas, algo para lo que también son muy importantes los glúteos. Ahí estoy centrando mi trabajo. Hay veces en que todo esto no se encuentra alineado y es cuando tengo algunos problemas desde el tee. Así las cosas, con el plan de trabajo que me he puesto en estas semanas la idea es experimentar un cambio físico notable. Espero que se puedan ver los resultados pronto", explica.

Foto: Jon Rahm ha ganado un torneo en 2018. (USA TODAY Sports)

Pero no es solo eso, él mismo destaca que el desarrollo mental, tan importante. "Estoy aprendiendo mucho sobre mí mismo, prácticamente cada semana, sobre mi físico y también sobre mi cabeza", remarca el vasco. Por el camino, su carrera va avanzando. No solo en el campo, que es obvio, también fuera. Hace unos días estrenó página web, que hasta hace poco no existía. Y ya es una de las caras conocidas de Adidas, que ha desvelado la equipación con la que participará en Augusta como solo hace con sus estrellas Sergio García y Dustin Johnson. Predominante verde, claro.

Rahm está atento, expectante. Llega la primavera y, con ella, los torneos que distinguen a los mejores de quienes no lo son. El de Barrika tiene objetivos ambiciosos, es lo lógico si se tiene en cuenta su talento. Solo queda que sea capaz de convertir todo eso en gloria en los momentos cumbre.

Los golfistas profesionales tienen su trabajo en el gimnasio, donde se les espera a diario para que los músculos se entonen. Son comunes las lesiones de espaldas, porque el 'swing' no es exactamente un movimiento natural del cuerpo. Lo fuerza, lo exprime y para eso hay que tener un físico que soporte esas fuerzas. También pasan muchas horas a la semana en los campos, por descontado. Es un deporte que premia la finura, el control total de cada golpe. No es tanto la fuerza bruta como el control de esa potencia.

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