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El Real Zaragoza se acerca a Primera a base de orgullo y tesón aragonés
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LOS CAMBIOS DE POPOVIC FUERON CLAVE

El Real Zaragoza se acerca a Primera a base de orgullo y tesón aragonés

Tras su victoria ante Las Palmas (3-1), el Real Zaragoza sueña con Primera con precaución. Lo único que ha hecho ha sido llevarse el primer tiempo de la final más importante de los últimos tiempos

Foto: Pedro celebra el gol marcado ante el UD Las Palmas (Efe).
Pedro celebra el gol marcado ante el UD Las Palmas (Efe).

Los cimientos de La Romareda temblaban y las gargantas del zaragocismo rugían, una imagen casi extinguida en la capital aragonesa y que se repitió con la victoria final (3-1). Las Palmas tenía delante a un rival venido a más después de haber firmado una remontada histórica ante el Girona y la intensidad se palpó desde el primer segundo del partido. El Real Zaragoza, igual que su rival, tenía miedo a desarroparse; no era para menos, el último billete para Primera estaba en juego. El conjunto canario fue el primero en golpear con el tanto de Viera, pero los maños fueron capaces de neutralizarlo primero y superarlo después con las dianas de Rico, Pedro y Willian José. Los hombres de Popovic se vinieron arriba y aunque tienen tatuada la palabra precaución, ya se ven un poco más cerca de Primera.

La atmósfera que se respiraba en las gradas del feudo maño llegó hasta el césped. La presión de la afición cayó como una losa sobre un Real Zaragoza que saltó impulsado, puede que demasiado. Las Palmas no se esperaba semejante arreón así que optó por esperar para hacerse con el balón; la estrategia le salió a la perfección porque, poco a poco, se hizo con el control del partido. La clave para ello había que buscarla en el centro del campo: allí, los tres mediapuntas derrochaban movilidad creando peligro. El conjunto canario fue fiel a su estilo buscando a sus hombres importantes, bajando a por el balón porque sí, querían el esférico.

Las Palmas dominaba claramente al Real Zaragoza combinando a placer. Y así llegó el primer golpe de la tarde. En el minuto 19, La Romareda enmudeció con el grave error de Cabrera que se entretuvo en exceso en la salida del balón. Araujo aprovechó el fallo y combinó con David Simon que vio, en segunda instancia, cómo surgía Viera. Y éste no perdonó en el mano a mano con Bono. La presión acompasada de Las Palmas fue tan buena que, incluso, se permitió el lujo de dar tres pases en el área pequeña de los maños que, hasta ese momento, sólo eran capaces de correr tras el esférico.

Popovic y el manejo del banquillo

A partir de ese momento, y repitiendo el guión seguido ante el Valladolid, el conjunto canario entregó el balón a un Zaragoza al que le faltaba una marcha. El equipo de Popovic pedía a gritos un tiempo muerto para resetear porque el gol canario le había hecho demasiado daño. El técnico zaragocista era consciente de ello y tomó una decisión acertada de principio a fin: cambió a Cabrera por Jaime Romero. No era una manera de señalarle por el error en el gol de Viera sino una forma de contener el centro del campo canario y de incrementar los efectivos en el ataque. A pesar de que Las Palmas había dado un paso atrás y había renunciado al esférico, éste no duraba nada en las botas de los jugadores zaragocistas.

Con el descanso a la vuelta de la esquina, el conjunto maño despertó, La Romareda rugió y el partido volvió a animarse. El Real Zaragoza combinaba, cada vez más, en las inmediaciones de Lizoain. Y tanto fue el cántaro a la fuente… que Rico firmó el gol del empate en el 39, minutos donde los tantos tienen un poder psicológico de vital importancia. Tras un córner, el balón fue rechazado y se quedó perdido en el área canaria. Pedro no dio la ocasión por perdida y, en paralelo a la línea de fondo, picó el balón para Rico cabecease. El Real Zaragoza estaba de vuelta y se marchó a los vestuarios con ganas de marcha.

