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Dos históricos con la soga al cuello: Murcia y Zaragoza luchan por sobrevivir
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Dos históricos con la soga al cuello: Murcia y Zaragoza luchan por sobrevivir

Los dos clubes, en Segunda División, están al borde del descenso administrativo por tener unas deudas desbordantes que amenazan su futuro inmediato

Foto: El Real Murcia pasó de poder subir a Primera en la promoción, a ser descendido a Segunda B (Cordon Press).
El Real Murcia pasó de poder subir a Primera en la promoción, a ser descendido a Segunda B (Cordon Press).

Acabamos de comenzar el mes de julio, esa época del año en la que todos los clubes del planeta empiezan a perfilar los primeros detalles de lo que será la siguiente temporada futbolística. Es normal que a estas alturas, equipos medianos y pequeños, que basan sus proyectos deportivos en la inmediatez y la fugacidad de los contratos con sus jugadores tengan, en plantilla, un número de futbolistas que probablemente no les daría ni para hacer una alineación. Pero todos conocen en qué división van a jugar para preparar en consecuencia su planificación. ¿Todos saben dónde van a jugar? No, no es del todo cierto. Hay dos equipos, Real Murcia y Real Zaragoza, que todavía tienen dudas sobre si estarán en Segunda o en Segunda B.

El caso más dramático es, sin duda, el del club maño, que no sólo tiene una amenaza de la LFP de descenso administrativo sobre sus hombros sino que se encuentra inmerso en un proceso de venta del club que no parece tener fin. Para comenzar a hablar de la situación zaragocista hay que remontarse al momento de la transacción entre Agapito Iglesias, anterior máximo accionista del club, a ocho empresarios, nuevos propietarios. Ese intercambio del paquete mayoritario de acciones se confirmó a inicios de junio, y Agapito se vio obligado a hacer entrega del valor de sus acciones, unos 9’8 millones de euros, al juez que instruye el caso Plaza.

Pero esa venta no detuvo los problemas de Zaragoza, en todo caso los aumentó considerablemente. Esos ocho nuevos propietarios son siete aragoneses y un inversor inglés, que en principio iban a aportar un capital de ocho millones de euros para salvar al club no sólo del descenso, sino para hacerlo un aspirante al ascenso a Primera. Pero finalmente han resultado ser más unos comisionistas que venían a hacer dinero con la desgracia del club que los salvadores que anunciaron. Desde que entraron al Zaragoza, volvieron a poner en venta las acciones del club y hasta la fecha, sigue sin haber un presidente ni un máximo mandatario.

Esa figura quería ejercerla Kadir Sheikh, un magnate pakistaní que se unió a un grupo de zaragocistas liderado por un ídolo de la grada maña, como Nayim, y que prometía un proyecto absolutamente salvador, pero cuya solvencia real se puso desde el primer momento en entredicho. El grupo propietario quiso saber las opciones de Sheikh y esta misma semana se reunieron con él para conocer de primera mano su proyecto. Pero finalmente, no hubo acuerdo. El club le reclama que no ha entregado para su análisis “el cheque y los avales que en varias ocasiones ha venido mostrando a la opinión pública como suficientes y disponibles para garantizar la salvación del Real Zaragoza”, algo desmentido por el asiático que asegura que Javier Lasheras, líder de la coalición propietaria, tenía “todas las garantías de que yo invertía el dinero para el Zaragoza”.

Ese desacuerdo ha llevado a Kadir Sheikh, Nayim y todo su grupo a retirar la oferta de compra del club maño por “cansancio y desilusión” por la negativa de Lasheras a llegar a un acuerdo, lo cual era “su actitud desde el principio”. Para Nayim, “han cambiado las acciones, cada uno sabe quién las tiene, pero personalmente creo que de dueño no se ha cambiado”, hablando en referencia a Agapito Iglesias, que según el exjugador ceutí, sigue siendo el dueño del club en la sombra. “Estoy triste y decepcionado por no lograr el objetivo de que el club siga adelante”, dice el jugador que dio con su gol la Recopa de Europa al club en 1995.

