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Di María, el otro rey albiceleste que lloró en los penaltis (y que Scaloni nunca debió quitar)
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Lo mejor y lo peor

Di María, el otro rey albiceleste que lloró en los penaltis (y que Scaloni nunca debió quitar)

Ángel se perdió la final de Brasil 2014 después de lesionarse en cuartos de final. Este año no jugó cuartos ni semis, pero Scaloni lo colocó como titular para sorprender a Francia

Foto: Messi y Di María celebran el tercer gol de Argentina. (EFE/Friedemann Vogel)
Messi y Di María celebran el tercer gol de Argentina. (EFE/Friedemann Vogel)

Argentina está cargada de problemas, pero durante un par de días, semanas o meses quedarán en el olvido. Ya avisó la ministra de Trabajo de que durante el tiempo que durara el Mundial eso era más importante que reducir la inflación. Ahora habría que preguntarse en qué lugar queda Leo Messi, quizá ungido a una categoría divina tras conseguir su ansiado título.

El partido, cargado de épica y una de las mejores finales que se recuerdan, parecía ganado por Argentina hasta que apareció Kylian Mbappé. Su encuentro había sido errático y había estado desaparecido, pero se erigió como el protagonista en apenas dos minutos. Lo que parecía albiceleste se volvió más bleu que nunca. El fútbol no es un tribunal y no entiende de merecimientos ni de justicia. Pero Messi consiguió finalmente el Mundial con el que tanto soñó en unos penaltis que fueron el epílogo de una épica jornada. Pero en los agradecimientos, hay un nombre que destaca, Ángel di María, el rey albiceleste de la final del Mundial.

placeholder Di María definió a la perfección ante Lloris. (EFE/Yoan Valat)
Di María definió a la perfección ante Lloris. (EFE/Yoan Valat)

Lo mejor: Di María fue la gran sorpresa

Argentina se clasificó a la final de Brasil 2014, pero había un tipo cuya cara denotaba una sensación agridulce. Su país estaba en el último partido, pero él todavía no sabía si podría jugar. Tanto antes del encuentro ante Alemania (1-0) como en el descanso se infiltró a la espera de que Alejandro Sabella le diera la oportunidad. No ocurrió así y su rostro se transformó en un río de lágrimas.

Los deja vu son recurrentes en la vida y tal vez a Di María se le vinieran las mismas sensaciones en Qatar. El Fideo no jugó ni los cuartos ni las semifinales, pero fue el comodín de Lionel Scaloni en la final. Un ángel transformado en el demonio más absoluto para Francia. Hay veces que la línea entre el bien y el mal es excesivamente fina. Fue el mejor del partido para los albicelestes, con permiso de Messi, goleando y provocando el primer tanto. Cuando él se marchó del campo, en un cambio que Scaloni nunca debió hacer, Argentina colapsó y Francia empató. Sus lágrimas de sufrimiento y de alegría durante la tanda de penaltis, historia viva de los Mundiales.

placeholder Messi acaricia la Copa del Mundo. (EFE/Yoan Valat)
Messi acaricia la Copa del Mundo. (EFE/Yoan Valat)

Lo bueno: Messi consigue el título que le faltaba

Parecía que Messi había tirado la toalla tras el enésimo fiasco de Argentina en un Mundial, en Rusia. El plan de Scaloni, a pesar de su interinidad en el cargo, pasó por convencer al astro de regresar a la selección; entre él y su cuerpo técnico lo consiguieron. Y ahora Leo tiene el título más ansiado, y el único que faltaba en su palmarés.

La ambición define a los genios, habitualmente incansables al añadir éxitos a su historial. La victoria en la Copa América el año pasado aumentó el hambre de Messi, que ya había pasado a la historia, pero que quería convertirse en leyenda. Hay una fina línea entre el éxito y el fracaso,impostores entre ellos incluso, aunque esa cuestión la definiera mejor Rudyard Kipling.

Leo se coloca en el nivel de Maradona gracias a este triunfo. Antes del Mundial de Rusia, Diego creía que, por edad, era la última bala de Messi. Esto dijo esto en el libro Mi Mundial. Mi Verdad. "Si le tengo que dar un consejo a Messi para ganar en Rusia, que pude ganar, le diría que unos meses antes del Mundial se dedique solo a la selección. ¿Qué le van a decir si en el Barcelona lo dio todo? Yo no festejo que hayan pasado 30 años y no hayamos vuelto a ganar un Mundial. No. Sería un traidor. Yo quiero una estrella más arriba del escudo". En condiciones normales, Argentina hubiera perdido en la prórroga, pero el tipo que hizo la Mano de Dios -"el más humano de los dioses", según Eduardo Galeano- les estaba echando una mano desde arriba.

placeholder Los franceses, desolados tras perder en penaltis. (EFE/Yoan Valat)
Los franceses, desolados tras perder en penaltis. (EFE/Yoan Valat)

Lo normal: el ida y vuelta de una final

Francia tardó en mostrar sus cartas, como un excelso jugador de póker. Gracias a su esfuerzo final dejó un partido para la historia. A pesar del cansancio, la prórroga fue excelsa y estuvo cargada de ataques hacia un lado y hacia otro. Los galos vieron sangre y fueron a por todas para evitar los penaltis, conscientes de que el as argentino era su portero.

placeholder Emiliano Martínez atajó un penalti. (EFE/Yoan Valat)
Emiliano Martínez atajó un penalti. (EFE/Yoan Valat)

Lo malo: Argentina jugó a ser funambulista

Argentina tenía el partido completamente dominado hasta que llegó el error de Nicolás Otamendi. Mbappé transformó el penalti y a la albiceleste le entraron las dudas. Y el miedo. Luego llegó el segundo de Kylian, cuando sus rivales todavía se miraban las caras para percatarse de que eso era una realidad, y no una pesadilla.

Emiliano Martínez evitó el cuarto gol francés en una de las últimas jugadas del partido, que estuvo sucedida por otra ocasión de Lautaro Martínez. Esa parada, igual que la de Ubaldo Pato Fillol en 1978, fue determinante para que Argentina haya sumado la tercera estrella a su escudo.

placeholder El nivel arbitral en este Mundial ha sido bajo. (EFE/Yoan Valat)
El nivel arbitral en este Mundial ha sido bajo. (EFE/Yoan Valat)

Lo peor: el bajo nivel arbitral

El primer penalti del partido, el que cometió Dembélé sobre Di María, fue muy polémico. En un encuentro como este, no es lógico señalarlo por un contacto tan leve. Luego el árbitro tardó en amonestar en algunas ocasiones y perdonó la roja a Leandro Paredes en la prórroga por una entrada sobre Eduardo Camavinga. Otra de las jugadas que indignó a los franceses fue un contragolpe en el que no dio la ley de la ventaja al final de los 90 minutos.

Argentina está cargada de problemas, pero durante un par de días, semanas o meses quedarán en el olvido. Ya avisó la ministra de Trabajo de que durante el tiempo que durara el Mundial eso era más importante que reducir la inflación. Ahora habría que preguntarse en qué lugar queda Leo Messi, quizá ungido a una categoría divina tras conseguir su ansiado título.

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