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Jon Rahm sigue mejorando en el golf pero nunca volverá a jugar al tenis con su novia
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venció en el CareerBuilder Challenge

Jon Rahm sigue mejorando en el golf pero nunca volverá a jugar al tenis con su novia

Ha ganado esta semana su cuarto torneo como profesional y ha alcanzado la segunda plaza en el 'ranking'. Su extrema competitividad y su destreza sorprendieron a Kelley Cahill, que prefiere no jugar con él

Foto: Jon Rahm, junto a su novia, Kelley Cahill. (Reuters)
Jon Rahm, junto a su novia, Kelley Cahill. (Reuters)

Kelley Cahill, novia de Jon Rahm, tiró la raqueta al suelo y salió de la pista con un evidente enfado. Sus planes no habían salido como esperaba. Ella, que había jugado toda su vida al tenis y de niña había competido en campeonatos nacionales, creía que con un partido podía demostrarle a su novio que no era el único deportista de la casa. De algún modo, quería bajarle del pedestal y decirle que ella también era muy buena deportista. Lo que no esperaba es que de Rahm saliese una derecha durísima y algunos saques directos que la iban a dejar en cuadro. "Era muy bueno, estuve un par de días muy enfadada", explica ahora Cahill en el 'The San Diego Tribune'.

"Ella es mucho mejor jugadora que yo, pero fue divertido ver aquello", explica Rahm. "Aprendió la lección, yo no me dejo ganar fácilmente, me gustan los deportes y todo lo que tenga que ver con las manos lo suelo hacer bien. No se esperaba eso". Hay, en todo caso, un factor más que explica que el vizcaíno saliese a la pista como si fuese una final de Grand Slam más que un partido de pareja. "Soy extremadamente, extremadamente, extremadamente competitivo". Y eso, entre otras muchas cosas, es un modo breve de explicar por qué ya es un jugador de éxito, ni más ni menos que el número dos del mundo, y por qué las expectativas se disparan cuando se piensa en lo que puede ser su carrera.

Foto: Jon Rahm ganó su primero torneo como profesional en enero. (USA TODAY Sports)

Rahm, lejos de la jabalina

No han vuelto a jugar al tenis juntos, no vaya a ser. Es más, en una decisión por el bien de la pareja también se ha decidido que Rahm no se acerque nunca a una jabalina. Tiene una explicación también: Cahill en su época universitaria, cuando conoció al golfista, era atleta y lanzaba la jabalina. Prefiere que su novio no pruebe su talento y asumir que ella, en ese deporte, es mejor que él. Un pequeño acuerdo de pareja.

Rahm no se dedicará al tenis porque bastante tiene con ser uno de los mejores golfistas del planeta. El segundo mejor, según las clasificaciones más recientes. Su juego empieza a tener esa fuerza de las cosas irresistibles y solo Dustin Johnson, que hoy en día parece por encima del resto, le eclipsa en el panorama mundial. Vale con reflejar lo que ha pasado en los últimos tres torneos, Rahm ha ganado dos de ellos y en el otro, en Maui, fue segundo solo por debajo del número uno. "Yo gané el juego de los mortales", bromeaba esta semana el español sobre ese fin de semana en el que DJ logró casi todo.

Foto: Novak Djokovic tras perder con Chung. (EFE)

La victoria en el CareerBuilder Challenge, en La Quinta, da más datos del golfista que Rahm puede llegar a ser. Primero, porque ha sido capaz de no estar muy atinado en uno de sus puntos fuertes y, a pesar de todo, sacar adelante el mejor resultado posible. Lo que ocurrió en los pares cinco del último día es poco corriente. No fue capaz de hacer un 'birdie' en ninguno de ellos, y eso que Rahm es un excelente pegador y es muy capaz de recortarle ventaja al campo en ese tipo de lances. Es más, en todos los pares cinco de los tres primeros días de competición había conseguido estar por debajo de par: 12 hoyos, 11 'birdiies' y un 'eagle'. El domingo se le resistieron.

