Carlota tira un misil en la Solheim Cup: Europa domina con protagonismo español

Un golpe único. Un momento sublime. Una bola que entra llorando. Un efecto de retroceso lento, suave, melódico, acompasado. Una frase. Un gesto. Una lágrima. Cada Solheim Cup se recuerda por un instante al que su historia irá ligada para siempre. Carlota Ciganda tiene desde este viernes muchas papeletas de quedar para los restos en el recuerdo de esta Solheim Cup. Aún es pronto y habrá que ver cómo acaba y qué otras cosas suceden en los dos días que restan de competición, pero lo cierto es que la navarra ha puesto el listón de las gestas muy alto.

Carlota hacía dos en el hoyo 17 embocando desde la calle, a 130 metros del hoyo. El golpe en sí es un prodigio, pero su significado lo coloca muy cerca del olimpo de los grandes golpes de esta competición. El escalón que le queda para ganarse el sitio tendrá que refrendarlo este sábado ganando el partido, o al menos arrancando el empate. De lo contrario, se quedará a medias.

De momento, nadie le podrá quitar ya la enorme sensación de ver cómo un campo de golf retumba al unísono con un golpe. El eagle de Ciganda servía además para empatar el partido de fourballs frente a Cristie Kerr y Lexi Thompson, la pareja portaaviones de este equipo de Estados Unidos. Tal fue su chasco al ver el golpe de Carlota que ni se acordaron de felicitarla, una norma común en este tipo de golpes. La navarra lo entiende y no se lo tiene en cuenta. Más feo fue su gesto en el tee del hoyo 18. Lexi y Kerr ni se acercaron a Carlota y Melissa Reid, su compañera de juego en el fourballs (mejor bola) para decirles que no jugaban más. La noche se había echado encima del recorrido St. Leon-Rot de Alemania, pero en el tee del hoyo 16 había decidido entre todas que acabarían el partido. Entre esa charla y lo que ocurrió en el tee del hoyo 18 pasaron dos cosas: un birdie sublime de Reid para colocarse a uno y el citado golpe único de Carlota en el 17. Kerr y Lexi decidieron que no se veía y que no se jugaba más y se marcharon en un buggie si ni siquiera dar las buenas noches.

El golpe ha quedado ya grabado en la memoria. Lleva el sello de Carlota, aunque también hay que poner la firma de su caddie, Javi Urquizu. Que sí, que el golf es un deporte de equipo. “Voy a pegar el pitch”, comentó Carlota sobre su bola en la calle del hoyo 17. “No, Carlota, pega mejor el 9, no te preocupes, tienes sitio por detrás y la pelota va a volver. Pega con todo”, apuntó el pequeño de los Urquizu, una sensacional saga de caddies españoles. Y vaya si volvió. Mansa y educada. Como le pidió Javi. Hasta el centro del hoyo. “Es el mejor golpe de mi vida, no sólo por el golpe en sí, sino por lo que significa, hacerlo en una Solheim, ante Lexi Thompson y Cristie Kerr, dos de las mejores del mundo, y encima para empatar el partido... ¡Buah! Me encanta el match play, me encanta ganar, quiero ganar”, afirmó emocionada.

El golpe de Carlota consiguió agravar el ya de por sí amargo sabor de la tarde de fourballs para las americanas. Después de empatar los foursomes (2-2) por la mañana, la siguiente sesión se tiñó por completo de azul. Los dos puntos que se pudieron acabar cayeron del lado europeo y de los dos que están pendientes, en uno gana Europa y en otro marchan empate. La capitana americana, Juli Inkster, está preocupada, pero no dudó en felicitar a Carlota por su golpe cuando se cruzaron en la sala de prensa.

Europa domina por 4-2, aunque todavía no ha terminado la jornada de fourballs y pueden pasar muchas cosas. El juego regresa el sábado a las 7.45 y se espera que la segunda ronda de foursomes pueda empezar a las 9.15. En los partidos de la mañana, Azahara Muñoz perdió su partido, precisamente ante Lexi Thompson y Cristie Kerr. Lo perdió en el hoyo 17, en el mismo lugar donde Carlota Ciganda pegó su golpe único. No hay mejor manera de vengar a una buena amiga.

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