Tras el descanso y la contra inicial de Las Palmas, los hombres dirigidos por Popovic cogieron las riendas y mientras los aficionados terminaban de acomodarse, llegó el segundo tanto maño. En el minuto 2 de la segunda parte y a pierna cambiada, Jaime Romero centró con el exterior. Lizoain hizo lo posible por despejar, pero el balón volvió a quedarse muerto en el área canaria. Willian José (desaparecido hasta ese instante) luchó hasta el final para dar un pase atrás perfecto para la incorporación de Pedro. Éste tuvo que hacer lo más fácil: fusilar la portería de Las Palmas con Lizoain batido en el suelo.

Sufrimiento maño

El partido entró en una dinámica vibrante, la eliminatoria se abrió con ocasiones en las dos áreas. Zaragoza y Las Palmas estaban brindando a los aficionados al fútbol un encuentro precioso, pero el balón tenía acento aragonés. A los canarios no les venía bien la excitación reinante mientras beneficiaba al juego maño, directo y buscando las contras. A pesar de ello, Las Palmas siguió buscando el empate con todo el empeño posible y algo de lentitud, un problema de difícil solución teniendo en cuenta que Paco Herrera no tenía delanteros en el banquillo. El escenario que contemplaba no era el que había imaginado.

El Real Zaragoza mandaba en el marcador, pero el paso del tiempo jugaba en su contra. Popovic apostó por la contención sacando a Basha por Galarreta, pero su equipo sufría. Y lo hacía porque el conjunto canario volvía a apretar haciéndose con el balón: algo es innegable, Las Palmas hace mucho daño cuando el esférico es de su propiedad. En esas estaba el partido cuando el Real Zaragoza dejó de achicar agua para dibujar una contra letal. Javi Álamo galopó desde la derecha y hasta la línea de fondo, centró y William José remató a placer. Acertó Popovic al no sentarle en el banquillo a pesar de tener uno de esos días en los que no le apetece jugar como él sabe. Y es que el tino del serbio en los cambios fue vital: en el tercero había dado paso a Javi Álamo por Eldin.

El derroche físico de los maños era espectacular, aupado por una afición que recordaba a las grandes noches de fútbol vividas en La Romareda y ya casi olvidadas. En la recta final del encuentro tocaba administrar la ventaja mientras los maños buscaban aprovechar sus últimas oportunidades y Las Palmas se desquiciaba. El Real Zaragoza sueña porque se ha ganado el derecho a ello, pero es cauto porque queda la vuelta en Las Palmas el próximo domingo. Lo único que ha hecho ha sido llevarse el primer tiempo de la final más importante de los últimos tiempos. Y no es poco.

Ficha técnica

Real Zaragoza: Bono; Fernández, Vallejo, Mario, Cabrera (Jaime, min.26), Rico; Dorca, Ruiz de Galarreta (Basha, min.60); Pedro, Eldin (Javi Álamo, min.71); y Willian José.

U.D. Las Palmas: Raúl Lizoain; David Simón, David García, Aythami, Ángel López; Hernán (Valerón, min.65), Javi Castellano; Roque Mesa (Asdrúbal, min.77), Jonathan Viera (Momo, min.84), Culio; y Araújo.

Goles: 0-1. min.19. Jonathan Viera; 1-1. min.40. Rico; 2-1. min.48. Pedro; 3-1. min.75. Willian José.

Árbitro: Piñeiro Crespo (Comité Asturiano). Amonestó con tarjeta amarilla a Willian José y Ruiz de Galarreta, por los locales, y a Araújo y Culio por los visitantes.

Incidencias: partido correspondiente a la ida de la eliminatoria por el ascenso a Primera División disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza, que registró un lleno absoluto, 34.500 espectadores.

Los cimientos de La Romareda temblaban y las gargantas del zaragocismo rugían, una imagen casi extinguida en la capital aragonesa y que se repitió con la victoria final (3-1). Las Palmas tenía delante a un rival venido a más después de haber firmado una remontada histórica ante el Girona y la intensidad se palpó desde el primer segundo del partido. El Real Zaragoza, igual que su rival, tenía miedo a desarroparse; no era para menos, el último billete para Primera estaba en juego. El conjunto canario fue el primero en golpear con el tanto de Viera, pero los maños fueron capaces de neutralizarlo primero y superarlo después con las dianas de Rico, Pedro y Willian José. Los hombres de Popovic se vinieron arriba y aunque tienen tatuada la palabra precaución, ya se ven un poco más cerca de Primera.

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