"Si antes de empezar me dices que voy a hacer estos 'drives' en los pares cinco, quedándome lejos del hoyo, y a pesar de todo voy a ganar, no me lo creo", expresaba el vizcaíno tras su victoria. "Es más, si me dices que no voy a tener ni un solo 'putt' de menos de 10 pies en esos hoyos, tampoco te hubiese creído". A pesar de todo, ganó, aunque es cierto que para ello necesitó un desempate con Andrew Landry del que salió victorioso.

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El desempate

Y el desempate fue largo. Primero fueron dos veces al hoyo 18, un par cuatro, y ambos jugadores rescataron el par. Se movieron al hoyo 10, a ver si en ese cambiaban las tornas, y lo mismo, dos pares que empataban todo de nuevo. Una vez más viajaron al último punto del recorrido y ahí, por fin, pudo imponerse Rahm con un 'birdie' que su rival no pudo igualar. "Cuando volvimos al 18 yo estaba convencido de que era el último que íbamos a jugar". Empezaba a caer la noche y era, probablemente, el final del día para los dos jugadores. "No quería volver mañana a jugar de nuevo", contaba Rahm.

"De momento este año solo he perdido contra Superman", decía entre risas tras el partido. Él mismo ya empieza a parecerse a un superhéroe. Su crecimiento es meteórico, hace solo un año estaba en el puesto 137º del mundo y todavía no había ganado un torneo profesional. En realidad prácticamente no había disputado torneos profesionales. Pero llegó el Farmers Insurance Open, que se disputa en Torrey Pines, y ganó su primer torneo.

A esa victoria, la primera y quizá por el momento la más llamativa, aún le sigue dando vueltas. Un 'putt' tremendo en el último hoyo le catapultó a la gloria. "Lo ve una y otra vez, siempre lo está viendo en YouTube, está como obsesionado con él, y prometo que cada vez que lo ve parece sorprenderse de que entre", explica su novia. "Me pareció que aquel golpe duraba como 35 minutos hasta que se metía, era a cámara lenta. Después de aquello no recuerdo nada, me bloqueé, no recuerdo si grité o si fui a por mi bola, solo me acuerdo de caminar hasta mi 'caddie", rememora un año después.

Foto: Jon Rahm, en un torneo reciente. (EFE)
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"He conseguido cosas que no pensaba que iba a hacer tan pronto. No estaban ni cerca de ser objetivos. Ganar un torneo, tener opciones de ganar la FedEx Cup, igual sí, pero estar entre los 10 mejores del mundo no se me pasaba por la cabeza, y entre los cinco primeros era algo que pensaba que no haría hasta dos o tres años más tarde, porque sé lo duro que es lograrlo", contaba estos días en 'Golfworld'.

Y, viendo la manera en que rebosa sus propias expectativas, es lógico pensar en las metas siguientes. "Prefiero no contarlas, pero una de las cosas que sí digo es que me gustaría estar compitiendo por un grande, aunque sea por ver cómo se siente uno. No vas a ganar los primeros que disputes, eso es muy difícil, no lo han conseguido ni Jordan [Spieth] ni siquiera Tiger [Woods]". El español señala que, quizá, las expectativas estaban demasiado altas en los grandes del año pasado, fundamentalmente porque las semanas previas siempre había conseguido algún buen resultado que le había empujado en las apuestas.

Kelley Cahill, novia de Jon Rahm, tiró la raqueta al suelo y salió de la pista con un evidente enfado. Sus planes no habían salido como esperaba. Ella, que había jugado toda su vida al tenis y de niña había competido en campeonatos nacionales, creía que con un partido podía demostrarle a su novio que no era el único deportista de la casa. De algún modo, quería bajarle del pedestal y decirle que ella también era muy buena deportista. Lo que no esperaba es que de Rahm saliese una derecha durísima y algunos saques directos que la iban a dejar en cuadro. "Era muy bueno, estuve un par de días muy enfadada", explica ahora Cahill en el 'The San Diego Tribune'.

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