Para Javier Tebas, el ‘modus operandi’ del Zaragoza es “frikismo y ahuyenta a la gente seria” y amenaza seriamente al club. “Su situación es complicada. Si no mejoran los requisitos económicos, no estarían en Segunda División. Tienen un mes para mejorar, y si no lo consiguen, no serán inscritos”, afirma el presidente de la Liga de Fútbol. Es decir, que si ya el proceso de compra es complicado, más lo es si cabe el futuro inmediato, sobre todo cuando los propietarios afirman que no pueden “hacer nada más”. No hay calendario de pagos y ahora mismo, el Zaragoza no podría competir en la categoría de plata.

El Real Murcia vive también acuciado desde hace tiempo por Hacienda y por la LFP. Eso sí, si no es tan espectacular como el caso aragonés, sí es muy preocupante. De hecho, ahora mismo, los campos de Cobatillas, el centro de entrenamiento del club grana, están embargados y subastados por el fisco a causa de la enorme deuda que, según el propio Tebas, alcanzaría los 45 millones de euros. Finalmente, no hubo comprador. Incluso, Hacienda iba más allá y amenazaba incluso al Murcia con embargar el derecho de uno que tiene del estadio Nueva Condomina, de propiedad pública.

Y ahí no se queda el embargo al club pimentonero. En los dos últimos partidos de Liga, el Real Murcia se jugaba el primer puesto dentro del playoff y, posteriormente, la vuelta de la semifinal por el ascenso. Ambos fueron las mejores entradas de la temporada, y Hacienda pasó por las taquillas de Nueva Condomina a recoger todo lo recibido por el club. Precisamente, ese ascenso que no se consiguió habría dado al Real Murcia un espaldarazo importante. Idéntica situación con los derechos de televisión. Hasta embargaron el dinero destinado a hacer efectivo el último pago a los jugadores, que hasta la fecha no lo han recibido aún.

Por suerte y por desgracia, el Real Murcia tiene por lo menos dos jugadores jóvenes y con buen cartel en España que podrían dejar un buen pellizco que salvaguarde el futuro del club. Estos son Kike García, que tiene ofertas de muchos equipos de Primera División, y Eddy Silvestre. Por ahora, la directiva presidida por Jesús Samper decidió reducir el valor nominal de las acciones del club para así equipararlo con el patrimonio, que se encuentra en negativo, como medida de urgencia para poder inscribirse en Segunda División el 31 de julio. Samper, de todas formas, es optimista. “Pagamos tarde, pero siempre pagamos”, confirmó en un periódico local hace pocos días, dando por hecho su presencia en Segunda a partir del próximo mes.

Lógicamente, la incógnita sobre su futuro más inmediato convierte la vida de ambos clubes, históricos dentro del fútbol español, en una continua incertidumbre que no beneficia a nadie, ni a los gestores, ni a las instituciones públicas que los ‘juzgan’, ni mucho menos a las aficiones, las más afectadas de largo por la terrible situación que atraviesan desde hace años sus clubes. Esos seguidores, los más fieles, seguirán a sus clubes allá donde vayan, ya sea en Europa o tras un descenso administrativo, pero sin duda son los que menos merecen que sus pasiones se vean tratadas de esta manera tan impropia.

Acabamos de comenzar el mes de julio, esa época del año en la que todos los clubes del planeta empiezan a perfilar los primeros detalles de lo que será la siguiente temporada futbolística. Es normal que a estas alturas, equipos medianos y pequeños, que basan sus proyectos deportivos en la inmediatez y la fugacidad de los contratos con sus jugadores tengan, en plantilla, un número de futbolistas que probablemente no les daría ni para hacer una alineación. Pero todos conocen en qué división van a jugar para preparar en consecuencia su planificación. ¿Todos saben dónde van a jugar? No, no es del todo cierto. Hay dos equipos, Real Murcia y Real Zaragoza, que todavía tienen dudas sobre si estarán en Segunda o en Segunda B.

Real Zaragoza Javier Tebas
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